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El Hotel Montíboli vuelve a estar operativo y eso solo puede significar una cosa: la temporada vacacional queda oficialmente inaugurada en uno de los mejores enclaves de la costa alicantina. Con más de medio siglo de historia, este cinco estrellas fue el primero en ostentar esa categoría en la provincia, y no es casualidad. En sus muros se respira calma, arte y esa nostalgia de los veranos de antes, cuando la costa era sinónimo de desconexión total. Si estás buscando un destino diferente (y con muchas historias que contar), apunta estas razones para hacer las maletas y (re)conectar.
1. Por su ubicación privilegiada (y su historia de película)
Hay hoteles con vistas al mar y luego está el Hotel Montíboli, que directamente se asoma al Mediterráneo desde lo alto de un acantilado. Y no solo eso, se construyó sobre antiguos torreones defensivos y su arquitectura se funde con el paisaje como si siempre hubiera estado ahí. Las calas de L’Esparrelló y La Caleta, justo al lado, son esas típicas pequeñas playas de postal que parecen sacadas de un catálogo – y que nos parece imposible disfrutarlas en persona, pero que existen –. Y, lo mejor de todo, sin filtros ni multitudes.
Además, si eres fan de la historia de la música, te encantará saber que Paul McCartney eligió este hotel para su retiro tras la disolución de Los Beatles. Tan icónico fue el momento, que próximamente se estrenará un documental sobre ello (y qué mejor manera de disfrutarlo que en el lugar donde sucedieron los hechos con vistas al mar).
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2. Porque sus habitaciones son puro relax (y estrenan estilo Art Decó)
Una escapada es sinónimo de descanso y desconexión, y en eso el Hotel Montíboli es experto. Todas sus habitaciones miran al mar, así que el Mediterráneo será lo primero que veas al despertar. Este año, además, se estrena la renovación de sus habitaciones Art Decó, con una deco inspirada en ese estilo glamuroso y elegante que combina colores suaves, geometrías y un punto muy vintage. Ideal para desconectar y reconectar con lo bonito de la vida – y que, a veces, olvidamos por el ritmo frenético con el que vivimos –.
2. Por su spa a pie de playa (sí, literalmente)
No es lo mismo un masaje con una música relajante de fondo que un masaje con el mar al lado. El spa del Hotel Montíboli está literalmente al borde del agua, y solo por eso ya merece una visita. Circuito termal, tratamientos faciales y corporales, zona de relax… Aquí el bienestar se lo toman muy en serio (y con vistas).
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4. Por sus dos piscinas infinitas al borde del acantilado
Sí, hay playa. Pero también hay dos piscinas que parecen flotar sobre el horizonte. Son esas típicas imágenes que ves en Instagram y que piensas que deben estar en Bali. Pues no, están en Villajoyosa y tienen un punto zen difícil de igualar. Un bañito al atardecer aquí y ya te damos el verano por inaugurado.
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5. Por su cocina, que es otra forma de viajar
En el restaurante Emperador, cada plato es una oda al producto local y a la cocina mediterránea más auténtica. Pero con un giro actualizado que convierte la experiencia en algo memorable. Si lo tuyo es el slow food, las sobremesas largas y los sabores con identidad, aquí vas a disfrutar (mucho) de cada receta. Puedes consultar la carta aquí, pero te avisamos: vas a salivar. ¿Nuestro favorito? Este bacalao con gazpachuelo, coliflor, caviar y migas del masero.