Interlaken, un paraíso invernal en los Alpes suizos
A bordo de alguno de los trenes que recorren la región de Jungfrau van asomando por la ventanilla valles alpinos cubiertos de nieve y salpicados de chalets de madera, lagos helados, glaciares, pueblos preciosos y las cumbres blancas del Oberland bernés. Un precioso decorado en blanco que se presta para numerosos planes y aventuras.
En el corazón geográfico de Suiza, Interlaken es la puerta de entrada a la región de Jungfrau, la ciudad a la que se llega cómodamente en tren desde Zúrich o Berna, la capital. Su nombre ya da pistas de su ubicación, pues está situada entre dos lagos, el de Thun y el de Brienz, rodeados de un paisaje montañoso espectacular. Es también un buen campamento base para vivir todo tipo de aventuras en las alturas y a la vez una invitación a descubrir el arte de vivir suizo en invierno.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
No hace falta alejarse del centro de Interlaken –donde está su jardín japonés y su coqueta iglesia de tejado puntiagudo– para contemplar la panorámica extraordinaria de los lagos y montañas que lo enmarcan, pues aquí mismo se alza el Harder Kulm, a 1322 metros.
Un funicular asciende en apenas 10 minutos hasta lo alto, donde hay una plataforma suspendida y con suelo de cristal no apta para los que sufran de vértigo. Más relajante será sentarse en su restaurante y quedarse a comer o despedir el día con la mirada puesta en el macizo rocoso que forman los picos Eiger, Mönch y Jungfrau (el Ogro, el Monje y la Doncella), el perfecto skyline de los Alpes berneses, con múltiples opciones de aventura.
LOS PUEBLOS A ORILLAS DEL LAGO THUN
A orillas de los lagos que enmarcan Interlaken toman asiento bonitos pueblos y ciudades para descubrir en tren o en barco. El que da nombre al lago Thun tiene un bonito centro histórico, con casas de colores, bares con ambiente junto a las aguas del río Aare y un castillo en lo alto. Al mismo se asoma la fortaleza de Oberhofen, reconvertida en museo y rodeada de jardines, y las cuevas de San Beato, con estalactitas y estalagmitas formadas durante millones de años. Mientras que Brienz, en el lago del mismo nombre, dicen que tiene la calle más bonita de Europa, con sus casitas de madera y floridos balcones.
MONTAÑAS A VISTA DE ÁGUILA
A 2194 metros de altura esperan las atracciones de la estación de montaña Grindelwald-First, a la que se asciende en 25 minutos en telecabina. Tras dos estaciones intermedias, una vez arriba, existen senderos para seguir, como el que lleva en dos horas a Bachalpsee, uno de los lagos más bonitos de Suiza, escoltado por las cumbres nevadas de la montaña Schreckhorn.
Si en el First Cliff Walk se pone a prueba el vértigo cruzando un puente colgante de 40 metros y una pasarela construida sobre el vacío antes de llegar a un mirador a gran altura; los más intrépidos descargan adrenalina lanzándose en paracaídas o suspendidos de un cable en el First Glyder –que simula un águila– y el First Flieger, dos tirolinas de 800 metros que descienden a 84 kilómetros por hora. Y entre atracción y atracción siempre se puede encontrar descanso en la terraza del restaurante First y deleitarse contemplando, a 2200 metros, tan magnífico entorno de montaña.
¿ESQUÍ O TRINEO?
Y en este paraíso invernal de la región de Junfrau, tres dominios esquiables -Grindelwald-Wengen, Grindelwald-First y Mürren-Schilthorn-, 211 kilómetros de pistas, 50 kilómetros de recorridos para trineos y 100 kilómetros de senderos para disfrutar con un forfait de esquí y otro de senderismo y trineo. En ambos está incluido el First Flyer y el First Glider y el tren desde Interlaken Ost hasta Grindelwald.
Te recomendamos
JUNGFRAUJOCH, TOP DE EUROPA
A solo media hora en tren de Interlaken está Grindelwald, el bonito y turístico pueblo desde el que se asciende hasta la Jungfraujoch, la estación ferroviaria más alta de Europa, a 3345 metros de altura y rodeada de picos de 4000 metros. Solo el trayecto es una experiencia fascinante, por los paisajes que se contemplan, también por el desnivel de casi 1400 metros que se salva y porque una parte del ascenso se realiza en el Eiger Express, el telecabina más moderno del mundo. Los últimos 7 kilómetros (o todo el recorrido, si se quiere) se hacen a bordo de un tren cremallera único en Europa que discurre por un túnel bajo los colosos alpinos construido heroicamente a finales del siglo XIX. En el camino, el tren hace una parada para contemplar este mundo glaciar desde la galería la cara norte del Eiger, reto de alpinistas.
Alcanzada la estación de Jungfraujoch, entre las cimas del Mönch y del Jungfrau, ¿qué se puede ver y hacer arriba? Pues mucho más de lo que uno esperaría. En el ascensor más rápido de Suiza se alcanza la terraza del observatorio Sphinx, que también es el edificio construido a mayor altitud del continente europeo. Desde aquí la panorámica es sobrecogedora, llegándose a ver, en días claros, la Selva Negra alemana. A un lado se observa el infinito glaciar Aletsch, una autopista de nieve y hielo de 22 kilómetros abriéndose camino entre los Alpes. Jungfrau y Aletsch, junto con el pico Bietschhorn, forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Después de pisar la nieve en la planicie del glaciar y hacernos la foto con la bandera suiza y otra vista del entorno, toca descubrir el mundo subterráneo que se esconde bajo el macizo rocoso, empezando por viajar en el tiempo para conocer la construcción de esta gran obra de ingeniería.
Si sorprende caminar por su impresionante galería de hielo excavada en los años 30 del pasado siglo, donde además de esculturas (de hielo, por supuesto) hay barricas en las que se cría el whisky a temperaturas bajo cero; un restaurante, el Crystal, en el que sentarse a tomarse un rösti con la mirada absorta en el glaciar, y una tienda de chocolate suizo en la cima más alta de Europa.
PANES, QUESOS Y CHOCOLATES SUIZOS
Tras descenso de las alturas en el tren cremallera, al llegar a la turística Grindelwald todavía quedará tiempo para pasar por la panadería-confitería Ringgenberg y probar los premiados panes de masa madre o los ‘top of chocolate’ que salen del horno de Christian Bigler. O comprar uno de los reconocidos quesos suizos que venden en la tienda Der Laden (eigernessderladen.ch).
LA TRADICIONAL FONDUE
Para los que quieren profundizar en las tradiciones gastronómicas, Fondue Villa & Garden ofrece una experiencia culinaria auténtica en el Adventure Hostel Interlaken (adventure-hostel.com): aprender a preparar una típica fondue de queso suizo o degustarla acompañada de una selección de vinos locales. También disponen de una mochila fondue con un kit que incluye todo lo necesario para hacerla al aire libre a orillas de los lagos Thun y Brienz, desde el quemador a las especias.
CÓMO LLEGAR A INTERLAKEN
Interlaken se encuentra a una hora de Berna y a 2 de Zúrich, con conexiones diarias desde Madrid y otros aeropuertos españoles. Para moverse por la región lo más recomendable es sacarse un pase con viajes ilimitados en tren. El bono de 3 días, que incluye trayectos en barco en los lagos Thun y Brienz, sale por 178 €; si incluye un viaje al Junfraujoch-Top of Europe, cuesta unos 248 €. También existe un pase de temporada que permite uso libre de todos los transportes.
EL DESCANSO
Muy cerca de la estación de tren de Interlaken Ost está el Hotel Carlton-Europe (carltoneurope.ch), un histórico alojamiento de cuatro estrellas en una ubicación tranquila, pero céntrica. En Grindelwald, el Eiger Selfness (eiger-grindelwald.ch), es un hotel céntrico de gestión familiar con habitaciones, apartamentos, suites y un centro de bienestar. También cuenta con restaurante y taberna.