La región belga de Flandes, situada en el corazón de la Vieja Europa y bañada por el Mar del Norte, se consolidó desde tiempos remotos como un enclave estratégico y comercial. Esta ubicación privilegiada la convirtió en un territorio próspero y pujante, aunque también la expuso a numerosos conflictos armados y disputas por el poder. El legado más visible de su agitada historia se materializa en más de 1500 castillos que, diseminados por sus vastas llanuras, imprimen al paisaje una estampa singular y majestuosa. En la actualidad, muchas de estas fortalezas, palacios y casas señoriales han abierto sus puertas al público, y los visitantes pueden sentirse, al caminar entre sus muros, en protagonistas de una historia de caballeros y princesas.
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Entre las diversas rutas posibles, destaca el recorrido que parte desde la majestuosa Gante y culmina en la vibrante y cosmopolita Amberes, con el majestuoso río Escalda siempre como fiel compañero de viaje. Este itinerario, que entrelaza armoniosamente núcleos urbanos con la bucólica campiña flamenca, ofrece una red de senderos perfectamente señalizados ideales tanto para caminantes como para ciclistas. El trayecto desvela un mosaico de paisajes cautivadores que transforman cada kilómetro en un descubrimiento: prados ondulantes, bosques centenarios y localidades pintorescas componen un lienzo natural que mantiene su encanto durante las cuatro estaciones del año.
GABINETE DE MARAVILLAS
La primera joya arquitectónica de esta singular travesía se encuentra en Ename, una apacible localidad situada a solo 28 kilómetros de Gante. Allí se erige Huis Beaucarne (huisbeaucarne.be), una espléndida mansión barroca construida en 1748 que ha permanecido en manos de una misma familia desde sus orígenes en el siglo XVIII. Sus dos plantas albergan un fascinante microcosmos de curiosidades: las paredes –algunas de ellas engalanadas con papel pintado decimonónico de inspiración japonesa–, sirven de telón de fondo a una ecléctica colección que incluye grabados históricos, mapas antiguos y pinturas de época. La exquisita biblioteca comparte espacio con una peculiar colección de historia natural: especímenes de animales exóticos, plumas de aves raras y hasta cráneos humanos conforman un gabinete de curiosidades que evoca el espíritu de los antiguos gabinetes de maravillas renacentistas.
Los actuales custodios de esta singular mansión son Julien Fornari y Lena Vastesaeger, una joven pareja que ha convertido la hospitalidad en arte. Con genuino entusiasmo, abren las puertas de su extraordinario hogar a visitantes curiosos, compartiendo no solo los secretos que albergan sus históricos muros, sino también memorables experiencias gastronómicas en un entorno único. La atmósfera romántica que impregna cada rincón, digna de los más exquisitos poetas decimonónicos, es herencia de dos mujeres extraordinarias: la escritora Suzanne Lilar, bisabuela de Fornari, quien comenzó a moldear este espacio en el siglo XX, y su hija, la historiadora del arte Marie Fredericq-Lilar, que aún hoy habita la propiedad.
El jardín, aunque modesto en extensión, sorprende por su exuberante vegetación, que casi parece una selva en miniatura. Su antiguo invernadero, en otros tiempos destinado al cultivo de naranjos y vides, se ha transformado en una peculiar galería donde esculturas vetustas y objetos insólitos han reemplazado a la vegetación original. Este singular espacio verde fue reconocido en 2020 con el prestigioso Premio Vredeman de Vries, otorgado por la Fundación Rey Balduino a los jardines históricos más destacados.
Remontando el curso del Escalda, antes de llegar a Gante, se alza majestuoso el castillo van Ooidonk (ooidonk.be). El acceso a esta fortaleza resulta ya de por sí evocador: un pintoresco puente colgante de adoquines se eleva sobre un foso de aguas cristalinas, anticipando la magnificencia de uno de los castillos más emblemáticos de Flandes. Su silueta inconfundible, coronada por almenas a dos aguas y características torres bulbosas en forma de cebolla, cautiva al visitante desde el primer vistazo. Aunque hoy exhibe un refinamiento palaciego, sus orígenes se remontan a una fortificación medieval que, tras sobrevivir a numerosos asedios y batallas, fue completamente reconstruida en 1595. Actualmente, el sexto conde y la condesa L'Kint de Roodenbeke, junto con su familia, custodian con dedicación este tesoro arquitectónico, permitiendo su descubrimiento mediante visitas guiadas que revelan todos sus secretos, entre los que se cuentan numerosas obras de arte.
UNA FORTALEZA EN LA CUNA DE CARLOS V
Gante, cuna del emperador Carlos V, es hoy una vibrante urbe que combina el bullicio de estudiantes locales y Erasmus con un extraordinario patrimonio histórico-artístico. La ciudad cautiva con sus joyas arquitectónicas: la imponente Torre Belfort, la majestuosa catedral de San Bavón —que alberga la obra cumbre de los hermanos Van Eyck, el políptico del Cordero Místico—, la esbelta Torre de San Nicolás y, punto crucial de nuestro recorrido, Gravensteen, el soberbio castillo de los condes de Gante (historischehuizen.stad.gent/es/castillo-de-los-condes).
Esta formidable fortaleza medievalabrazada por las aguas del canal Lieve. A escasos pasos se encuentran el Graslei y el Korenlei, muelles legendarios que desde el siglo XI han sido testigos del floreciente comercio que convirtió a Gante en un emporio medieval, conservando aún hoy esa atmósfera de cuento medieval.
Erigido en el siglo XII por orden del conde de Flandes Balduino I, el castillo ha desempeñado múltiples roles a lo largo de su historia: residencia condal, palacio de justicia y prisión. En la actualidad, una fascinante visita autoguiada permite explorar sus recovecos más íntimos, culminando en el ascenso a sus almenas superiores, desde donde se despliega una vista privilegiada del perfil urbano de Gante, una panorámica que fusiona siglos de historia con la vitalidad contemporánea.
UN CASTILLO SOBRE LAS AGUAS
Siguiendo el sinuoso curso del Escalda, abandonamos Gante para descubrir una nueva joya del patrimonio: el castillo acuático de Laarne (herita.be/en/laarne-castle), una imponente fortaleza medieval que emerge majestuosa en las inmediaciones del pueblo homónimo. El trayecto hasta este enclave histórico resulta especialmente encantador en bicicleta: un recorrido de apenas 8 kilómetros desde Gante por senderos que serpentean entre pequeñas arboledas y prados con encanto. Esta centenaria edificación, considerada una de las fortalezas mejor preservadas de Bélgica, representa un extraordinario ejemplo de arquitectura militar que supo adaptarse a los refinamientos de la vida cortesana. Sus cimientos, que se remontan al siglo XII, han sido testigos de numerosas transformaciones a lo largo de los siglos, destacando una significativa remodelación en el XVII que definió su actual fisonomía.
La fortaleza exhibe hoy una elegante fusión de estilos medieval y renacentista que, paradójicamente, debe gran parte de su encanto a un material tan sencillo como el ladrillo. Sus estancias, dispuestas en un fascinante recorrido interior, albergan una notable colección de mobiliario histórico de diferentes épocas, ofreciendo al visitante un viaje cautivador a través de los siglos.
EL CASTILLO DE PEDRO COLOMA
En la última etapa hacia Amberes surge una visión que parece trasladarnos a un universo de leyendas medievales: el castillo de Marnix de Sainte-Aldegonde (kasteelvanbornem.be). Esta vistosa fortaleza, situada en las proximidades de Bornem, se erige como guardián de un paisaje de ensueño donde confluyen naturaleza e historia. El entorno, de una belleza pictórica, está modelado por las serpenteantes aguas del Oude Schelde —una antigua rama del Escalda—, praderas de flores silvestres y un bosquecillo centenario que abraza la edificación. Un puente de piedra, a modo de portal entre dos mundos, da la bienvenida a los visitantes, completando una estampa que por momentos trasciende los límites entre lo real y lo fantástico.
Durante el periodo en que Flandes y los actuales Países Bajos formaban parte del Imperio español, el oficial Pedro Coloma —primer barón de Bornem— emprendió hacia 1600 una ambiciosa transformación de la antigua fortaleza, convirtiéndola en el refinado palacio que hoy contemplamos.
El recorrido por sus estancias revela un extraordinario patrimonio: salones engalanados con mobiliario de época y una notable colección artística donde destaca un excepcional conjunto de obras de Brueghel, reunidas gracias al exquisito criterio del actual propietario, el decimocuarto conde de Bornem. El complejo palaciego guarda además otra joya singular: una fascinante colección de carruajes históricos, custodiada en una edificación anexa.
Como broche de oro a la visita, y antes de emprender el camino hacia Amberes, el viajero puede deleitarse con la refinada gastronomía del restaurante Hofke van Bazel. En este santuario culinario, el chef Kris de Roy despliega su virtuosismo gastronómico, reconocido con una estrella verde Michelin por su compromiso con la sostenibilidad y la excelencia.
UNA VENTANA A LA CIUDAD DE RUBENS
Amberes, la legendaria Ciudad de los Diamantes, custodia en su corazón urbano una última joya fortificada: Het Steen. Esta fortaleza, centinela secular del Escalda, resulta especialmente cautivadora cuando se accede a ella a bordo del Dewaterbus (dewaterbus.be), una de cuyas paradas se sitúa a los pies mismos de sus muros centenarios. El actual bastión, que reemplazó a una fortificación del siglo IX, se alza majestuoso junto a los últimos vestigios de la antigua muralla urbana.
Hoy reconvertido en un innovador centro de interpretación, Het Steen ofrece un fascinante viaje por la historia de Amberes a través de once salas museográficas dotadas de la más moderna tecnología y piezas emblemáticas. Su azotea, mirador privilegiado sobre el bullicioso puerto y el sinuoso curso del Escalda, brinda una perspectiva única de esta metrópolis que ha sabido reinventarse sin perder su esencia histórica.