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Si necesitas inspiración viajera, hemos hecho una selección de Paradores que, además de estar situados en algunas de nuestras ciudades favoritas, tienen un elemento común que nos enamora: sus patios.
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El Parador de Lerma es un palacio ducal que fue construido sobre un castillo medieval por el que pasaron personajes como Napoleón, Luis de Borbón o la infanta Margarita.
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En su claustro, Lope de Vega estrenaba sus obras hace 500 años. Y, como curiosidad, si vas a Lerma, además del Parador, te encantará —especialmente con niños—visitar su Museo del Juguete, para recordar todos aquellos muñecos que marcaron vuestra infancia.
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Francisco de Pizarro, Francisco de Orellana o Alonso de Hinojosa son algunos de los conquistadores que regresaban de sus viajes con tal riqueza, que dio pie a que se construyeran palacios renacentistas, iglesias y otros edificios históricos. Entre ellos, el antiguo convento franciscano de Santa Clara, que es hoy el Parador de Trujillo.
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Su patio es ideal para descansar y relajarse, pero si vas con tiempo, nuestra recomendación es que hagas una parada en el Parque Nacional de Monfragüe, uno de los espacios naturales más espectaculares de Extremadura.
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Si hay un Parador que es la simbiosis perfecta entre historia y actualidad, tenemos que hablar del Parador de Seu d’Urgell. Cuatro galerías de siete arcos y un juego cromático de neón a varias alturas son los que llenan de carácter a su claustro del siglo XVIII.
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No puedes irte sin hacer una ruta por el pirineo leridano, o incluso visitar Andorra de forma exprés, a tan solo 10 kilómetros. A tu vuelta, la piscina climatizada, la sauna o el solárium te estarán esperando.
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Entre el Puente de San Pablo y frente a las Casas Colgadas, está el Parador de Cuenca, construido en el que fue el convento de San Pablo. Algo que seguro que no sabías es que los reyes Felipe VI y Doña Letizia pasaron aquí su primera noche de bodas.
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El Parador de Cuenca conserva sus espacios originales, como su claustro acristalado, que es uno de nuestros rincones favoritos de Cuenca. Ya en la ciudad, uno de los lugares que más nos gusta visitar es su calle Alfonso VIII, famosa por las míticas fachadas de colores que dan vida a sus casas.
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Nada más entrar, del Parador de Úbeda cautiva su patio central —uno de los patios más bonitos de la ciudad—, decorado con arcos de medio punto y columnas de mármol blanco. Una clara representación de lo que es el estilo nazarita, uno de los más destacados dentro del arte granadino.
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Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad, está llena de rincones que te harán conocer desde el interior los tesoros escondidos de Jaén. Y no podemos olvidar el parque natural donde se encuentra la Sierra de Cazorla, a menos de una hora, el mayor espacio natural protegido de España y el segundo de Europa.