Siete castillos del Algarve, que además forman parte de la bandera de Portugal
¿Alguna vez te has fijado en los castillos que forman parte del escudo de bandera portuguesa? Te contamos dónde están y como puedes visitarlos, porque el Algarve no son solo playas.
Si en alguna ocasión has jugado a reconocer las banderas de los distintos países del mundo, sabrás que es un juego que puede llegar a complicarse mucho, pero que, sin embargo, nos resulta sencillo cuando se trata de nuestros países vecinos. También si hemos viajado al país en cuestión, será más fácil que nos suene. La de Portugal es una de esas banderas sencillas de reconocer. Con dos franjas, en verde y rojo, y su escudo central con siete castillos. El color rojo simboliza la sangre derramada en la revolución portuguesa de 1910, mientras que el verde es el color de la esperanza. Pero, ¿y los castillos de su escudo? Representan a los castillos que el rey Alfonso III de Portugal conquistó a los moros, en el siglo XIII, y son símbolos de sus victorias.
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Todos se encuentran en el Algarve, al sur del país. Una región que asociamos con magníficas playas, pero en la que también se puede hacer una ruta para diferente, de fortaleza en fortaleza y conociendo pueblos de postal.
Situado sobre una colina, esta construcción árabe, del siglo X, forma parte de lo que fuera el sistema defensivo de Silves, cuando la ciudad fue conquistada por el rey Alfonso. De la fortaleza original aún pueden verse los lienzos de la muralla y dos torres defensivas. Hoy, quienes visitan esta localidad del Algarve, a medio camino entre el mar y la sierra, además de detenerse en el castillo –desde donde se obtienen magníficas vistas– lo hacen por sus playas – playas de Arrifana, Bordeira, Carreagem, Odeceixe y Praia das Adegas–, edenes poco masificados donde las olas invitan a la práctica del surf.
Nada más llegar a Sagres se divisa su fortaleza, localizada al fondo de una península y asomada a unos imponentes acantilados que caen abruptamente sobre el océano a 80 metros de altura y en el punto situado más al sudoeste de Europa. Desde ella se obtiene una espectacular vista sobre el mar y el cabo San Vicente, allí donde se alza un precioso faro donde nadie se pierde el ritual del atardecer. Hoy puede visitarse su interior (pagando entrada).
De nuevo una construcción realizada por los musulmanes en el siglo VIII y que posteriormente fue conquistada por el rey Alfonso III, en el siglo XIII. De este castillo no queda nada, porque fue gravemente dañado en el terremoto de 1755, y con los restos de los muros se edificaron casas. Aun sin castillo, pocos visitantes pasan por el Algarve sin acercarse a Albufeira, una de las localidades más turísticas del sur de Portugal. Un antiguo pueblo de pescadores, con casas blancas y 30 kilómetros de costa en donde se despliegan algunas de las mejores playas del Algarve.
Para visitar las ruinas de este castillo medieval, de época almohade, hay que viajar hacia el interior a la altura de la famosa localidad de Albufeira. Los Caballeros de la Orden de Santiago lo conquistaron en 1248 y en su interior se observan restos tanto del periodo islámico como del cristiano. Para conocerlo, es posible realizar una bonita ruta senderista en su entorno y después pasar por esta aldea que, hace unos años, quedó finalista como una de las 7 maravillas de las Aldeas de Portugal.
Castro Marim es un precioso pueblo portugués de casitas blancas que aún conserva restos de su castillo medieval y su fuerte abaluartado de São Sebastião, del siglo XVII. Desde ambas fortalezas se contemplan magníficas vistas las marismas del Sapal de Castro Marim y Vila Real de Santo António, una reserva natural que se extiende sobre las más de 2.000 hectáreas del estuario del Guadiana y que es como un imán para las aves.
Ya hemos hablado de pueblos bonitos, pero es que del de Cacela Velha se puede decir que es la típica localidad de postal, bonita a rabiar. Es pequeña, de calles empedradas y casitas blancas cuyas ventanas se enmarcan en azul. Pero es que, además, está rodeado de un magnífico paraje natural: la ría de Formosa. A la postal no le falta el castillo medieval, del que hoy destacan sus muros defensivos y dos baluartes a los que asomarse y contemplar las vistas.
Del último de los castillos, el de Estômbar, apenas quedan restos de sus murallas. Fue construido en época medieval, en torno al siglo XIII, y formó parte de las fortalezas de defensa del Algarve. Hoy no se puede decir que sea un reclamo turístico, pero donde estuvo ubicado, en una zona elevada y tranquila a la que se acercan los visitantes en busca de una impresionante panorámica. A pocos kilómetros de Estômbar hay que acercarse a Carvoeiro, una preciosa villa marinera de casas blancas y buenas playas.