El otoño es esa estación mágica que nos invita a dejar atrás la velocidad del verano y a sumergirnos en la calma de los paisajes teñidos de ocres, naranjas y dorados. Los días se acortan, pero la luz se vuelve más cálida, invitándonos a redescubrir la belleza de lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Es el momento perfecto para planear un viaje y desconectar (para volver a conectar con uno mismo). Y qué mejor que a través de destinos llenos de historia y naturales, como los castillos medievales.
Imagina despertar en una fortaleza, rodeada de murallas y torres que han sido guardianas de secretos durante siglos. Desde tu ventana, las vistas se abren a valles y montañas que en esta época del año se transforman en un mosaico de colores. En los Paradores, cada estancia está impregnada de historia, y cada rincón nos invita a soñar con caballeros, reyes y batallas épicas, mientras nos dejamos llevar por la tranquilidad de la naturaleza que los rodea. Por no hablar de la gastronomía típica de cada destino. Una oda para el paladar (y los sentidos). ¿Te atreves a embarcarte en este viaje al pasado?
Una joya en la Sierra de Gredos
Comenzamos nuestro recorrido en el corazón de Toledo. Y, en concreto, en el Parador de Oropesa, desde el cual se puede contemplar la majestuosidad de la Sierra de Gredos. Se trata de un imponente castillo del siglo XVI donde, a través de sus torres y murallas, se despliega un paisaje que, en otoño, se tiñe de dorados y ocres, ofreciendo unas vistas espectaculares.
Este enclave histórico, que perteneció a la noble familia Álvarez de Toledo, invita a recorrer sus estancias y a sumergirse en una atmósfera cargada de historia. Tras un paseo por sus jardines, es difícil resistirse a una visita a su restaurante, donde los sabores tradicionales, como el cabrito y el mazapán toledano, se convierten en una celebración de la gastronomía local. Y para los más aventureros, los alrededores ofrecen rutas naturales que permiten explorar desfiladeros y monumentos milenarios como el Dolmen de Azután.
Protagonista de un cuento medieval
Nos trasladamos ahora al corazón de Cuenca, donde te espera uno de los castillos mejor conservados de España. Se trata del Parador de Alarcón, un imponente castillo que fue hogar de personajes históricos como el marqués de Villena y Don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor, y que fue construido encima de un peñasco. Un destino perfecto para quienes buscan una escapada romántica o simplemente una experiencia diferente que te hará sentir como el verdadero protagonista de un cuento.
Las vistas desde las alturas son espectaculares, especialmente en otoño, cuando los alrededores del río Júcar se visten de los colores cálidos típicos de esta estación. Los paseos por la ribera, a través del sendero de la Hoz de Alarcón, permiten disfrutar de la belleza natural que rodea esta fortaleza, mientras que la cercana villa medieval, declarada Conjunto Histórico Artístico, invita a perderse entre sus calles empedradas. Eso sí, te aconsejamos llevar un calzado cómodo para disfrutar al máximo la experiencia.
Un castillo con nueve siglos de historia
En la provincia de Teruel, encontramos otro castillo que ha sido testigo de más de nueve siglos de historia. Este impresionante edificio combina la grandeza de una fortaleza medieval con la serenidad de un antiguo convento, creando un entorno que parece sacado de una novela de caballerías. Se trata del Parador de Alcañiz.
Recorrer sus pasillos es como viajar en el tiempo. No dejes de admirar sus murales góticos del siglo XIV o su impresionante fachada. Y cuando decidas explorar la zona, el paisaje otoñal de las tierras aragonesas invita a la aventura. Los más activos encontrarán en la Vía Verde del Val de Zafán el escenario perfecto para practicar senderismo o ciclismo, recorriendo antiguas vías de tren en medio de la naturaleza.
Un tesoro en la frontera
La siguiente parada nos lleva a la frontera entre España y Portugal, donde una antigua fortaleza medieval, con su torre almenada, sigue siendo un símbolo de resistencia y belleza. Este castillo, que ha sido testigo de siglos de historia, guarda en su interior auténticos tesoros artísticos, como tapices flamencos y obras que narran episodios históricos.
Pero no todo es historia dentro de sus muros. Los alrededores del Parador de Ciudad Rodrigo ofrecen una riqueza natural impresionante (sobre todo en esta temporada). Los cercanos parques naturales de Las Batuecas-Sierra de Francia y Arribes del Duero se transforman en otoño, con sus frondosos bosques y cañones teñidos de colores vibrantes. Y, para elevar la escapada a un nivel superior, la gastronomía local, con delicias como el farinato salmantino o el brioche de carrilleras, promete una verdadera experiencia culinaria.
Jarandilla de la Vera: tras los pasos de Carlos V
Terminamos esta guía de las cinco escapadas de ensueño por castillo medievales en otoño en el Parador de Jarandilla de la Vera, una fortaleza cargada de historia donde el emperador Carlos V pasó una temporada tras abdicar. Este castillo, ubicado en el Valle del Jerte, ofrece un ambiente perfecto para disfrutar del otoño en todo su esplendor y es de lo más instagrameable. Dar un paseo por sus alrededores es (casi) obligatorio. Los bosques están más bonitos en esta época del año porque el color de sus hojas se potencia, volviéndose más cálidas e intensas. Además, el sonido de los ríos y arroyos, y una total calma, te harán volver a (re)conectar contigo.
Una visita a la cercana Reserva Natural Garganta de los Infiernos es imprescindible para los amantes de la naturaleza, quienes podrán recorrer senderos que atraviesan cascadas y pozas naturales. Y, al regresar, las migas y la caldereta de cabrito se presentan como el broche de oro a una jornada en la que la naturaleza y la historia se entrelazan de manera única.
En definitiva, este recorrido por antiguos castillos y palacios es mucho más que una simple escapada; es una puerta al pasado, una oportunidad de vivir la historia en primera persona mientras se disfruta de los paisajes y la gastronomía que hacen del otoño en España una estación tan especial. Cada uno de los Paradores es un viaje en el tiempo, cada estancia una historia por descubrir, y cada vista otoñal una invitación a soñar.