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Imagen general del Alcázar de Segovia con la luna entre las montañas

GRAN ESTRENO

El castillo de 'Blancanieves' de Disney existe (y está en Segovia)

En el día del estreno de la nueva adaptación cinematográfica del clásico de Disney, nos vamos a descubrir el Alcázar de Segovia, el castillo real que inspiró a la factoría de los sueños en su clásico de animación. También es uno de los monumentos más visitados de España.


21 de marzo de 2025 - 17:51 CET

Hoy viernes 21 de marzo se estrena una nueva adaptación cinematográfica de Blancanieves, una oportunidad ideal no solo para revivir la magia del clásico cuento de hadas, sino también para redescubrir uno de los lugares más emblemáticos de España: el Alcázar de Segovia. Este castillo, con su silueta majestuosa recortada en el cielo castellano y su atmósfera que parece trasladarte a un mundo de fantasía, ha sido durante siglos fuente de inspiración para artistas y creadores. También para viajeros. No en vano, es el segundo monumento más visitado del país, solo por detrás de la Alhambra de Granada.

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Alcázar es una joya arquitectónica y el referente visual que inspiró a Walt Disney para crear el castillo de Blancanieves en su icónica película de animación de 1937. La historiadora Teresa Cunillera, quien nos ofrece una visita guiada por los lugares más emblemáticos de este castillo inexpugnable, así como los rincones menos conocidos -y, algunos de ellos, cerrados al público-, recuerda que Disney, perfeccionista como era, envió a sus dibujantes a recorrer Europa en busca de castillos medievales auténticos. Y fue en Segovia donde encontraron el modelo ideal.

Con su arquitectura gótica, sus tejados puntiagudos de pizarra, ventanas ojivales, la imponente Torre del Homenaje y el patio de armas restaurado por Felipe II, el Alcázar reunía todos los ingredientes para convertirse en el castillo de los sueños. “Resulta fácil entender por qué cautivó a los artistas de Disney”, apunta Cunillera. Y así es: el castillo de Blancanieves realmente existe y lo puedes ver en Segovia. 

Rachel Zegler en la presentación europea de la nueva película Blancanieves de Disney en el Alcázar de Segovia© Getty Images for Disney
Rachel Zegler en la presentación de Blancanieves con el Alcázar de Segovia detrás

El Alcázar de Segovia: un castillo que atesora grandes historias

Caminar por el Alcázar de Segovia es como atravesar los pasajes de un cuento, pero uno real, donde cada piedra lleva impresa una historia y cada sala conserva la memoria de siglos. No estamos ante un castillo cualquiera, sino frente a una fortaleza que ha sabido reinventarse con el tiempo, adaptarse a las necesidades de cada época y sobrevivir a guerras, incendios y reformas. Desde lo alto de su peñón, dominando el horizonte y asomado entre los valles del Eresma y el Clamores, este castillo da la bienvenida con su forma inconfundible: como si fuera la proa de un navío medieval listo para zarpar.

A lo largo de más de dos mil años, este enclave ha sido testigo de múltiples civilizaciones que han dejado huella en sus muro. Y es que, aunque la primera referencia escrita del Alcázar de Segovia data de 1122, sus orígenes se remontan a siglos atrás. Celtíberos, romanos y musulmanes ocuparon este enclave antes de que se erigiera la imponente fortaleza que hoy conocemos. En 1135, la familia real ya disponía de aposentos en la fortaleza segoviana, entonces conocida como Palacio Mayor, convirtiéndola en el primer alcázar habitado por los reyes de Castilla.

Las huellas del pasado se sienten en cada rincón, desde los pasadizos hasta los techos altos que coronan las torres. Aquí, cada reforma ha sumado belleza sin borrar lo anterior. Por ejemplo, la restauración llevada a cabo por Felipe II para celebrar su boda con Ana de Austria convirtió el castillo en una auténtica joya renacentista. “Felipe II trajo pizarras de las canteras de Bernardos y encargó los tejados puntiagudos que hoy lo hacen inconfundible”, explica Teresa.

Ana de Austria también aportó su gusto refinado en los interiores. En algunas salas aún se conservan detalles que remiten a su sensibilidad por lo sobrio y elegante: azulejos, paredes revestidas con tapices, alfombras gruesas para mitigar el frío del invierno y braseros estratégicamente colocados en los rincones más íntimos. “Los reyes pasaban mucho frío, y por eso tenían ropa con muchas capas, chimeneas en casi todas las salas y un sinfín de braseros encendidos día y noche”, cuenta Teresa.

Alcázar de Segovia con la sierra nevada al fondo© Ángel Sanz
Alcázar de Segovia con la sierra nevada al fondo

Un escenario clave en la historia de España

El Alcázar de Segovia ha sido testigo y protagonista de algunos de los episodios más importantes del pasado español. Por sus estancias pasaron figuras tan relevantes como Alfonso X el Sabio, quien empleó la torre que hoy lleva su nombre como observatorio astronómico y desde allí elaboró las Tablas Alfonsíes, una obra de referencia en astronomía que se mantuvo vigente hasta el siglo XVII. También fue en este enclave donde el monarca convocó las Cortes de Castilla.

Durante la época de la dinastía Trastámara, el Alcázar fue una de las residencias predilectas de los reyes. Su momento más decisivo llegó tras la muerte de Enrique IV, cuando Isabel la Católica —hermanastra del monarca— recibió en la fortaleza, el 13 de diciembre de 1474, la noticia de su fallecimiento. Respaldada por la nobleza segoviana y por el alcaide del castillo, tomó una determinación histórica: salió hacia la Plaza Mayor y allí fue proclamada reina legítima de Castilla y León, dando inicio a uno de los reinados más influyentes de la historia.

La boda de Felipe II con la archiduquesa Ana de Austria, un enlace que fortaleció la alianza entre la Monarquía Hispánica y la poderosa casa de Habsburgo. Esta unión no solo tuvo consecuencias políticas, sino que marcó también el inicio de importantes reformas arquitectónicas que dotaron al castillo de una apariencia más europea y monumental.

Tan solo unas semanas después, en enero de 1475, Isabel regresó al Alcázar junto a su esposo, Fernando II de Aragón, para firmar la Concordia de Segovia, el acuerdo que selló la unión dinástica entre Castilla y Aragón y que dio forma a los cimientos de lo que hoy conocemos como España.

Otro episodio significativo ocurrió en 1570, cuando el Alcázar fue escenario de la boda de Felipe II con la archiduquesa Ana de Austria, un enlace que fortaleció la alianza entre la Monarquía Hispánica y la poderosa casa de Habsburgo. Esta unión no solo tuvo consecuencias políticas, sino que marcó también el inicio de importantes reformas arquitectónicas que dotaron al castillo de una apariencia más europea y monumental.

Pero el Alcázar no solo fue testigo de ceremonias reales y decisiones políticas trascendentales. A lo largo de los siglos XVI y XVII, especialmente bajo los Austrias menores y los primeros Borbones, la fortaleza adoptó una nueva función: la de prisión de Estado. Como su equivalente en Francia, la Bastilla, o en Inglaterra, la Torre de Londres, este castillo segoviano albergó entre sus muros a prisioneros ilustres, conspiradores peligrosos y corsarios procedentes de tierras lejanas, sumando a su historia un capítulo oscuro pero fascinante.

Patio de Armas del Alcázar de Segovia© Israel fotografía
Patio de Armas del Alcázar de Segovia

Un mural que une la historia de España con el alma de Segovia

En nuestra visita al Alcázar de Segovia, llegamos a la Sala de la Galera. En ella se puede contemplar una pintura mural de gran formato, realizada en los años 60 por el pintor segoviano Carlos Muñoz de Pablos. La escena representada es nada menos que la proclamación de Isabel la Católica como reina de Castilla, un hecho clave en la historia de España que tuvo lugar precisamente en esta fortaleza.

Pero lo que convierte a esta obra en algo único no es solo su valor histórico o estético, sino el detalle con el que el artista decidió vincularla emocionalmente a su ciudad. Muchos de los rostros que aparecen en el mural ,desde nobles hasta figuras del pueblo, fueron tomados de personas reales de Segovia. Entre ellos se encuentran familiares del propio pintor, el bodeguero del barrio e incluso su hija.

Como señala Teresa, “este mural no solo retrata un momento histórico, también es un homenaje a la gente de Segovia”. Es una forma de anclar la historia nacional a la memoria colectiva local, de unir pasado y presente a través del arte.

Mural de la proclamación de Isabel la Católica como reina© Israel fotografía
Mural de la proclamación de Isabel la Católica como reina

Una Sala de Reyes en la que las reinas también están presentes

Subiendo por estrechas escaleras de piedra, llegamos a una de las habitaciones más singulares: un dormitorio real con una ventanita secreta, camuflada tras un espejo decorativo. “Desde allí se podía observar lo que ocurría en el dormitorio sin ser visto, quizá para espiar conversaciones o simplemente por curiosidad”, dice la guía entre risas. Es un rincón digno de un cuento, que fácilmente podría aparecer en una escena de la nueva 'Blancanieves', porque detrás de ella se esconden intrincados pasadizos. 

 Felipe II quien, en un gesto de reivindicación históricaestuvieran presentes las esculturas de las reinas más relevantes

También destaca la impresionante Sala de los Reyes, una de las estancias más simbólicas y visualmente impactantes del Alcázar. Aquí, las figuras de todos los monarcas de Castilla desde Don Pelayo hasta los Reyes Católicos recorren el perímetro superior de la sala, alineados en una secuencia cronológica que convierte al espacio en una verdadera galería escultórica del poder.

El techo, un alarde del arte mudéjar, está compuesto por un artesonado dorado de complejidad geométrica y riqueza decorativa. En el centro del salón, la luz natural entra por los ventanales y rebota en las superficies doradas creando una atmósfera solemne, casi sagrada. E igualitaria. Porque fue Felipe II quien, en un gesto de reivindicación histórica, ordenó que también estuvieran presentes las esculturas de las reinas más relevantes. “Hasta entonces no estaban. Él ordenó que se les diera el lugar que merecían”, añade Cunillera.

Sala de Reyes del Alcázar de Segovia© Israel fotografía
Sala de Reyes del Alcázar de Segovia

Desvanes, pasillos estrechos y sótanos, los lugares secretos del Alcázar

Fuera de las visitas guidas y a la vista de muy pocos privilegiados, se encuentran las estancias que confieren al lugar un halo de misterio. Bajando por unas empinadísimas escaleras, se encuentran, por ejemplo, los antiguos almacenes, con bóvedas construidas sobre la roca caliza del peñón que sostiene todo el castillo. En estas salas subterráneas se almacenaban víveres, armas y hasta libros del archivo real. Las argollas en los muros todavía hoy recuerdan que quizá allí colgaban jamones o sacos de grano. También se dice que estos espacios sirvieron como refugio durante ataques, e incluso hay zonas que aún no han sido exploradas completamente.

Las vigas de pino de Valsaín, de más de 40 metros de largo, sostienen el tejado mediante una estructura que se asemeja a las varillas de un paraguas abierto

El castillo también está lleno de pasadizos secretos y ocultos a los visitantes. Pero quienes tengan la oportunidad de recorrer los pasillos que conectan la Torre del Homenaje con otras estancias, incluido el inquietante pasillo del verdugo, lo harán por una galería estrecha, de piedra y sin ventanas, donde reina el silencio. Este corredor servía para trasladar de forma discreta a los prisioneros nobles que fueron encerrados en las celdas del Alcázar. “Aquí estuvieron confinados condes, estafadores e incluso una amante del rey Luis XIV, María Mancini, que acabó sus días entre estos muros”, recuerda la historiadora.

Detalle del interior de una torre© Israel fotografía
Detalle del interior de una torre

Pero el rincón que más magia desprende, quizás por la altura o por la luz que se cuela entre las pizarras, es el desván. Allí, justo bajo los tejados puntiagudos que inspiraron a Disney, se encuentra una de las obras maestras de la ingeniería medieval. Las vigas de pino de Valsaín, de más de 40 metros de largo, sostienen el tejado mediante una estructura que se asemeja a las varillas de un paraguas abierto. “Es un sistema flotante, no apoya en el suelo. Parece magia, pero es pura lógica arquitectónica”, dice Teresa. 

Así es el Alcázar de Segovia: un castillo que parece dibujado para la gran pantalla, pero que existe de verdad. Y ahora que Blancanieves regresa a los cines, este lugar vuelve a estar en el centro del cuento. No solo por su belleza, sino porque guarda en cada piedra un capítulo de la historia Un castillo que parece levantado para la gran pantalla, pero que existe de verdad. Y ahora que Blancanieves regresa a los cines, este lugar vuelve a estar en el centro de la historia. No solo por su belleza, sino porque guarda en cada piedra un capítulo de nuestro pasado y presente. 

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