A nadie le resulta extraño que Poblenou siempre aparezca posicionado como uno de los barrios más emocionantes del mundo donde vivir. Quien haya paseado o residido en él lo sabe, y seguro comenzó su recorrido por su Rambla que, con la famosa horchatería del Tío Che (Rambla del Poblenou, 44-46), la panadería Triomf (Rambla del Poblenou, 41) y el Teatro-Casino la Alianza (Rambla del Poblenou, 42) todos ellos de toda la vida, hoy sigue siendo el corazón del barrio. Poblenou abraza con entusiasmo la experiencia internacional (es hoy por hoy el lugar favorito de los expats para vivir y trabajar), pero continúa con los pies en el suelo y una arraigada vocación de vecindario local.
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Poblenou fue el centro de la revolución industrial de Barcelona, aunque poco queda hoy de industrial aquí y mucho de revolución. La mejor manera de conocer el barrio es comenzar de la cabeza a los pies: desde el Parque de la Ciutadella hasta la arteria turística que es la calle Pujades, que se convierte en un polígono industrial densamente poblado a medida que se adentra en el barrio. Es lo que se conoce como el 22@, un lugar donde, hoy en día, todas esas empresas textiles y de transporte se han reconvertido en agencias de marketing digital, espectaculares espacios de trabajo conjunto, cafés y galerías de arte, todo ubicado en enormes edificios industriales reconvertidos, que no derribados. La zona industrializada deja paso, a medida que se adentra en el corazón del distrito, al corazón de la zona residencial de Poblenou, un pueblo en sí mismo donde turistas y residentes convergen en un amable proceso de convivencia. Es la vida de pueblo dentro de una gran ciudad.
Buena prueba de ello es Lemuria Continente Cultural (Maria Aguiló 113), un pequeño espacio de coworking donde los vecinos pueden encontrar de todo, desde yoga a exposiciones, y todo servido con la efervescencia cultural que añade el propio barrio y la fuerza de la más que asentada comunidad de Poblenou Urban District (C. Pujades, 99). Dinamismo, arte, diseño… aunque a Poblenou le quedan muchos años, y bastantes esfuerzos, para ponerse a la altura de distritos tan artísticos como Wynwood, en Miami, o Chelsea, en Nueva York, hay que reconocer que va por muy buen camino. Buena muestra de ello es el Disseny Hub (Plaza de las Glorias Catalanas, 37-38), un centro de coolture que reúne el Museo de Diseño de la ciudad, el centro de diseño FAD y una excelente biblioteca general y especializada. Como cultura, más allá de las paredes de un museo, es la que encontramos en iniciativas como Palo Alto Market (C. des Pellaires, 30-38), un mercado que se celebra el primer fin de semana de cada mes y que cuenta con diferentes iniciativas de diseño, gastronómicas y de comercio además de mucha gente guapa.
Poblenou también cuenta con su propia playa, la de Bogatell, ubicada entre las playas de la Nova Icària y la de la Mar Bella. Esta bonita playa, donde en verano se pueden encontrar interesantes chiringuitos como Bo Kaap (Avd. Litoral s/n, playa Bogatell), es el resultado del nuevo urbanismo de la ciudad y de su intención por apostar por la apertura al mar en una ciudad que ha crecido de espaldas a él.
No es de extrañar que Poblenou siempre aparezca posicionado como uno de los barrios más emocionantes del mundo donde vivir
Y a continuación, justo en la línea invisible que delimita Poblenou con el barrio de San Martín, se alza la Biblioteca García Márquez (Plaza Carmen Barcelles Segalà, 1), una de las más recientes (y más aplaudidas) obras arquitectónicas del vecindario. Nada aquí es simple, aunque lo parezca. De gran complejidad constructiva y narrativa, aquí se dan cita lectura, naturaleza y la sostenibilidad. En 2022, recibió el Premio a la Mejor Biblioteca Pública del Mundo. Y sin ningún premio a sus espaldas, pero sí el reconocimiento de haberse posicionado como uno de los referentes absolutos del ocio nocturno en Barcelona, la sala Razzmatazz (C. Almogàvers, 122) ocupa un espacio industrial dentro de la zona más industrializada de Poblenou, dispone de tres salas y una agenda musical imposible que ni el mayor de los fans puede abarcar.
Menos ruido, menos prisas, menos intermediarios. No son pocos los locales del barrio cuyo compromiso con el movimiento slow es más firme que nunca, sobre todo en el ámbito gastronómico. Templos empeñados en preservar los placeres de la buena vida y la buena cocina como Els Tres Porquets (Rambla del Poblenou, 165). En este pequeño restaurante enfocado en lo mejor que da la gastronomía local se puede comer muy bien o hacerlo de forma sublime si se escogen platos como las croquetas con sobrasada y camembert o cualquiera de sus platos a la cazuela, desde la tortilla con Comté y trufa pasando por unos guisantes del Maresme si la temporada lo permite.
Y sí, uno de los mejores lugares de pescado y marisco está en Poblenou y lleva por nombre Els Pescadors (Plaza de Prim, 1). Se trata de un lugar con mucha historia entre sus antiguos muros, pero que ha sabido evolucionar a lo largo de 40 años hasta convertirse en un referente de la gastronomía local de alto nivel. Y no es una frase hecha, su fiel clientela se resigna cada año cuando los inspectores de Michelin pasan de largo por este restaurante de Poblenou. Poco importa, la calidad de su producto y su ambiente refinado, pero con alma de pueblo, esto es Poblenou, hacen de él un lugar único: con o sin estrella.