5 templos de Egipto que son una maravilla y no suelen aparecer en las guías
No vamos a decir que son un secreto, porque es complicado guardar grandes secretos durante 4.000 años, pero sí que van más allá de los templos más te suenan y poco o nada tienen que envidiar al resto.
Los templos de Luxor, Karnak, Abu Simbel o el de Hatshepsut han fascinado al mundo, tanto al antiguo como al moderno. Grandes tesoros arqueológicos a los que, junto a las excepcionales pirámides, acuden miles de turistas cada año atraídos por uno de los destinos más deseados del mundo. Sin duda, hay que visitarlos al menos una vez en la vida, pero si durante tu viaje a Egipto tienes tiempo, o si eres de esas personas con fortuna que repiten destino, estos otros templos que te proponemos hoy son también grandes joyas arqueológicas, aunque algo menos conocidas.
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A 63 kilómetros al norte de laciudad de Luxor, en la ciudad de Qena, allí donde el río Nilo forma un pronunciado meandro, se encuentra este extraordinario y desconocido santuario que esconde unos cuantos secretos y mucha belleza. Una zona del Egipto Medio de gran importancia, porque hasta ella se desplazaban los fieles y celebraban ritos multitudinarios debido a que hubo no pocos santuarios dedicados a venerar a la diosa Hathor, protectora del amor y la maternidad y madre de Horus, el dios celeste, como este complejo de Dendera.
Aunque el templo se encuentra en buen estado de conservación, han sido numerosas las ocasiones en las que se han llevado piezas de él. Su famoso Zodiaco, un relieve desmontado en el siglo XIX y que pertenecía al templo de Hathor, hoy está expuesto en el Museo Louvre de París. Pese a los expolios, quienes visitan este santuario aún pueden disfrutar de la magnífica fachada, de los relieves de sus salas, capillas decoradas con escenas mitológicas o de las llamadas escaleras ‘fundidas', que han dado lugar a numerosas especulaciones sobre el aspecto derretido de sus peldaños.
A 100 kilómetros al norte de Dendera, y unos 150 de la ciudad de Luxor, el templo de Abydos se sitúa cerca del Nilo, en la ciudad homónima. Una zona considerada de gran relevancia por ser uno de los lugares más sagrados del Antiguo Egipto, cuna del culto a Osiris, y un templo de gran importancia que, sin embargo, no está entre los más visitados.
El templo se construyó a lo largo de los años y por diferentes dinastías, aunque la fase más importante se hizo durante el reinado de Seti I y completada por su hijo,Ramsés II. Del templo de Seti I es la famosa lista grabada en las paredes del templo, llamada ‘lista de los reyes de Egipto’, con los nombres de 76 faraones, desde Menes hasta el propio Seti I, un tesoro para los egiptólogos.
Tanto este templo como el de Dendera, se visitan con tours organizados, no es posible hacerlo por libre.
A medio camino entre Luxor y Asuán, a dos horas y media de distancia de cada una de ellas y en la ribera occidental del Nilo, el templo de Edfú se levantó durante el reinado de Ptolomeo III y para finalizar su construcción se necesitaron 180 años, durante el reinado de Ptolomeo XII (en el 57 a. de C.). Pertenece así, a la misma época que los templos de Dendera, Kom Ombo o Philae.
Dedicado al dios Horus, este templo ha llegado hasta nosotros como el mejor conservado del mundo, al haber estado enterrado bajo la arena y capas de sedimento del río Nilo durante siglos. El haber permanecido oculto ha contribuido a su conservación y al estudio en él, por parte de los egiptólogos, sobre el lenguaje, la mitología y la religión de este periodo de la historia de Egipto. Su reciente restauración le ha devuelto las tonalidades originales y su antiguo esplendor.
El emplazamiento de este santuario hace que se considere uno de los más especiales de Egipto. Se encuentra en la isla de Agilkia, en medio del río Nilo, al sur de Asuán. Un templo dedicado a la diosa Isis, esposa de Osiris y madre de Horus, aunque no es la única deidad, también se pueden visitar en el mismo complejo los templos de Hathor, Horus o el pequeño templo de Augusto.
El de Philae es un templo monumental, con elementos del periodo Ptolemaico e influencias helenísticas y romanas, y fue construido en origen en la isla del mismo nombre para luego ser trasladado, piedra a piedra, a la de Agilkia por las amenazas de posibles inundaciones con la construcción de la presa de Asuán. Su estado de conservación hacen de Philae una parada obligatoria en el sur de Egipto, en la que pasear por la sala hipóstila (con imponentes columnas), por el Sancta Sanctorum y contemplar los magníficos relieves.
Para visitar Philae hay que hacerlo desde Asuán (donde se encuentra el aeropuerto internacional) y a la isla se puede llegar en ferri. Cada día, después del atardecer, hay un espectáculo de luces y sonido que se proyectan sobre la fachada del templo de Isis, creando un ambiente especial.
Para conocer el templo de Kom Ombo hay que viajar al sur de Egipto, ya cerca de la famosa presa de Asuán, desde donde parten algunos cruceros que recorren el río y que en ocasiones hacen de este templo su primera parada. Situado junto al Nilo, en el alto Egipto y en la ciudad agrícola de Kom Ombo, este increíble templo de época Ptolemaica rinde culto a Sobek, representado con cuerpo humano y cabeza de cocodrilo. También a un segundo dios, Horus, el dios Halcón. Esto hace que el templo tenga una estructura única, doble o simétrica, donde se repiten las salas y espacios para ambos dioses. Entre las partes más bellas del conjunto destaca la sala hipóstila con sus enormes columnas con capiteles en forma de flor de loto.
Si planeas visitar Kom Ombo puedes hacerlo desde Asuán o desde Luxor, con cruceros por el Nilo que parten de esta ciudad o con una excursión contratada que suele combinarse con el templo de Edfú. También se puede llegar en tren, porque Kom Ombo cuenta con estación.