En el kilómetro cero de la capital de España, el Reloj de la Puerta del Sol no solo es un mecanismo que marca las horas; es un símbolo cargado de historia, tradición y tecnología. Cada 31 de diciembre, desde la década de los 60, millones de personas en España y alrededor del mundo sintonizan televisiones y radios para escuchar sus campanadas y dar la bienvenida al Año Nuevo comiendo las tradicionales 12 uvas de la suerte. Conoce curiosos datos sobre este emblemático reloj que seguro serán tema de conversación en la cena de Fin de Año.
Un obsequio británico con corazón español
El 19 de noviembre de 1866 se inauguró esta joya de la relojería. Fue un regalo a la reina Isabel II y a todos los madrileños de parte del empresario José Rodríguez Losada, gran relojero español afincado en Londres, donde lo construyó durante tres años antes de llevarlo a Madrid.
Se colocó en una torreta de la que entonces era sede del Ministerio de la Gobernación. Al principio no funcionaba bien y este hecho dio lugar a una popular copla que decía: “Este reló tan fatal que hay en la Puerta del Sol –dijo un turco a un español–, ¿por qué funciona tan mal? Y el turco con desparpajo contestó cual perro viejo: este reló es un espejo del gobierno que hay debajo”.
Su precisa tecnología y su cuidador
El reloj madrileño es famoso por su sonería de horas y cuartos y por su precisión. Tan solo se retrasa cuatro segundos al mes. Jesús López-Terradas es el relojero encargado de mantenerlo día tras día desde 1996. Y es en Nochevieja cuando no puede tener ningún contratiempo. Por lo cual, sube a la tercera planta del edificio de la Real Casa de Correos, desde donde tiene acceso a la torreta que alberga la compleja y gran maquinaria del reloj para manipularlo y alargar cada campanada para que tengamos tiempo de comer las uvas sin atragantamientos. "Llevo 27 años sin tomarme las uvas", eso sí es dedicación.
El número 4
Si observas con detenimiento la esfera del reloj verás una curiosa anomalía. Las 12 horas de la esfera son números romanos, pero el 4, en vez de escribirse IV, aparece como IIII, en sistema etrusco, anterior al romano. Cuentan que a Carlos V de Francia le gustaba más de esta manera. El Instituto Horológico Británico considera que así se hizo por meras razones estéticas.
El origen de las 12 uvas
Se dice que esta tradición data de 1909, año en el que hubo un excedente de producción de uva alicantina, los agricultores supieron beneficiarse e hicieron popular regalar racimos de la misma. De esta manera, la población española pudo heredar parte de las costumbres de las familias más acomodadas, que daban la bienvenida al año con uvas y champán a finales del siglo XVIII. Una de las figuras de la que hay constancia que festejaba así Nochevieja es Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Ministerio de Gobernación durante esas fechas.
¿Sabías que las campanadas comienzan exactamente a la medianoche?
Muchos creen que las campanadas tienen lugar en los segundos que preceden a las 00:00:00 horas, pero no, ¡son los primeros segundos del año! Primero baja la gran bola dorada tres metros, con su sonido metálico tan característico, 28 segundos antes de la medianoche. Tras él van los cuartos, cuatro dobles golpes de campana que funcionan simplemente para prepararte, y cuando terminan es cuando empieza oficialmente el año entrante. Las 12 campanadas se celebran comiendo una uva en cada una, que representan 12 deseos que quieres que se cumplan para el Año Nuevo. ¿Ya has pensado los tuyos? ¡Feliz 2025!