Elegante y dinámica, la ciudad de los Saboya y de los Agnelli, la de la Sábana Santa y la Mole Antonelliana, que define su perfil, la que enmarcan los majestuosos Alpes y baña el río Po, derrocha creatividad e innovación por los cuatro costados. Hablemos de industria automotriz y tecnológica, cultura, gastronomía o Patrimonio de la Unesco. En plena transformación y efervescencia vive estos meses el Museo Egipcio por su bicentenario. Es el más importante fuera de Egipto y uno de los más visitados de Italia y lo hemos recorrido guiados por Alessia Fassone, su comisaria.
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Conviene madrugar para ser de los primeros en visitar la famosa Galería de los Reyes y ver cómo ha quedado el moderno rediseño llevado a cabo por el estudio de arquitectura holandés OMA, en colaboración con Andrea Tabocchini, inspirado en el plano de un antiguo templo egipcio. Se trataba de poner al día este referente mundial en egiptología tras la última de las remodelaciones que realizó en 2006 el escenógrafo Dante Ferretti y la expectación es máxima.
Tras cruzar una entrada oscura con proyecciones digitales sobre la historia del templo de Karnak, uno de los complejos religiosos más importantes del antiguo Egipto, el recorrido comienza con un viaje simbólico de la oscuridad a la luz inspirado en las antiguas creencias egipcias. La luz, que entra por las ventanas del gran edificio barroco diseñado por Guarino Guarini, se difumina por toda la galería a través de las paredes de aluminio con las que se han revestidos los muros, iluminando una impresionante colección de estatuas faraónicas colosales procedentes de la antigua ciudad egipcia de Tebas (actual Luxor).
Dos esfinges colocadas una frente a otra en el centro nos dan la bienvenida a la primera sala, a su alrededor varias representaciones sentadas y de pie de la diosa Sekhmet, protectora de los faraones. Si su presencia es imponente y evoca su disposición original en las avenidas procesionales de los templos de Egipto, el aluminio resalta su magnificencia y da a la galería una apariencia etérea, que enriquece la experiencia visual y conecta el pasado con el presente.
Antes de continuar, otra estatua llama la atención, es la que representa a Seti II sentado en el trono, con las manos sobre las rodillas, la pose típica de los faraones, y provisto de la nemes, el tocado real, simbolizando su autoridad divina. Originariamente estaba colocada frente a la capilla del rey en el templo de Karnak, en el museo ocupa un lugar preferente. Si te fijas en su trono verás talladas con mucho detalle inscripciones jeroglíficas que glorifican su reinado y destacan su conexión con las deidades.
Estatuas de reyes y dioses llenan la segunda sala de la Galería de los Reyes, pero la que acapara más atención es la del rey Ramsés II, una escultura llamativa por su tamaño y detalle que refleja el poder y la majestuosidad de uno de los gobernantes más célebres del antiguo Egipto. En el mismo espacio están la efigie del dios Ptah, patrón de los artesanos, y del dios Amón, representado en su forma animal.
La Galería de los Reyes es una de las novedades de las que ya se puede disfrutar en el Museo Egipcio de Turín, pero el proyecto del bicentenario, nos cuenta Alessia Fassone, sigue en desarrollo y dentro de pocos meses se podrá ver rematado el patio interior, la Piazza Egizia, un espacio urbano público cubierto con un techo de cristal que conecta el museo con los viandantes y es de libre acceso. A él se sumarán también un nuevo vestíbulo, una tienda y salas inmersivas en las que teletransportarse al instante al Nilo.
Desde la Piazza Egizia se accede a la capilla rupestre de Ellesiya, que data del 1400 a. C. y viajó de Egipto a Turín a finales de los años 60. Fue un regalo del gobierno egipcio a Italia –como nuestro Templo de Debod de Madrid– en agradecimiento por su contribución del país alpino a la campaña de la Unesco por salvar los templos de Nubia, que corrían el riesgo de ser sumergidos por las aguas del lago Nasser por la construcción de la presa de Asuán.
¿POR QUÉ ESTÁ EN ITALIA EL MUSEO EGIPCIO MÁS ANTIGUO DEL MUNDO?
El bicentenario del Museo Egipcio invita a echar la vista atrás y situarse en 1824, cuando Carlos Félix de Saboya, rey de Cerdeña y Piamonte, fundó un museo en Turín para guardar la vasta colección de antigüedades del consúl Bernardino Drovetti y fortalecer el prestigio cultural y científico de su reino. Era un símbolo de orgullo nacional.
A los más de 5000 objetos reunidos durante su estancia en Egipto –estatuas, momias, papiros o joyas– se sumarían después los importantes hallazgos del italiano Ernesto Shiaparrelli, que dirigió excavaciones en el país y con los que se ampliaría significativamente la colección, o las aportaciones del Museo Kircheriano de Roma. El resultado es un enorme contenedor de arte egipcio con más de 37.000 piezas que abruma a todo amante de la historia y la cultura egipcia que se adentra en el museo.
Subimos al piso 3 para ver en la Galería de la Escritura y comprender cómo esta civilización logró plasmar su historia y creencias para la posteridad a través de papiros originales –como los fragmentos del Libro de los Muertos, con las instrucciones para guiar a los difuntos en el más allá–, herramientas de escritura, jeroglíficos, estelas con instrucciones talladas en piedra… Una lista de los reyes faraónicos ayuda a situar en el tiempo las diferentes dinastías.
Significativas por su antigüedad, de alrededor del 2200 a.C, son las tumbas de Iti, un alto funcionario egipcio, y su esposa Neferu, que encontramos en la segunda planta, aunque las joyas funerarias del museo son las de Kha y Merit, descubiertas por Schiaparelli, que cuentan con una sala dedicada en exclusiva a ella y reflejan el estatus de este matrimonio en la sociedad egipcia de su tiempo.
Y joyas repartidas por sus cuatro plantas son los sarcófagos ricamente decorados que guarda el museo –hay que prestar atención al de las Tres Hermanas, una rareza–, las momias humanas y animales, la esfinge de Turín que representa a un faraón desconocido y está esculpida en granito rojo o su colección de objetos de la vida cotidiana, desde pelucas a ropas de lino o productos para la higiene. Mucho por ver y celebrar en este museo, el más antiguo del mundo, que conmemora 200 años de historia e invita a un viaje único por el tiempo y el espacio a través de la fascinante historia del antiguo Egipto.
¿CÓMO SE VISITA EL MUSEO EGIPCIO?
Hasta la apertura de sus nuevas entradas, el acceso se realiza por la Via Accademia delle Scienze. El Museo Egipcio abre todos los días hasta las 18:30, excepto los lunes, que cierra a las 14:00. Su precio: 18 €, aunque también se pueden reservar visitas guiadas. museoegizio.it