A tan solo 75 kilómetros al norte de Madrid, se encuentra el recinto amurallado mejor conservado de toda la región. Un tesoro medieval, con torres, murallas y un castillo, que invita a hacer un fascinante viaje al pasado. Hablamos de Buitrago del Lozoya. Sus famosas murallas, cuyo origen se remonta a los siglos XI y XII, están bordeadas por el río Lozoya y son de obligada visita.
Existen dos recorridos: la muralla alta, que arranca junto a la iglesia de Santa María del Castillo (s. XIV) y ofrece un recorrido en el que también se pueden admirar máquinas de asedio y armas medievales (entrada 2 €); y el adarve bajo, accesible desde la plaza del Castillo o el jardín medieval (gratuito).
La torre del Reloj, el imponente castillo de los Mendoza (s. XIV-XV), y otros elementos defensivos completan el patrimonio medieval de la localidad, que atesora también un museo único, el Museo Picasso, fruto de la amistad entre Eugenio Arias, vecino de Buitrago, y Pablo Picasso, uno de los artistas más influyentes del siglo XX.
En diciembre, Buitrago del Lozoya celebra el evento más importante de la temporada invernal: su reconocido Belén Viviente. Una tradición declarada Fiesta de Interés Turístico que este año cumple 34 ediciones y es una de las más famosas de la Comunidad de Madrid. Durante dos días, el histórico recinto amurallado es escenario de la espectacular recreación de un belén tradicional.
La representación arranca con la dramatización de los pasajes bíblicos más significativos, desde el éxodo de los judíos, a la Anunciación. Después, con el pueblo sumido en la oscuridad y la tenue iluminación del belén, el público asiste maravillado a la reproducción estática de diversas escenas a lo largo de un recorrido de 1.300 metros, de entre 35 y 40 minutos de duración, que discurre por el casco antiguo.
Alrededor de 200 personas, entre vecinos, participantes de pueblos cercanos e incluso gente que acude desde Madrid, se convierten en figuras inmóviles que escenifican los oficios y labores de la época. Así, se puede ver cómo era el mercado, la fragua, el lagar, la carpintería… sin olvidar escenas y lugares clave, como el palacio de Herodes, el pesebre o la llegada de los Reyes Magos. Un emocionante evento, que inspira a quienes lo visitan a unirse en futuras ediciones, perpetuando una tradición convertida ya en legado cultural.