Río Tâmega e iglesia de Sao Goncalo, Amarante, Portugal© Alamy Stock Photo

PORTUGAL

Amarante, la ciudad para un San Valentín portugués

Nos ponemos en plan romántico para descubrir en el norte de Portugal, a menos de una hora de Oporto, esta bonita localidad famosa por su belleza, sus dulces y sus milagros del amor.


11 de febrero de 2025 - 14:33 CET

Cada 14 de febrero se convierte en un día para demostrar el amor, principalmente el que profesan las parejas, aunque este cada vez tiene más variantes y la fecha ha dejado de ser solo una cita de enamorados para convertirse en una excusa para celebrar el amor entre amigos, el de la familia, el amor propio... Detrás de este día está la figura de san Valentín, un sacerdote que vivió en el siglo III y desafió al mismísimo emperador casando en secreto a todo aquel que lo deseara, lo que le ocasionó ser condenado a muerte. Parte de sus restos mortales descansan hoy en una iglesia en pleno centro de Madrid, la de San Antón y otros se encuentran dispersos por Roma, Dublín o Praga. A Portugal no llegaron, pero tampoco le hizo falta, porque tiene su propio santo asociado al amor y al matrimonio: São Gonçalo, cuyas raíces las descubrimos en una pequeña ciudad interior del norte de Portugal.

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Iglesia de San Goncalo, Ponte de Sao Goncalo, Amarante, Portugal© Alamy Stock Photo
Iglesia y puente de San Goncalo.

Nada más llegar a Amarante, escondida entre las sierras de Marão y Aboboreira, a 50 minutos en coche de Oporto, que a muchos les sonará por su famoso parque acuático, se respira su atmósfera romántica, empezando por su propio nombre, una fusión de amor y amante –aunque de origen incierto–, la imagen del puente de São Gonçalo, con la iglesia y el monasterio al fondo, y sus casas colgadas sobre las aguas del río Tâmega.

Cruzamos el puente barroco que da acceso al núcleo urbano para encontrarnos, allí mismo, con la iglesia del convento de São Gonçalo, en la que se ubica la tumba del santo que ha dado fama romántica al lugar. Cuenta la tradición popular que este sacerdote portugués del siglo XIII ayudaba a las parejas a encontrar el amor o a resolver problemas en sus relaciones, y cada 10 de enero, cuando se celebra su onomástica, el templo se llena de fieles devotos para rezar al San Valentín portugués. Una fiesta en la que los vecinos de Amarante también participan con danzas populares, música, procesiones y el reparto del pão (pan) de São Gonçalo.

© @amarantetourism
Museo Municipal Amadeo de Souza-Cardoso.

El templo más importante de la ciudad y de la región es un ejemplo de la arquitectura barroca y rococó de Portugal y está vinculado al convento que fundaron los monjes franciscanos en el siglo XVI. Además de los restos del santo de poderes milagrosos, una vez en su interior, presta atención a su altar mayor porque sus retablos representan escenas de la vida de São Gonçalo. Y visita el Museo Municipal Amadeo de Souza-Cardoso, que reúne obras del conocido pintor modernista portugués nacido en un pueblo cercano.

Por la calle de São Gonçalo, una de las principales de la ciudad, llena de tiendas, cafés y restaurantes, y la Alameda Teixeira de Pascoaes, se llega en nada a la oficina de turismo y al Museo de Amarante. Ubicado en un edificio histórico, su visita descubre la evolución de la ciudad y sus tradiciones a lo largo de los siglos. A poca distancia, y aunque no es tan conocida como la del santo patrón, otra iglesia despierta interés, la de la São Domingos. Y también el solar dos Magalhães, con los restos de una antigua casa solariega con más de 600 años de historia que se convirtió en símbolo de resistencia contra las tropas napoleónicas.

© Marc Venema / Alamy Stock Photo
Calle del casco antiguo.

Por las calles estrechas y empedradas del casco antiguo será mejor dejarse llevar por la intuición e ir descubriendo las fachadas de sus casas tradicionales, plazas pintorescas y rincones encantadores, sobre todo en las ruas 5 de Outubro, Bairro do Casal y rúa da Ponte, donde las casas de piedra con balcones de hierro forjado se alternan con pequeñas tiendas locales y cafés encantadores. Junto al río Tâmega, encontrarás Tentações do Tâmega, donde hacer una parada con vistas y probar los dulces típicos; ocupando una antigua farmacia que conserva su decoración original, el Café Botica, y también hay otros con encanto en la plaza de la República o en la menos frecuentada rúa Santa Clara.

© Ihor Butko / Alamy Stock Photo
Los famosos colhões de São Gonçalo.

Lo que encontrarás por toda la localidad son pastelerías, pues está repleta de locales donde se fabrican artesanalmente las especialidades locales: papos de anjo, brisas do Tâmega, foguetes, lérias y los más famosos colhões de São Gonçalo, con una peculiar forma fálica, cuya historia se remonta a época romana.

Para vistas extraordinarias hay que acercarse al mirador de São Gonçalo o al pequeño parque de Fontelo, sobre una colina algo alejada del bullicio del centro, pero a poca distancia a pie. Y de la naturaleza también se disfruta dando un paseo por el parque do Ribeirinho, a orillas del río Tâmega, con el sonido del agua de fondo, sus senderos y zonas verdes. Un buen lugar para despedirse en plan romántico de la ciudad del San Valentín portugués. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.