Los Reyes Católicos pasaron por Chinchón en varias ocasiones, pero una se recuerda especialmente, fue en 1477 y lo hicieron para tratar asuntos relacionados con la administración y visitar a sus leales amigos Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla, Señores de la Villa y Marqueses de Moya, título nobiliario este último recibido por los monarcas en reconocimiento a su lealtad y servicio a la Corona, pues el noble fue consejero real. Las crónicas detallan el momento histórico, pero los vecinos de este pueblo del sureste de Madrid lo rememoran –y eso que han pasado más 6 siglos– con un mercado medieval que celebran desde hace ¡20 años! Será este fin de semana cuando se vuelva a abrir.
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Bajo el nombre de El Señorío de Chinchón y coincidiendo con el Carnaval, la localidad retrocede en el tiempo y su bellísima plaza Mayor, la de San Roque, el castillo de los Condes y las calles aledañas se convertirán en un gran campamento medieval, que, del 28 de febrero al 2 de marzo, se llenará de mercaderes, soldados, músicos, bailarinas y juglares. Y también de los aromas tradicionales de la gastronomía local, donde no faltarán las sopas de ajo, las migas y el chocolate para entrar en calor.
Tres días en los que podrás ver conciertos, teatro, exposiciones de inventos de la Edad Media y máquinas de asedio, títeres y cuentacuentos, espectáculos de magia, exhibición de aves rapaces y de disparos, combates entre caballeros, visitas guiadas, pasacalles nocturno de antorchas… Pero el momento más especial llegará con el desfile en el que los Reyes Católicos serán recibidos por los Marqueses de Moya ante el pueblo, rememorando así la historia.
Estos días, el XX Mercado Medieval; en unas semanas, la representación viviente de la Pasión al anochecer del Sábado Santo, y en otros, una fiesta o una ruta gastronómica. Poca gente viene a Chinchón a ver monumentos, pese a que los tiene. En realidad, aquí se viene a comprar anís y ajos, a comerse unas judías chinchoneras y un lechazo asado y a hacer la digestión dando un paseo por su famosa plaza Mayor del siglo XVI.
La plaza, donde al final todo confluye, fue lugar de mercado y ahora lo es de mercadillos; ha sido escenario de autos sacramentales, de representaciones teatrales y de obras maestras del cine: La vuelta al mundo en 80 días, Rey de reyes, El fabuloso mundo del circo... No son pocas las estrellas que han iluminado esta plaza.
A Orson Welles solía vérsele tomando algo con los vecinos cuando estuvo aquí en 1965 grabando escenas para Campanadas a medianoche, entre otras ocasiones. Su historia de amor con Chinchón fue grande, donde repetidas veces dijo querer que lo enterrasen, por más que sus cenizas hoy reposen en otro lugar de España. A Welles le entusiasmaban las corridas de toros que se celebraban en la Plaza Mayor. El primer festejo del lugar se organizó en 1502 en honor de Felipe el Hermoso junto con su esposa, Juana la Loca. Dos siglos más tarde, Felipe V la declararía la plaza Real Coso Taurino.
La Plaza Mayor de Chinchón es, para muchos, la más bonita del mundo. Y su fuente de Arriba uno de los rincones más fotografiados de la villa.
Amplia y porticada, la Plaza Mayor de Chinchón posee el encanto de la irregularidad, tanto en la planta como en las galerías de madera situadas a diversas alturas. A la plaza dan 234 balcones, denominados claros, cuyos propietarios pueden ser distintos a los de las casas, existiendo una servidumbre de paso para acceder a ellos y así poder asistir a los eventos que, como es natural, nadie quiere perderse. Y en uno de sus extremos se sitúa la fuente de Arriba, construida en granito y uno de los rincones más fotografiados de la villa.
Entre espectáculo y espectáculo este fin de semana, se puede aprovechar para conocer los otros imprescindibles de Chinchón:
- Admirar el cuadro de Goya que se encuentra en el altar mayor de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (el artista residió aquí unos años). Se puede hacer una visita guiada desde la oficina de turismo que incluye también la Torre del Reloj y el teatro Lope de Vega.
- Subir al castillo de los condes de Chinchón, del siglo XV, desde el que hay unas impresionantes vistas (no es posible realizar una visita al interior).
- Sentarse en alguno de sus restaurantes a tomar un asado.
- Tomar un café en el precioso claustro del antiguo convento de San Agustín, hoy Parador de Turismo. Anexa a él está la iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
- Hacer una visita guiada a alguna de sus bodegas, como Bodega del Nero (bodegadelnero.com) con cinco generaciones de bodegueros a sus espaldas que miman sus vinos en un edificio de 150 años de antigüedad.
- Acercarte al convento de Las Clarisas a comprar sus riquísimos dulces elaborados por las monjas.