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Paisaje en Ifrane, Marruecos, una zona conocida como la Suiza marroquí© Alamy

Ifrane, desconexión entre montañas en la pequeña Suiza marroquí

Ubicado a medio camino entre Meknes y Fez, este hermoso oasis entre montañas, lagos y bosques, supone el perfecto retiro al que escapar tras recorrer las estimulantes ciudades marroquíes. Ubicada en el corazón del Atlas Medio, y a 1650 metros sobre el nivel del mar, Ifrane concentra todo el encanto de los pueblos alpinos sin dejar de lado el exotismo del país.


19 de noviembre de 2024 - 7:00 CET

Las carreteras que conectan la fascinante ciudad de Fez con el pequeño paraíso entre montañas que es Ifrane, pronto comienzan a desvelar la esencia de lo rural al otro lado de la ventanilla. Las curvas se suceden una tras otra, la música árabe, que alarga los tiempos y las palabras en un ritmo absolutamente hipnotizador, suena desde la radio. Y, mientras, el paisaje comienza a verse conquistado por el verde de sus montañas y bosques. Por la hermosa naturaleza. Es normal: estamos ascendiendo hacia la zona del Medio Atlas; nuestro destino se acerca.

Fundada por los franceses allá por la década de los 30, no será extraño si, al adentrarnos en Ifrane, nos invade la sensación de lo ya conocido. No son pocos quienes comparan la belleza del lugar con las estampas alpinas clásicas de países como Suiza o Austria: casitas de madera con tejados a dos aguas, balcones repletos de flores e inmensas masas verdes compuestas por miles de cedros —no en vano, se trata del mayor bosque de este árbol en todo el mundo—, confirman el enclave como el destino deseado tanto por aquellos que, llegado el invierno, no pierden oportunidad de disfrutar de los deportes de nieve, pues cuenta con una estación de esquí. También el de esos otros que, en verano, buscan huir del calor abrasador dominante en otras zonas de Marruecos.

Lago en Ifrane, Marruecos© imad touil / Alamy Stock Photo

 Un baño de naturaleza

 Sea como sea, de lo que no hay duda es de que Ifrane significa desconexión de la vida acelerada y caótica de las grandes ciudades, y a la vez, conexión con uno mismo y con la naturaleza. Un punto de partida ideal para realizar excursiones y rutas de senderismo mientras se descubren estampas idílicas en las que, por supuesto, también hay lugar para el lujo.

 Eso sí, antes de lanzarse a explorar, no hay que olvidar dejar hueco para ahondar un pelín más en el patrimonio que dejaron atrás aquellos años de protectorado francés. Sin dudarlo, damos un paseo por el espectacular Jardin de la Prairie, que es todo un must, y admiramos de paso la Iglesia de Nuestra Señora de los Cedros. Después de hacer cola para tomarnos la foto pertinente junto al León del Atlas, una escultura tallada en piedra de esta subespecie extinta que habitó en la región hasta el siglo XX y que es símbolo de la ciudad, será el momento de ahondar en la riqueza del Parque Nacional de Ifrane, declarado, no en vano, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Monos en el Parque Nacional de Ifrane, Marruecos© Andrea Izzotti / Alamy Stock Photo

50 mil hectáreas, ni más ni menos, abarca uno de los mayores tesoros naturales de todo el país. Un vergel colmado de senderos señalizados a los que dedicarles jornadas de paseo rodeados de estampas únicas: pronto nos cautivará el cedro Gouraud, que impone con sus 35 metros de altura y los 10 de diámetro de su tronco en la base. Se calcula que posee alrededor de los 800 de antigüedad, y está considerado el más grande de toda la región.

Con unas buenas botas de trekking en los pies, y la mochila a cuestas, llegará el turno de animarse con la famosa Ruta de los Lagos. Un sinfín de oportunidades que nos llevarán a adentrarnos en el bosque en compañía de los simpáticos macacos de Berbería, una especie de primate en peligro de extinción que constituye la única que puebla el norte del Sáhara. Actualmente su hábitat es muy reducido, y apenas quedan unos 6 mil ejemplares repartidos entre Marruecos y Argelia (además de la pequeña población que es halla en Gibraltar, no nos olvidemos).

Un pícnic a orillas del lago Dayet Aoua siempre será una estupenda elección, aunque la belleza de los hasta 120 lagos repartidos por la zona nos impulsará a continuar el recorrido en busca de otros paisajes. El Dayet Hachlaf o el Dayet Ifrah nos mostrarán, también, que este destino es elegido por innumerables amantes de los pájaros, que llegan hasta aquí para disfrutar del avistamiento de especies como las fochas cornudas o las águilas calzadas. Tras toda la jornada dedicada al deleite sensorial, llegará el momento de conocer otros proyectos.

 Lujo, caballos y un rico cuscús

Una jaula de dimensiones descomunales nos llama la atención en nuestro periplo al volante para alcanzar nuestra siguiente parada. Se trata, nos comentan, de un lugar de cría y adiestramiento de aves rapaces, siendo la cetrería una de los grandes pasiones de esta zona del norte de África. Avanzamos por una empinada cuesta y, al fin, llegamos a nuestro destino: Atlas Crown Collection se despliega ante nosotros fértil y verde, aunando en sus terrenos hermosas casas de lujo destinadas al alquiler vacacional y un centro ecuestre donde el caballo árabe es el gran protagonista.

Hotel Atlas Crown Collection en Ifrane, Marruecos© Atlas Crown Collection

Un almuerzo en el salón de la casa principal a manos del chef del complejo, y a base de sabrosos —y contundentes— platos marroquís, nos sacia a más no poder: el festival de recetas tradicionales que desfila frente a nosotros nos lleva a probar delicias como el tajine de cordero, la pastela de pollo o el siempre apetecible cuscús. El postre, eso sí, al cobijo de uno de los árboles que pueblan el frondoso jardín. Para bajar la comida, un té moruno servido como dios manda y listo, ya estamos listos para continuar.

Caballos en el Hotel Atlas Crown Collection en Ifrane, Marruecos© Atlas Crown Collection

 Y lo hacemos a lomo de un caballo mientras descubrimos la historia que se esconde tras este interesante y ambicioso proyecto. Es nuestro anfitrión, Omar Jaid, quien se encarga de ponernos al día de los cómos y porqués: formado y dedicado a la industria farmacéutica durante años, el empresario siempre tuvo claro que algún día desarrollaría un negocio en el que su gran pasión, los caballos, fuera de la mano de otro de los universos que le interesaban, el turismo. Así fue cómo dio forma a Atlas Crown Collection, un espacio fuertemente arraigado a la naturaleza que se halla en proceso de culminar la construcción de un total de 17 chalets para alquiler, así como un hotel con 20 suites y un restaurante con capacidad para 200 comensales. Solo necesitamos mirar a nuestro alrededor para ser conscientes de que pronto, Omar, verá hecho su sueño realidad.

 Una vez en las cuidadas cuadras, y rodeados de caballos, Asmaa, nuestra particular guía ecuestre, nos dota de todo lo necesario para iniciar un paseo por el bosque a lomos de Fajr, un espectacular ejemplar. Una experiencia preciosa que, para jinetes más curtidos, se puede ampliar a todo un día de ruta.

 Michlifen: exclusividad elevada al infinito

Bien es sabido que Marruecos cuenta con algunos de los hoteles más lujosos del mundo. También es sabido que, algunos de los que se sitúan en la élite mundial del sector, se hallan en la exótica ciudad de Marrakech. Sin embargo, Ifrane cuenta con su propia burbuja que es ejemplo incomparable de exclusividad: Michlifen Resort & Golf, hermano, precisamente, de la prestigiosa Mamounia, es el hotel de cinco estrellas que acapara todas las miradas de quienes andan buscando alojarse en el mismísimo paraíso.

Hotel Michlifen Resort & Golf en Ifrane, Marruecos© Michlifen Resort & Golf

Desde la lejanía ya oteamos el espectacular edificio que ocupa, ubicado sobre una colina, y la sensación de que estamos llegando a un chalet alpino aumenta aún más. Decorado y diseñado como si de un acogedor alojamiento de montaña se tratara, en sus entrañas todo es refinado, hermoso, perfecto. Los materiales nobles protagonizan cada rincón de los espacios comunes, y lo mismo sigue ocurriendo en la intimidad de las suites y habitaciones: el mármol, la madera, la pizarra, los suelos de parqué y, por supuesto, la piedra procedente de Timahdit, se hallan en cada rincón. ¿De verdad que no estamos en el Tirol?

 Destacan también los muebles con firmas de diseñadores internacionales. No faltan los sofás de Ralph Lauren ni los tejidos de Pierre Frey, tampoco los muebles de Chellini ni, por supuesto, las obras de arte colgando de sus paredes. El toque exótico, eso sí, viene dado de los mosaicos, todos elaborados a mano.

Hotel Michlifen Resort & Golf en Ifrane, Marruecos© Michlifen Resort & Golf

 No tardamos en colocarnos el traje de baño y entregarnos al inmenso placer de relajarnos en su icónico spa, donde 3.500m2 de puro hedonismo lo convierten en uno de los más grandes de todo el norte de África. Una piscina exterior, jardines que parecen cuidadas maquetas y reservados repartidos entre la frondosidad del bosque invitando al descanso al aire libre son planes alternativos para el disfrute en Michlifen. Aunque, si hay que destacar algo de su oferta, es la gastronomía.

Michlifen Resort & Golf, en Ifrane, Marruecos© Michlifen Resort & Golf

Nada menos que cuatro restaurantes ofrecen un despliegue gastronómico como pocos en este edén del Medio Atlas. Una oferta rica en formas y matices que nos lleva a tener que decidir: ¿apetece la cocina francesa más refinada de Cedray, o los sabores árabe-andaluces servidos sobre una exclusiva vajilla de Limoges Desoulhières en L´Oriental? ¿Quizás una deliciosa fondue en Le Chalet, o algo de picar en Le Club House? Sea como sea, la experiencia tendrá que ir maridada con uno de los exquisitos —y desconocidos— vinos producidos en la vecina ciudad de Meknes, sin salir de las fronteras de Marruecos. Una manera estupenda, la de brindar por la vida, de culminar la visita a una de las zonas más sorprendentes y singulares de este fascinante país.