Fachada del Colegio de San Ildefonso, Universidad de Alcalá de Henares, Madrid© Angelo D'Amico - stock.adobe.com

El papa Francisco vivió en esta monumental ciudad renacentista de España

Nos damos un paseo por la localidad madrileña en la que residió Jorge Mario Bergoglio, antes de convertirse en el papa Francisco, donde estudió y enseñó en el Colegio de Jesuitas


Actualizado 6 de marzo de 2025 - 19:43 CET

La última hora sobre el estado de salud del Pontífice, de 88 años e ingresado desde mediados de febrero en el hospital Gemelli de Roma, sigue haciendo que estemos pendientes cada día de los partes médicos y su evolución. De Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, conocemos su biografía desde sus primeros pasos en su diócesis hasta su llegada al papado el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de su predecesor, Benedicto XVI.

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Papa Francisco© Getty Images
Papa Francisco

Sin embargo, no es tan conocido el hecho de que vivió durante una temporada en España, en la ciudad madrileña de Alcalá de Henares. El 13 de diciembre de 1969 recibió la orden sacerdotal y prosiguió la preparación en la Compañía de Jesús entre 1970 y 1971 en la ciudad de Alcalá de Henares, donde estudió. En 1973 emitió la profesión perpetua y regresó a Argentina siendo maestro de novicios, profesor en la facultad de Teología y consultor y rector del colegio de la Compañía de Jesús. Su estancia en España no fue muy larga, pero marcó una parte importante de su formación. Aquí pudo vivir en un ambiente que le ayudó a consolidar su vocación religiosa, a la vez que su formación intelectual.

LA CIUDAD UNIVERSITARIA Y PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Alcalá de Henares es la ciudad universitaria por excelencia, fundada por otro religioso de renombre, el cardenal Jiménez de Cisneros, a principios del XVI. Fue la primera ciudad universitaria planificada del mundo. La UNESCO, en su declaración de Alcalá de Henares como Patrimonio de la Humanidad, destacó de ella ser ejemplo de la Civitas Dei (la Ciudad de Dios), comunidad urbana ideal que los misioneros españoles trasladaron a América y que sirvió de modelo a otras universidades tanto de Europa, como de otras partes del mundo. Datos que, con mucha probabilidad, conocería el actual papa Francisco al elegirla para formar parte de itinerario formativo intelectual y religioso.

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Quienes hoy visitan Alcalá de Henares pueden conocer algunos de sus imprescindibles a través de una ruta asociada a su pasado universitario y al de otro religioso, el cardenal Cisneros, del que se dice que fue el mejor alcalde de la ciudad gracias a la cantidad de reformas que emprendió. No nos olvidamos de alguna pista ‘gastro’, poque Alcalá también se visita por otra famosa ruta: la del tapeo.

LA RUTA DE CISNEROS

Aunque nació en Torrelaguna, el cardenal Cisneros ha pasado a la historia asociado a la ciudad de Alcalá de Henares. Sin su figura, no sería la ciudad que hoy conocemos. Un recorrido por alguno de los edificios más representativos ayuda a conocer a la persona y a la propia ciudad.

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Hay que comenzar la ruta por el Palacio Arzobispal, el que fuera residencia de los arzobispos de Toledo y uno de los palacios renacentistas más bellos de España. Comenzó a construirse en el siglo XIII y es un imprescindible para quienes visitan Alcalá. Aunque hoy en día solo podemos contemplar la fachada de uno de los cuatro patios que componían el Palacio, sorprende por su magnificencia. En este edificio residieron distintos monarcas castellanos. Los Reyes Católicos hicieron muchas visitas al Palacio y en él nacieron su hija, la infanta Catalina de Aragón, futura reina de Inglaterra, y el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Fernando I de Habsburgo, hijo de Juana I de Castilla. 

Si se visita a última hora de la tarde, hay que saber que desde la plaza del Palacio se puede contemplar uno de los atardeceres más bellos de la ciudad.

La segunda parada en la ruta nos lleva hasta la Catedral Magistral, el único edificio gótico de Alcalá de Henares. Aunque el templo ya existía antes del Cardenal Cisneros, fue él quien decidió reedificarlo en estilo gótico final con detalles renacentistas. Lo que más llamará la atención es su esbelta torre, levantada en el siglo XVI por Rodrigo Gil de Hontanón.

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Para continuar conociendo el legado de Cisneros y uno de los ejes centrales de esta ciudad universitaria hay que pasar por la calle Mayor. Situada entre la plaza de Cervantes y los Santos Niños, es la calle más de más ambiente y transitada de la ciudad, además de la calle soportalada más larga de España. En ella, y según la tradición, Cisneros ordenó sustituir las columnas de madera por otras de piedra y potenció su actividad comercial. Hoy no hay alcalaíno ni visitante que no la pasee de lado a lado o se siente en las terrazas de sus bares y restaurantes a tapear, una tradición para la que Alcalá tiene merecida fama. Quienes se quieran sumar a ella tienen que tomar nota de locales como Bar Nino (barnino.es), el más antiguo de la ciudad, donde pedir sus champiñones. En el restaurante La Cúpula (lacupularestaurante.com), en la cercana calle Santiago, 18, uno puede vivir la privilegiada y original experiencia de comer en una iglesia y disfrutar de su cocina tradicional castellana. Y a espaldas de la calle Mayor, La Terraza del Mercado (laterrazadelmercado.com), en la última planta del antiguo mercado de abastos, un espacio vanguardista y luminoso donde se come muy bien.

Una vez saciado el apetito, sería un pecado abandonar la calle Mayor sin antes pasar por la casa natal del ciudadano más ilustre de Alcalá: Miguel de Cervantes. Localizarla será tarea fácil, porque sentados en un banco de piedra en su fachada, encontraremos a don Quijote y Sancho Panza que invitan a sentarse junto a ellos y tomar la foto oportuna. Una vez en el interior de la vivienda, de dos plantas, las estancias recrean cómo era una casa de una familia acomodada del siglo XVI. En la parte superior, encontraremos una exposición de obras de Cervantes en lenguas de todo el mundo.

La calle Mayor nos lleva sin pérdida posible a la plaza principal, dedicada a Cervantes, donde también se encuentran la capilla del Oidor y los restos de la antigua parroquia de Santa María. Ya en tiempos de Cisneros, esta plaza (en esos momentos llamada del Mercado) era el centro de la población, como lo es ahora con su famoso templete y la escultura del escritor.

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 A la izquierda de la plaza (si se mira dejando la calle Mayor a nuestra espalda) nos encontramos con la Universidad-colegio Mayor de San Ildefonso. Cisneros funda esta Universidad en abril de 1499 y con el tiempo acabaría convirtiéndose en uno de los centros de conocimiento más importantes de la cultura española, la primera universidad renacentista y humanista y donde se llevó a cabo la primera Biblia Políglota. No fue un edificio aislado, sino que se proyectó como una ciudad universitaria, uno de los criterios por los que la UNESCO incluyó a esta ciudad como Patrimonio de la Humanidad.

La bellísima y reconocible fachada plateresca fue construida por Rodrigo Gil de Hontañón en 1537 y es una de las grandes joyas del renacimiento español. En el interior se estructura en torno a tres patios: el de Santo Tomás de Villanueva –con tres cuerpos y un pozo de piedra en el centro–, el Patio de los Filósofos –con un agradable jardín– y el Patio Trilingüe –con un precioso claustro–. Desde este último se accede al Paraninfo, con su fantástico artesonado en el techo. Fíjate en sus muros, porque en ellos se inscriben los nombres de algunas de las grandes figuras que pasaron por Alcalá: Francisco de Quevedo, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Lope de Vega, San Ignacio de Loyola… En este espacio tiene lugar, cada 23 de abril, la entrega del premio más prestigioso de la lengua castellana, el Premio Cervantes de Literatura, por parte de sus majestades, los Reyes de España.

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Otro ejemplo de ese estilo Cisneros, lo encontramos en la capilla de San Ildefonso, una joya mudéjar de gran belleza que merece la pena visitar. En ella se encuentra el sepulcro de Cisneros, uno de los mejores del renacimiento español. Él había pedido descansar en un pequeño sarcófago, como franciscano que era; sin embargo, no se cumplió su voluntad y se le reservó el sepulcro más caro de la historia de España.

Bien podría finalizar aquí la ruta por esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, pero si aún quedan ganas de más, podemos alargarla a unos últimos lugares: el convento de las Juanas, con un pequeño museo donde se guardan numerosos recuerdos del cardenal; el Palacio de Laredo, que hoy alberga el Centro de Estudios Cisnerianos de la Universidad de Alcalá; y algunos de los colegios menores que proyectó (llegó a proyectar hasta 12 en honor a los 12 apóstoles), como el de San Pedro y San Pablo o el colegio menor de Santa Catalina, junto a la plaza de Cervantes.

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