24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro

Diario de 24 horas mágicas en la Costa Brava y su Parador

Venir a este rincón del Mediterráneo solo en verano es un error de principiantes, y ahora entiendo por qué

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Paradores


11 de marzo de 2025 - 10:32 CET

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24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro

Si la vida te lo permite, no busques más viajes en las fechas donde todo el mundo quiere presumir de unas vacaciones idílicas. Abre tu calendario y elige los días más aleatorios que encuentres, haz tu maleta y ve a la Costa Brava y al Parador de Aiguablava.

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© Laura Negro

Este Parador es una pequeña cápsula al borde de una bahía, donde el tiempo pasa a tu ritmo y el sol se deja ver en todas sus facetas.

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A mí me encantó su biblioteca, con una cristalera que te hace sentir el mar como uno más. Y los momentos que disfruté, tengo un claro ganador: ver el amanecer.

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Dalí, Rafael Durancamps, Antoni Clavé, Tápies o Miró son algunos de los nombres que hacen que el Parador de Aiguablava se convierta en un pequeño museo, ya que tiene en su interior más de 200 obras que ensalzan el arte contemporáneo catalán.

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Todas las comidas aquí son con vistas al Mediterráneo, con ingredientes de proximidad y arroces como plato estrella. En los desayunos no te pongas límites, las mañanas están para ir en slow motion —y repetir en su buffet libre tantas veces como quieras—.

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Una piscina, una sauna y tratamientos a la carta. No hace falta adornar un SPA con nada más para entender el término de bienestar de principio a fin. Y esto es todo lo que vas a encontrar en el Parador de Aiguablava.

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Para disfrutar de una experiencia de confort completa, tendrás que salir de la sauna y la piscina que miran al mar, para ponerte —literalmente— en las mejores manos. Las expertas que te guían en este SPA tienen un catálogo de tratamientos faciales y corporales listos para sanar cuerpo y mente.

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Solo hay dos motivos por los que vas a querer salir de tu Parador. La primera, es la cala que conecta con él y le da nombre, a la cual te recomiendo que te acerques después de ver el amanecer —tan solo tardas cinco minutos, nada si lo comparas con el tiempo que querrás estar ahí—.

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El segundo motivo es Begur, la localidad donde se encuentra este Parador. En menos de diez minutos por la carretera que bordea la Costa Brava llegas a este lugar que tiene dos cosas que para mí ya son obligatorias: recorrerte todos sus miradores y bajar a cala Sa Tuna, que le da color a todo.

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