La comarca burgalesa de Las Merindades alberga algunos de los paisajes más espectaculares de la provincia, con escarpadas montañas, desfiladeros de vértigo, extensos páramos, bosques autóctonos y pueblos preciosos con cascadas espectaculares, como Orbaneja del Castillo. Más fotogénico no puede ser, pues se sitúa en una colina escalonada con sus viejas y empinadas calles formando un armonioso conjunto rural de arquitectura popular y el sonido ambiental de la poderosa cascada que brota en la Cueva del Agua y se precipita por el caserío dividiéndolo en dos.
Sí, Orbaneja del Castillo es un pueblo con cascada precioso y el que más suena en el norte de Burgos, pero no el único. Dejando a un lado el valle de Sedano, en el de Tobalina, tan delicioso como escondido, encontrarás otro sorprendente. Amplio, verde y atravesado por el río Ebro, poco más de mil almas viven en este entorno en los límites con la provincia de Álava, la mayoría en Frías, la joya monumental, que tiene título de ciudad desde hace siglos, a pesar de que su población apenas supera los 200 habitantes. Muchos menos tiene Tobera, solo 26, una de sus aldeas, situada a un par de kilómetros, al que muchos se acercan para ver sus cascadas.
Tobera impresiona por varias cosas, primero por su puente romano-medieval sobre el arroyo Molinar, que recoge las aguas de algunas cumbres de los Montes Obarenes y ofrece una preciosa panorámica del conjunto rural. También por su ermita de Santa María de la Hoz, protegida bajo un cortado rocoso y con un atrio con arcos, lo que le otorga una apariencia singular. Junto a ella hay un sencillo humilladero, conocido como la ermita del Cristo de los Remedios, del siglo XVII. Pero, sobre todo, impresiona por los saltos de agua creados por este río que dividen el pueblo en dos y que han sido aprovechados para diversos usos por sus vecinos.
Un corto paseo de aproximadamente un kilómetro (25 minutos, dependiendo del ritmo y las paradas), acondicionado con varios miradores, recorre las diferentes cascadas encadenadas. Caminando por pasarelas de madera irás descubriendo una a una mientras recorres las estrechas y pendientes calles del bello conjunto rural. El sendero es circular, comienza en las inmediaciones de la ermita de Santa María de la Hoz, no tiene ninguna dificultad y está bien señalizado. En primavera, el entorno se vuelve mágico: el agua corre con fuera, se ven flores silvestres y el sonido del agua crea una atmósfera muy especial.
OTROS PUEBLOS BURGALESES CON CASCADA
A 20 minutos en coche de Tobera, otro pueblo burgalés tiene un salto de agua notorio. Es Pedrosa de Tobalina. Con 20 metros de altura y 110 metros de longitud, El Peñón es uno de los grandes espectáculos naturales que el río Jerea ofrece a su paso por Las Merindades y que estos días primaverales, tras el deshielo invernal, muestra su mejor imagen. Su fácil acceso, a solo 100 metros de la carretera de Trespaderne, la convierte en una de las más visitadas del valle de Tobalina. Para verla como se merece hay que situarse en el mirador o en la amplia zona de baño donde caen sus aguas, junto a la que se encuentra un restaurado molino.
Villabascones de Bezana es una escondida aldea del norte de Burgos que puede presumir de dos cosas: de uno de los hayedos más bonitos de la provincia, poblado por numerosos ejemplares centenarios, y de cascadas. Y es que Las Pisas tiene fama merecida. A solo 20 kilómetros del Monumento Natural de Ojo Guareña, un sendero que parte de la iglesia del barrio de abajo conduce hasta su conjunto de saltos de agua escalonados por los que se precipitan las aguas del río Gándara y que componen un bello paisaje, sobre todo estos días de primavera, después de las lluvias fuertes. Sin duda el mejor momento para conocerla y ver el espectáculo único de la atronadora masa de agua espumosa cayendo desbocada por las apretadas gradas rocosas de un estrecho barranco; mientras se forma una neblina que se eleva semejando el humo agitado por el viento.