Desde el mirador del Castillo se abarca de un vistazo este pueblo cerquita de Valladolid y su entorno, un valle de trigales junto al río Pisuerga y el Canal de Castilla que le dan vida, aunque no es lo único. Porque también están sus dos barrios de bodegas, sus casas-cueva, sus palomares y un castillo lleno de personajes fantásticos para descubrir con calma y con una copa en la mano, que estamos en la Ruta del Vino Cigales. Vayamos paso a paso.
Para situarnos en Trigueros del Valle, lo primero es buscar la plaza Mayor, punto de encuentro de los poco más de 300 vecinos que tiene este pueblo de casas de piedra y adobe. Muy cerca queda uno de los testimonios del rico patrimonio que encontraremos en él: la iglesia de San Miguel Arcángel, joya del románico tardío, con una preciosa portada, a la que se añadirían después dos capillas góticas para enterramiento de los señores del castillo, y más tarde, una barroca.
El paseo por la calle Juan Racimo lleva hasta el castillo, ¡un castillo encantado! La fortaleza, le dicen, y se levantó hace más de 600 años, no como construcción defensiva, sino para ser el centro que explotase agrariamente el valle de Valdetrigueros. Allá donde en otros tiempos había caballerizas y bodegas, hoy podemos encontrar dragones, sirenas, unicornios, superhéroes, extrañas criaturas y seres encantados creados por Juan Villa, escultor y artista plástico, especializado en atrezo y decorados de cine y televisión, que, además, tiene su taller en la cercana localidad de Cubillas de Santa Marta.
Cruzamos la entrada principal flanqueada por una torre defensiva para acceder al recinto fortificado y seguir el recorrido guiado que pasa por explorar el patio de armas, el adarve de la muralla y diversas salas donde se exhiben obras que combinan fantasía y realidad creadas exprofeso para el castillo.
Cada sala está tematizada y sus figuras crean un ambiente mágico y misterioso, pero nada que temer, la visita es apta para todas las edades. El recorrido se adentra en la Mazmorra del Dragón y continúa en el Invernadero Encantado, el Laboratorio, donde se realizan experimentos y las pócimas más fantásticas, el Gabinete de las Curiosidades, el extraño Salón de la Criptozoología, con todo tipo de criaturas, y el Torreón Fantasma. Un itinerario para el que también se necesita tirar de imaginación, pues el camino atraviesa pasadizos ocultos a los que solo se podrá acceder encontrando la clave secreta.
El castillo de Trigueros es un universo de fantasía para vivir una aventura en familia
“Hemos cuidado mucho los detalles y la ambientación, con luces especiales y sonido para que la visita se convierta en algo único y maravilloso”. Un universo de fantasía para vivir una aventura en familia cualquier fin de semana, porque abre de viernes a domingo (elcastilloencantado.es). La entrada general tiene un precio de 6 €.
Seguimos descubriendo Trigueros del Valle tomando la calle Héroes y luego la calle Mayor, a las que asoman numerosas casas con balcones de hierro forjado y escudos heráldicos. El camino se empina en dirección a la ermita de Santa María del Castillo, el edificio más antiguo del pueblo, del siglo X, y situado en lo más alto, pues es en este punto donde se encontraba el primer poblado. Nos llama la atención su arco de entrada de estilo mozárabe y, sobre todo, imaginar la estampa y el esfuerzo de los que suben hasta este lugar de gran devoción cargando con los pasos durante la procesión nocturna del Viernes Santo, con la única iluminación de los faroles que portan los fieles, como nos cuenta nuestro guía.
Justo debajo de la ermita nos encontramos con un gran cinturón amurallado ocupado por un numeroso conjunto de casas cueva, de las que no se conoce realmente su origen, pues se cree que pudieron ser eremitorios medievales. Lo que sí se sabe es su último uso como vivienda a mediados del siglo XX.
Entrar en las dos habilitadas para las visitas –ambientadas en épocas distintas– es desentrañar muchos interrogantes: ¿cómo se iluminaban? ¿cuántas personas vivían en ellas?, ¿tenían agua corriente?, ¿qué es la trébede?, ¿y la brega?, ¿cómo se dormía? Las viviendas tienen el techo plano y bajo, están excavadas bajo un estrato de piedra caliza, orientadas al sur y se distribuyen a partir de un zaguán que es el corazón de la casa. Desde este se pasa a todas las estancias: dormitorios, cocina y, en el fondo, la cuadra donde estaban los animales. Desde la oficina de turismo se organizan las visitas que descubre la vida bajo tierra.
Pero en tierra del vino clarete, la última de las sorpresas en este pueblo de Valladolid es su barrio de bodegas. En él se puede conocer una de las más antiguas, con su lagar tradicional, y en la carretera que va al pueblo de Valoria, la de la familia Lezcano-Lacalle (lezcano-lacalle.com), abierta en 1991 y pionera de los grandes vinos tintos de la comarca, con las primeras plantaciones de uva merlot en la comarca.
A dos pasos del castillo está la bodega Tovar (tovarbodegas.com), cuyo propietario y fundador, Juan Antonio Pérez Tovar, nos recibe a las puertas para guiarnos por su centenaria cava subterránea. Nos cuenta que su pasión siempre ha sido la viticultura y la emoción que siente cuando trabaja en un majuelo recuperando viñedos viejos que tienen más de 150 años. Los majuelos, el terruño, la sostenibilidad y el respeto por los que le precedieron están en su vocabulario. Una ilusión que tiene relevo generacional en sus hijos y da como fruto unos vinos muy singulares elaborados con una decena de variedades de uva. Y para dar fe de ello, nada mejor que probarlos.