Perderse por el entramado de callejuelas imposibles que conforman la medina de Fez es uno de los mayores placeres que existen en este mundo. Adentrarse en un laberinto trazado a través de los siglos que se afana en enlazar rincones únicos, vías sin salida y plazuelas colmadas de curiosas escenas en las que todo, absolutamente todo, resulta estimulante, es un festival deseado por cualquier viajero que se precie.
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A esto hay que unir los sabores y aromas que desprenden los puestos callejeros en los que los pinchos morunos están a la orden del día, o los pequeños cafés en los que el té a la menta se sirve sin fin sin importar la hora. Los gatos, que se cuentan por decenas, escudriñan los recovecos de las tiendas en busca de algún resto que echarse a la panza, mientras que los burros, cargados con todo tipo de enseres y mercancías, avasallan con todo lo que encuentran por delante obligando a los visitantes a apartarse con agilidad si no quieren ser atropellados.
De repente, cuando menos se espera, el intenso olor de las curtidurías hace acto de presencia: una buena ramita de menta bajo la nariz ayudará a hacer más llevadera la contemplación de una de las escenas más fascinantes de cuantas se pueden vivir en Fez. Se hace difícil imaginar que, en el epicentro de todo este caos, se alcen esbeltos muros que protegen verdaderos oasis colmados de elegancia y lujo. Los riads, casas tradicionales marroquís dotadas de un patio o jardín central y rodeadas de habitaciones, resultan los alojamientos más codiciados de todo Marruecos. Aquí te presentamos algunos de los que se despliegan por el corazón de Fez.
RIAD AL AMINE, UN SUEÑO HECHO REALIDAD
En las entrañas de la medina de Fez se alza, desde el siglo XIX, este lujoso riad construido en estilo arábigo-andalusí que hoy aloja en sus 21 exclusivas habitaciones a todo aquel dispuesto a vivir una experiencia diferente; única. El Riad El Amine Fès desprende el encanto especial de los lugares que han sido escenario de historias y que se despliega ante el viajero en el mismo instante en el que atraviesa su austero portón de entrada. En su interior, como si de un cuento de las Mil y una Noches se tratara, la elegancia plasmada por talentosos artesanos de la ciudad en sus celosías y artesonados colma de colores cada rincón, cada espacio.
Tras pasar por tres años de trabajos de renovación, el riad Al Amine ofrece la perfecta combinación entre historia y tradición, pero con los servicios propios del siglo XXI, de manera que la estancia en sus dependencias supone una experiencia de lo más exclusiva que completar de la mejor manera imaginable: a través de la cocina. Disfrutar de un festival gastronómico en su restaurante La Table de Fès, donde las recetas más tradicionales de la cultura marroquí, heredadas de la madre del propietario, se combinan con avanzadas técnicas dando lugar a una carta repleta de delicias, no se olvidará en mucho tiempo. ¿Un consejo? Su pastela, uno de sus platos estrella, está para chuparse los dedos.
PALAIS AMANI, CON LA GASTRONOMÍA POR BANDERA
Este exclusivo riad arropado por las vetustas murallas de la medina de Fez no solo ofrece a sus huéspedes una experiencia de alojamiento memorable: qué va. Además, el Palais Amani, un antiguo palacio del siglo XVII —aunque algunas partes tuvieron que ser reconstruidas tras sufrir grandes daños en 1928— transformado en hotel boutique de 5 estrellas, alardea de contar con una de las cocinas más celebradas de toda la histórica ciudad. Pero vayamos por partes: primero habrá que atravesar sus elegantes puertas de entrada dejándonos transportar a una dimensión paralela. Entre sus jardines y patios interiores colmados de fuentes y frondosa vegetación se esconden los rincones ideales para disfrutar de un rico té a la menta o, por que no, dejarnos llevar por la lectura de un libro. Todo es paz aquí: lejos queda el caos de la frenética medina, aunque tan solo se halle al otro lado de los muros.
El canto de los pájaros hará de perfecto despertador al arrancar el día en cualquiera de sus 21 habitaciones, todas diferentes pero iguales en el cuidado por el detalle, en el mimo y la calidad de sus servicios: sábanas de hilo egipcio, pastas marroquíes y amenities de primeras marcas hacen de la estancia una experiencia diferente. La Fez Cooking School, otra de sus propuestas, invita a conocer la gran riqueza de la cocina marroquí en una jornada que combina visita al mercado y posterior elaboración de recetas tradicionales guiados por un chef en un espacio dedicado a ello en la azotea del riad. Si lo que apetece es un buen festín, nada como dejarse llevar por las propuestas de su restaurante Eden.
RIAD FES RELAIS & CHATEAUX, UN LUGAR ÚNICO PARA DESCONECTAR
Una de las familias más refinadas de Fez fue, en el pasado, la propietaria de este exclusivo riad del centro de la ciudad. Un palacio del siglo XIV recuperado a conciencia para traer al presente todo el esplendor característico de su época originaria. En manos del diseñador francés Christophe Pillet, galardonado en incontables ocasiones debido a su buen hacer y sus valoradísimos trabajos, Riad Fès, al amparo de la prestigiosa asociación Relais & Chateaux, destaca por el ambiente de pureza que emanan sus 200 metros cuadrados, para cuya restauración se han utilizado materiales nobles presentes en la zona como la madera y la piedra.
Pasear por sus patios interiores, colmados de árboles frutales en los que los cítricos tienen todo el protagonismo, es dejarse abrazar por un remanso de paz en el que el LUJO, escrito en mayúsculas, es el que impera. Una oda al patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad milenaria, pero también al arte marroquí, plasmado en cada rincón de sus salones y suites, que combinan la armonía y buen gusto con determinada esencia barroca: paredes de tadelakt gris, zelliges negros —mosaicos ornamentales de origen almorávide/, lámparas de cristal y mármol por doquier son las bases de este glamuroso alojamiento que asegura una experiencia irrepetible. Una cena romántica en su restaurante Gayza, donde la cocina francesa más exquisita se fusiona con los sabores marroquíes, y un sesión de hammán en su Riad Fès by Cinq Mondes et marcocMaroc, pondrán la guinda al pastel.
LA MAISON BLEUE: FEZ A NUESTROS PIES
Subir hasta la terraza de cualquiera de los riads repartidos por el centro neurálgico de Fez debería de encontrarse entre los listados de imperdibles de cualquier visita a la ciudad que se precie. Pero las vistas desde la azotea de La Maison Bleue... esas se llevan la palma. Por eso, será una de las primeras cosas que hagamos una vez se finalicemos el check-in en este pequeño paraíso: a nuestros pies, el laberinto de callejuelas infinitas que concentran todo el encanto de esta ciudad milenaria se despliega con gracia, sabiéndose especial.
Después llegará el turno de explorar todo aquello que acontece de muros para adentro, ya sea en una de sus suites, en una habitación deluxe o en una standard, seremos partícipes de cómo las raíces culturales marroquíes se abrazan con el diseño más minimalista y moderno que se pueda imaginar, sin dejar de lado la máxima elegancia. Cada habitación ha sido deliciosamente decorada con antigüedades, piezas de mobiliario escogido a conciencia y textiles que muestran el talento de los artesanos marroquíes en este ámbito. Un trabajo realizado, en gran parte, por sus propietarios, la familia Al Abbadi, descendientes a su vez de los propietarios originales del riad. Una manera de experimentar los estándares más altos de la hospitalidad y el lujo marroquíes que alcanzan su cénit al catar los platillos que se defienden desde las cocinas de su restaurante. Aquí, una vez más, lo nuevo y lo antiguo se unen para ofrecer una velada única.
KARAWAN RIAD, ¿SUEÑO O REALIDAD?
Durante el siglo XVII, el barrio andaluz de Fez albergaba un complejo palaciego formado por riads independientes conectados por bellos jardines colmados de flores y frutales, así como por fuentes y pozas cuidadosamente ornamentadas. Aquí se hallaba también Karawan, que era el nombre que recibía el mayor harén de toda la ciudad. Un lugar donde las grandes personalidades de la época se entretenían con juegos y charlas mientras las mujeres observaban las escenas, sin ser vistas, desde los balcones semiocultos de la planta superior. Aunque hay más bien poca documentación sobre la época, la meta de Karawan Riad fue la de recuperar la esencia de aquel lugar de más de 300 años de historia, y traerla hasta nuestros días.
Así, tras 10 años de trabajos de ardua restauración, nació este alojamiento exclusivo en cuya creación participaron los mejores artesanos de la ciudad. Auténticos artistas que dieron forma a delicados zellijes y trabajos en hierro, a lámparas decoradas con hermosas filigranas y maravillosas celosías. Esto, unido a todas las bondades en el servicio necesarios en los tiempos en los que vivimos, convierten Karawan Riad en ese lugar al que huir para desconectar, en ese sueño por cumplir en el que empaparse de la esencia de una cultura milenaria como la marroquí. ¿A qué esperas para reservar?