De los 130 kilómetros de caminos que recorren Cinque Terre, la Via dell’Amore es el más espectacular ¡y el más romántico! Un sendero de 800 metros de longitud que fue tallado en los escarpados acantilados que se asoman al mar de Liguria hace más de 100 años para facilitar el paso de los trabajadores y los burros que transportaban materiales para la construcción del ferrocarril entre las ciudades de Génova y La Spezia y que con el paso del tiempo se convirtió en el preferido de los senderistas.
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Se comenzó a trazar en 1920 y no vio su fin hasta 11 años después, luego un escritor romántico escribió en la pared de roca Via dell’Amore y le dio nombre. Cincuenta años después se instalarían a lo largo de su recorrido bancos dedicados a figuras mitológicas de la pasión, desde Cupido hasta Eros, que fueron añadiendo romance al lugar.
Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son los cinco pueblos medievales que conforman Cinque Terre, todos con el mismo esquema, con sus casitas de colores trepando por los acantilados asomados al golfo de Génova y un paisaje de viñas, olivares y cultivos de terraza declarado Patrimonio de la Humanidad, junto al pequeño parque nacional que los rodea. La caminata por la Via dell’Amore une los dos últimos y después de 12 años de espera se puede volver a pasear por él.
La entrada a Via dell'Amore se encuentra en Riomaggiore y solo se puede recorrer en un solo sentido. El encanto del pueblo más al sur de las Cinque Terre reside en su diminuto pueblo pesquero y su laberinto de callejuelas empedradas que trepan hasta los miradores de la torre del Reloj, situada en lo más alto. Protegido por un castillo, tiene un templo del siglo XIV y un buen ambiente en su via Colombo, donde abren sus puertas cafés y heladerías en los que sentarse con los lugareños de estas tierras.
Al final de la panorámica senda peatonal, de alto valor naturalista y profundamente vinculada con los habitantes locales, está Manarola, que encandila por sus pintorescas callejuelas, sus casitas de colores, sus casas-torre, sus rincones y sus miradores desde los que asistir a atardeceres inolvidables. Después de recorrer la senda, nada mejor que disfrutar de unos ricos boquerones con limón, que son la especialidad local, acompañados de su famoso vino dulce llamado sciachetrá.
CÓMO HACER EL SENDERO
Al igual que el Caminito del Rey, para recorrer la Via dell’Amore es necesario reservar una entrada online o en las taquillas del parque porque el acceso está limitado a 400 personas cada hora. Abre todos los días de 8 de la mañana a 21 horas (hasta octubre), a partir de noviembre, de 9:30 a 16:30. La entrada para un día tiene un precio a partir de 14,50 € e incluye el acceso al castillo de Riomaggiore.
LOS OTROS PUEBLOS DE LAS CINQUE TERRE
Además de recorrer la Via dell’Amore de principio a fin hay que alcanzar a pie o en coche el resto de los pueblos que conforman las Cinque Terre. A Corniglia se puede llegar caminando desde Manarola. Es la aldea más pequeña de este conjunto reconocido por la Unesco, también la más rural y tranquila, y no tiene puerto, pero sí una playa escondida, la de Guvano. Encantadores son los viejos caserones que se suceden en la via Fieschi y su iglesia de San Pietro, sobre un promotorio rocoso que se alcanza después de subir 400 escalones o, más fácil, tomando una lanzadera.
Más al norte está Vernazza, para muchos el pueblo más bonito de los cinco, por su paisaje, su ensenada natural, las mansiones, loggias, torreones y soportales que asoman en sus empinadas callejuelas y el castillo de los Doria. También tiene dos playas y una bonita panorámica desde la torre medieval de Belforte.
El último de los pueblos de la estrecha y sinuosa carretera al borde del mar que enlaza Cinque Terre, entre Génova y Pisa, es Monterosso. El más grande y antiguo también, preferido por los que buscan la playa, sobre todo la de sobre todo la de Monterosso Fegina, y cafés frente al mar.