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24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro

Diario de 24 horas mágicas en la Costa Brava y su Parador

Venir a este rincón del Mediterráneo solo en verano es un error de principiantes, y ahora entiendo por qué

En colaboración con

Paradores


11 de marzo de 2025 - 10:31 CET

Te voy a dar un consejo. Si la vida te lo permite, no busques más viajes en las fechas donde todo el mundo quiere presumir de unas vacaciones idílicas. Abre tu calendario y elige los días más aleatorios que encuentres, haz tu maleta y ve a la Costa Brava. Hay lugares que, por algún motivo, alguien se ha esmerado en convencernos de que solo son buenos para vivir en verano. El sol, el calor, la toalla y tu biquini, son extras de tu tiempo de vacaciones. Lo realmente importante es sentir que has llegado al lugar que te va a hacer generar un buen recuerdo. Y es aquí cuando debemos viajar a la Costa Brava y su Parador. En este rincón todo está bien —haga sol o llueva—, no vas a querer desconectar, porque su entorno te empuja a desear todo lo contrario. Este lugar me ha hecho recordar que hay muchas versiones de España que me gustan, y el Mediterráneo fuera de temporada es una de ellas.

24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro
Vista panorámica desde la biblioteca del Parador de Aiguablava
24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro
Amanecer desde el Parador de Aiguablava

Siempre, todo es mejor frente al mar

El Parador de Aiguablava, en Girona, es una pequeña cápsula al borde de una bahía, donde el tiempo pasa a tu ritmo y el sol se deja ver en todas sus facetas. Nunca sabrás si en tu Parador la ocupación está completa o si eres una de esas personas privilegiadas que ha optado por unos días de paz allí; la filosofía de la calma se vive en cada estancia. A mí me encantó su biblioteca, con una cristalera que te hace sentir el mar como uno más, pero no podría quedarme con un solo lugar del Parador. Sin embargo, no puedo decir lo mismo de los momentos que disfruté, que tengo un claro ganador: ver el amanecer aquí debería estar siempre en la lista de recomendaciones viajeras de todo aquel que venga a la Costa Brava. 

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Obras artísticas del Parador de Aiguablava

Adiós al minimalismo, damos la bienvenida a la fusión entre arte y vanguardia

En este Parador hay que disfrutar las cosas con pausa, y una de estas cosas son sus piezas de arte. Es como un museo en un oasis de calma, con más de 200 obras que te vas a encontrar según recorres sus pasillos y salas. Algunas las reconocerás, y otras ejercerán como punto de encuentro entre el arte contemporáneo catalán y tu repertorio de artistas personal. Dalí, Rafael Durancamps, Antoni Clavé, Tápies o Miró son algunos de los nombres que hacen que el Parador de Aiguablava se convierta en un pequeño museo, pero es que ya su propia entrada nos da pistas de lo que nos vamos a encontrar dentro: las columnas con las que te recibe son obra del escultor José Luis Sánchez. 

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24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro
24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro

La gastronomía de siempre, pero con otro sabor

Todos sabemos que en España es muy difícil que algo no nos guste cuando se trata de agradar al paladar, pero este Parador cuenta con un extra que no se puede pedir en ningún otro sitio. Y sí, vuelvo a mencionar su entorno como uno de los principales atractivos para querer disfrutar todo aquí. Todas las comidas son con vistas al Mediterráneo, con ingredientes de proximidad y arroces como plato estrella. En los desayunos no te pongas límites, las mañanas están para ir en slow motion. Puedes repetir en su buffet libre tantas veces como quieras, o pedir uno de sus platos calientes preparados al momento.

24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro

Su SPA, la superioridad holística de un espacio

Una piscina, una sauna y tratamientos a la carta. No hace falta adornar un SPA con nada más para entender el término de bienestar de principio a fin. Y esto es todo lo que vas a encontrar en el Parador de Aiguablava, pero te voy a recomendar una cosa. Para disfrutar de una experiencia de confort completa, tendrás que salir de la sauna y la piscina que miran al mar, para ponerte —literalmente— en las mejores manos. Las expertas que te guían en este SPA tienen un catálogo de tratamientos faciales y corporales listos para sanar cuerpo y mente. Yo me decanté por Luz serena, un masaje con vela ecológica caliente, hecha a partir de esencias naturales mediterráneas.

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La cala de Aiguablava y Begur, lugares creados para querer volver

Solo hay dos motivos por los que vas a querer salir de tu Parador. La primera, es la cala que conecta con él y le da nombre, a la cual te recomiendo que te acerques después de ver el amanecer —tan solo tardas cinco minutos andando, nada si lo comparas con el tiempo que querrás estar ahí—. Un agua azul turquesa que se intensifica cuando el sol llega a ella, y la paz de poder disfrutar de un sitio sin aglomeraciones. El segundo motivo es Begur, la localidad donde se encuentra este Parador. En menos de diez minutos por la carretera que bordea la Costa Brava llegas a este lugar que tiene dos cosas que para mí ya son obligatorias: recorrerte todos sus miradores y bajar a cala Sa Tuna, que le da color a todo.

24 horas en el Parador de Aiguablava© Laura Negro
Vista aérea del Parador de Aiguablava

Fotografía: Laura Negro. Realización: Alba Montes.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.