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Museo do Pobo Galego, convento de San Domingos de Bonaval, Santiago de Compostela© Alamy Stock Photo

SANTIAGO DE COMPOSTELA

Comer, dormir y disfrutar en Santiago: lo que no te debes perder en una visita a la ciudad

Desde su afamada catedral a sus plazas colmadas de bullicio; desde sus exuberantes parques a sus interesantes museos y admirados restaurantes. Te contamos todos los planes que no deben faltar en una escapada a la capital gallega. La ciudad de los peregrinos, los estudiantes y la mejor croqueta de España te está esperando.


17 de febrero de 2025 - 7:35 CET

No importa la hora que sea. Da igual que el reloj marque las 9 de la mañana, las 12 o las 6 de la tarde. La realidad es que la plaza del Obradoiro, esa que abraza a diario a cada uno de los peregrinos que alcanzan, exhaustos, el punto final de su intenso camino, se halla a rebosar de ambiente. Aquí se dan cita locales que pasan de largo de vuelta a sus casas tras trabajar, visitantes que admiran, obnubilados, la belleza de la vetusta catedral y fieles que, con las botas gastadas y lágrimas en los ojos, ven cumplido su sueño. También algún que otro músico que, aferrado a su gaita, decide ponerle la banda sonora más especial al enclave. Se trata, pues, de uno de los rincones más famosos de Santiago de Compostela. Y el mejor lugar para empezar nuestra particular ruta por la capital gallega.

Plaza del Obradoiro, Santiago de Compostela© Javier LARREA / Alamy Stock Photo
Plaza del Obradoiro, corazón de Santiago.

Santiago de Compostela, que este año cumple cuatro décadas desde que fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, rebosa de excusas por las que recorrer sus calles empedradas. Porque sus rincones se hallan atestados de antiguos edificios que rebosan de románico, gótico y barroco. Rico patrimonio que nos narra su historia a través de esbeltas iglesias, plazuelas, conventos o palacios.

Fue allá por el siglo IX, fecha en la que fue descubierta la tumba del apóstol Santiago en la ciudad, cuando todo cambió. De tratarse de un lugar de paso junto a una vía romana, la actual capital de Galicia adquirió un aura mística y religiosa que la llevó a convertirse en destino de peregrinaje para creyentes. Se transformó entonces en una ciudad santa para la cristiandad que recibía, a diario, a numerosos y emocionados viajeros motivados por su fe. Aquella catedral —la obra cumbre del románico en Europa— fue adquiriendo con el paso del tiempo detalles de otros estilos hasta darle el aspecto que tiene hoy.

Pórtico de la Gloria, Catedral de Santiago de Compostela© Luis Polo / Alamy Stock Photo
Detalle del Pórtico de la Gloria, obra del Maestro Mateo.

En silencio y el respeto reinan cuando nos adentramos en el templo, donde una visita guiada resulta la mejor manera de comprender cada uno de los detalles, de empaparse de cada pedacito de historia plasmada en su arquitectura. En festivos y ocasiones especiales es posible presenciar el vuelo de su famoso botafumeiro a lo largo de las bóvedas de la basílica, aunque si hay un elemento que capta todas las miradas es el Pórtico de la Gloria, finalizado en 1188 gracias al talento del Maestro Mateo. Frente a él, ensimismados en contemplar la finura de cada relieve, la belleza en cada detalle, los minutos transcurren sin apenas darnos cuenta.

Habrá que recorrer su nave principal y sus capillas laterales, deleitarnos con su altar mayor y acercarnos hasta la tumba del apóstol Santiago. Desde hace unos años, además, es posible recorrer las cubiertas de la catedral de manera guiada, una oportunidad única para admirar, no solo la ciudad de Compostela desplegada a nuestros pies, sino también parte del edificio original, que solo es posible descubrir desde esta perspectiva.

Catedral y plaza da Quintana, Santiago de Compostela© Alamy Stock Photo
Catedral y plaza da Quintana.

IGLESIAS, CONVENTOS... Y LA MEJOR CROQUETA DE ESPAÑA 

A Santiago se viene a caminar, a andar y a desandar cada una de sus callejuelas y a sentir, de este modo, la esencia de una ciudad de lo más especial. Recorrer las plazas que rodean la catedral es fundamental para tomarle el pulso: ahí está la del Obradoiro, sí —hogar, asimismo, del espectacular Parador—, pero también la plaza de Quintana, la de Inmaculada o la de Platerías. Al doblar la esquina de cada vía del casco histórico, muchas de ellas, peatonales, surgen nuevos reclamos como el convento del Carmen, el de Santa Clara o el de Santo Agostiño. En la iglesia de la Compañía de la Universidad echamos un vistazo a la programación: desacralizada, siempre cuenta con conciertos y exposiciones temporales de lo más interesantes.   

Mejor croqueta de jamón 2025 (restaurante Simpar)© Madrid Fusión

La del restaurante Simpar, en la céntrica rúa Vilar, ha sido elegida recientemente como Mejor Croqueta de España 2025 en el último Madrid Fusión

Una tapa de tortilla —de las poco hechas, como a nosotros nos gustan— en bar La Tita (latitacompostela.com) nos permite abrir el apetito sin salir del casco histórico para continuar explorando sus bondades. Después, abrazaremos la felicidad más absoluta al darle un bocado a la elegida como Mejor Croqueta de España 2025 en el último Madrid Fusión: la encontramos en el menú degustación de Simpar (restaurantesimpar.com), el restaurante que el chef Áxel Smyth regenta en la céntrica rúa Vilar, un absoluto templo culinario en el que saborear el Santiago más actual mordisco a mordisco.

El café — y la tarta, ¿por qué no?—, eso sí, en el Casino de Santiago (cafecasino.gal), a un par de pasos. Un histórico local con origen en 1873 fue fundado, en sus comienzos, como una sociedad privada en la que tenían lugar reuniones de la más alta aristocracia a la que no podían asistir mujeres. De lo que sucedía entre sus paredes un siglo atrás, tan solo mantiene la decoración y el nombre, que nos hacen trasladarnos con la imaginación a aquellos días de bailes, conciertos y veladas literarias ya casi olvidados. Iniciado el siglo XXI, se transformó en una elegante cafetería.

Mercado de Abastos, Santiago de Compostela© @prazadeabastos
Mercado de Abastos.

QUE EL RITMO 'GASTRO' NO PARE 

Si a poco más allá, la algarabía vuelve a ser protagonista, y esto es porque hemos alcanzado el Mercado de Abastos de Santiago, que atesora nada menos que tres siglos de historia. Por algo se trata del segundo lugar más visitado de la ciudad después de la catedral. Recorrer sus pasillos es deleitarse con estampas cotidianas que resultan de lo más auténticas, pasando de los puestos de frutas y verduras a los de carnes, pescados y mariscos. Las conversaciones a viva voz y los saludos entre clientes y tenderos conviven aquí con las miradas de aquellos visitantes que no dudan en acercarse a curiosear. 

Restaurante Abastos 2.0, Santiago de Compostela© @abastosdospuntocero
Restaurante Abastos 2.0.

En torno al edificio, además, se despliegan otros de los restaurantes de más renombre de Santiago. Rincones culinarios donde degustar la calidad de la materia prima local a solo unos metros de donde se adquiere. Para catar producto de 10, el restaurante Abastos 2.0 (abastosdouspuntocero.com) no defrauda: aquí solo tendremos que preocuparnos por elegir entre barra, mesa o terraza, pues dejarnos llevar por lo que nos aconsejen  desde cocina cada día es la mejor opción imaginable. Si nos apetece más la alta cocina, eso sí, nada como cruzar enfrente y apostar por la propuesta de Lucía Freitas en la vecina Lume (luciafreitas.es), una espectacular barra gastronómica en la que la chef apuesta por dinamizar la oferta local dándole protagonismo al producto del propio mercado.

Ensaladilla rusa del restarante Pampín, en Santiago de Compostela© ssgastronomika
Ensaladilla rusa del restarante Pampín, en Santiago de Compostela

Al otro lado de la rúa Virxe da Cerca, semioculto entre estrechas callejuelas, se halla otro imperdible de la ciudad, Pampín Bar, donde es obligado pedir deliciosos platos como su ensaladilla —fue escogida la Mejor Ensaladilla de España en 2024—, su empanada de trigo, su arroz con centolla o el coulant de tarta de Santiago.

Parque de San Domingos de Bonaval, Santiago de Compostela© Juan Bautista / Alamy Stock Photo
Parque de San Domingos de Bonaval.

Para bajar la comida —porque, seamos sinceros, vayamos donde vayamos, lo necesitaremos—, tenemos al lado uno de los espacios verdes más bonitos de toda la ciudad. El Parque de San Domingos de Bonaval perteneció en el pasado a los dominicos, aunque acabó siendo rehabilitado como parque urbano gracias a un proyecto dirigido por la arquitecta gallega Isabel Aguirre y el portugués Álvaro Siza. Extensas zonas de césped en las que tumbarnos a descansar e, incluso, echar la siesta, se adaptan a la perfección a la orografía de la colina sobre la que se asienta, que acoge otros lugares únicos y atractivos. ¿Por ejemplo? Los restos del antiguo cementerio dominico o su huerta, un denso robledal o los parterres, canales y fuentes que, colmados de agua y de flores —rosas y magnolias, entre otras—, añaden vida y color al espacio.

Colegiata Santa Maria a Real do Sar, románica, Santiago de Compostela.© Juan Bautista / Alamy Stock Photo
Colegiata Santa Maria a Real do Sar.

En un extremo del parque, el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) es una parada ideal que añadir a esta ruta por el Santiago de Compostela, aunque nosotros decidimos ponerle punto final acercándonos hasta otra joya del románico: la colegiata Santa María a Real do Sar, a orillas del río Sar, nos espera. Levantada en el siglo XII, traspasamos sus vetustos muros y enseguida caemos rendidos antes su majestuosidad y belleza. ¿La mayor singularidad del templo? Aunque se desconoce si se debe a una decisión técnica por parte de quienes la construyeron, si fue una consecuencia de algún corrimiento de tierra o de las diferentes inundaciones que ha sufrido a lo largo de los siglos, nos llama la atención comprobar cómo las columnas y muros interiores se encuentran absolutamente inclinados. Una puerta en la sacristía nos conduce hasta su claustro, el único de estilo románico que permanece en la ciudad, un deslumbrante rincón donde la paz y el silencio reinan de manera absoluta confirmándonos que esta es, sin duda, una visita que no nos podemos —ni debemos— perder.

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