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España es el país más rico del mundo. Así nos lo repetía el chef José Andrés en una campaña publicitaria de Alimentos de España. La misma grandeza y diversidad de nuestros productos y nuestra gastronomía, es la de nuestra riqueza natural (por supuesto, también la monumental). Hemos reunido una selección de lugares maravillosos de belleza única que merecen estar en cualquier lista de próximas escapadas. Solo tendrás que elegir el orden para acercarte a ellos.
© Francisco Ordóñez / 500pxVALLE DE IRUELAS, ÁVILA
Al sur de Ávila, en el límite con la sierra de Gredos y con Madrid, esta sorprendente reserva natural que se extiende por los municipios de El Tiemblo, El Barraco, San Juan de la Nava y Navaluenga está llena de alicientes para pasar un día (o varios) sin parar de hacer actividades: rutas senderistas, en piragua, visita a lugares históricos –los toros de Guisando–, tirolinas u observación de aves, especialmente del buitre negro y al águila imperial, que esta es zona de especial protección. Lo primero es pasar por la Casa del Parque de Las Cruceras, situada junto al embalse del Burguillo, donde informan sobre todas las opciones que ofrece Iruelas.
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El Castañar de El Tiemblo, que en otoño muestra su mejor color.
© Ruben Galvez / Alamy Stock PhotoDESFILADERO DE LAS XANAS, ASTURIAS
El arroyo de las Xanas es el culpable de la maravilla natural que esconde la sierra del Aramo, una garganta para recorrer caminando por una senda increíble (y segura) tallada en la propia roca. El paseo se inicia en el área recreativa de Las Xanas, entre las localidades de Villanueva y Turón. El paisaje es estremecedor, pasando por túneles horadados en el camino, junto a los precipicios y, al fondo del todo, las cascadas por las que se desploma el arroyo.
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Bueño es una aldea típicamente asturiana a la sombra de la montaña Monsacro que bien merece una visita y recibió el título de Pueblo Ejemplar.
© Iñigo Fdz de PinedoHOCES DEL RIAZA, SEGOVIA
Otra maravilla natural la encontrarás en Segovia, donde el río Riaza, afluente del Duero, ha excavado unas espectaculares hoces y desfiladeros en los que anida una de las mayores colonias de buitres leonados del mundo. Protegido como parque natural, se puede acceder a él por distintas entradas, cada una con sus atractivos, pero la más recomendable es la de Montejo de la Vega de la Serrezuela, donde se encuentra la Casa del Parque. El recorrido lineal que hay que seguir transcurre paralelo al cauce del río hasta las instalaciones de la presa del embalse de Linares descubre sabinas y restos románicos.
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El caserío amurallado de Maderuelo, bordeado por el curso del río Riaza.
© NiarKrad/ShutterstockCAÑÓN DEL RÍO VERO, HUESCA
El bonito pueblo medieval de Alquézar, con su castillo medieval, es la puerta de entrada a este cañón, uno de los más espectaculares del Parque Natural de la sierra de Guara. Por sus impresionantes paredes rocosas discurre una senda circular de 3 kilómetros por pasarelas metálicas, ideal para hacerla en otoño (pasarelasdealquezar.com). Más atrevido es descender con neopreno por el cañón, una actividad que organizan desde Alquézar Buenaventura (alquezarbuenaventura.com).
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Barbastro, la capital del vino Somontano, para conocer bodegas como las de Enate, Blecua o Sommos.
© Cavan Images / Alamy Stock PhotoSOMIEDO, ASTURIAS
Difícil reunir tanta riqueza natural como la de este espacio asturiano de la cordillera Cantábrica protegido como Reserva de la Biosfera, porque tiene altísimos picos, pastos, lagos glaciares... Sus cuatro valles principales –Saliencia, Somiedo, Pigüeña y Valle– se tiñen en otoño de los tonos ocres, naranjas y rojos de sus bosques de hayas, robles y abedules. Y, como imagen más reconocible, la de sus llamadas cabañas de teito, utilizadas para resguardar el ganado. Por su interior discurren hasta una docena de rutas (parquenaturalsomiedo.es) que van recorriendo sus paisajes más bellos.
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Asomarte al mirador del Príncipe, en los alrededores de la aldea vaqueira de La Peral para avistar (con suerte) osos. Y, como complemento visitar el centro de interpretación de la Fundación Oso Pardo en Pola de Somiedo.
© Jan Wlodarczyk / Alamy Stock PhotoDUNAS DE MASPALOMAS, GRAN CANARIA
Gran Canaria tiene su particular maravilla natural para otoño (o en cualquier época). Una sucesión de dunas de arena móviles modeladas por el viento que alcanzan más de 10 metros de altura en la franja costera de San Bartolomé de Tirajana. En este espacio de alto valor ecológico, las dunas se alternan con largas playas de arena –la de Maspalomas y la del Inglés, una continuación una de otra–, un gran palmeral y una valiosa charca, que se pueden enlazar siguiendo alguno de los senderos que las cruzan. Frente a las dunas, un horizonte de un profundo color azul, el del océano Atlántico.
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Subir al faro para admirar las dunas con perspectiva.
© Wirestock, Inc. / Alamy Stock PhotoCABAÑEROS, TOLEDO-CIUDAD REAL
La atención en otoño de este parque nacional de los Montes de Toledo, repartido entre las provincias de Toledo y Ciudad Real, se la llevan los ciervos y la berrea. El singular espectáculo natural que tiene lugar en uno de los bosques mediterráneos más valiosos y genuinos de la Península ibérica. En una ruta en todoterreno por él (visitacabaneros.es) podrás descubrir las rañas, montes y zonas húmedas, que conforman un paisaje extraordinario.
Y no te pierdas:
Pasar por alguno de sus centros de visitantes: Casa Palillos, Torre de Abraham y el de Horcajo de los Montes.
VALLE DE LA FUENFRÍA, MADRID
La excursión otoñal más apetecible por la sierra de Guadarrama ofrece un compendio de lo mejor de ella: bosques de pino albar, praderas alpinas, gélidas fuentes, cascadas, miradores y sendas bien señalizadas, como la de los Poetas, que discurre por la calzada romana. Todo ello bajo la silueta de Siete Picos y el Montón de Trigo. En el centro de educación ambiental Valle de la Fuenfría, a 2 kilómetros de la localidad de Cercedilla, subiendo por la carretera de las Dehesas, informan sobre los recorridos y los miradores.
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Anotar lo que sientes y ves en el libro que encontrarás en el buzón situado en el mirador de Luis Rosales.
© Japhotos / Alamy Stock PhotoVALLE DEL GENAL (MÁLAGA)
Maravilla malagueña es este valle entre la Serranía de Ronda y la Sierra de las Nieves que durante el otoño luce más que ningún otro por sus frondosos y coloridos bosques de castaños. Le dicen el Bosque de Cobre. Cubre las laderas de las montañas y contrasta con el blanco de los pueblos que cuelgan de ellas. De octubre a diciembre son los mejores meses para visitarlo en una escapada rural de fin de semana y, de paso, disfrutar también de la gastronomía en torno a la castaña. En noviembre, Pujerra celebra incluso una conocida fiesta en torno a este fruto.
Y no te pierdas:
Una ruta por los pueblos del valle: Alpandeire, Benadalid, Benalauría, Cartajima, Faraján, Genalguacil, Igualeja, Jubrique, Júzcar, Parauta, Pujerra y Yunquera.
© SergioNF/ShutterstockRUTA DEL CARES
León y Asturias están unidas por otra de las maravillas naturales de nuestro país. Un precioso cañón por el que se abre el río Cares en el corazón de los Picos de Europa en su camino hacia la costa. Une la pequeña localidad leonesa de Caín con la asturiana de Puente Poncebos y lo recorre una senda de 11 kilómetros que enlaza dos de sus inmensos macizos. El camino discurre a media altura por el estrecho pasillo tallado por el río atravesando grutas, puentes y senderos esculpidos en la roca. Como el itinerario es lineal, si se quiere hacer completa es importante planificar el regreso y volver al punto de partida en taxi de montaña.
Y no te pierdas:
El valle de Valdeón, cuyos pueblos conservan buenas muestras de arquitectura popular y un reguero de hórreos, los miradores del Tombo y Piedrashitas o la ermita de Corona, donde dice la leyenda que Pelayo fue coronado rey de los visigodos.
© MELBA PHOTO AGENCY / Alamy Stock PhotoMONTSENY, BARCELONA
El reino del agua llaman a esta maravilla natural y paraíso para apasionados de los paseos por la naturaleza y cazadores de boletus, que queda a un paso de Barcelona y al que el otoño le sienta tan bien, gracias a una variada paleta de colores. Entre las numerosas caminatas para hacer por él la que parte de Sant Celoni al valle de Santa Fe y más allá al nacimiento del río Tordera; también a la falda del Turó de l’Home –la cima más alta del macizo–, al salto de Gualba o a la fuente de Pasavets.
Y no te pierdas:
Llegar a la cima del Tagamanent, coronado por los restos del castillo homónimo y la iglesia de Santa María. Un paseo sencillo de unos 20 minutos que tiene como premio las vistas panorámicas que se contemplan desde sus alturas y alcanzan hasta el mar.
