En Asturias, las confiterías más artesanas se afanan por crear su dulce icono. Ese con el que han ganado incluso fama mundial y que te animamos a conocer y a probar. Si piensas visitar la Capital Española de la Gastronomía 2024, tienes que seguir la ruta "Oviedo Llambión", hasta el 20 de agosto, pasando por pastelerías que esconden historias maravillosas.
ASÍ NACIERON LOS CARBAYONES
Puede que Oviedo se lleve la fama de la cuna de los "llambiones", los más golosos de Asturias. Pero de lo que no hay duda es de que aquí tienen los dulces más famosos con nombre propio. Empezamos por los carbayones, un delicioso y tierno pastelito de almendra. En 1924, el alcalde de Oviedo encargó a José de Blas la creación de un dulce que representase a Oviedo en la Primera Feria Internacional de Muestras de Gijón. El repostero ideó este pastel de hojaldre, almendra y yema y le puso el nombre de Carbayón en honor al roble centenario (carbayu, en asturiano) que había en la calle Uría, en el centro de la ciudad, “y carbayones es, además, como se llama popularmente a los ovetenses, recuerda Paloma de Blas, quinta generación y gerente de la confitería”.
Entrar en la pastelería Camilo de Blas de Oviedo (en Jovellanos, 7) es como retroceder un siglo en el tiempo. Aunque sufrió un grave incendio en 1929, consiguió restaurarse como estaba, conservando el mostrador de mármol de Carrara y las columnas, por lo que mantiene la misma imagen de su inauguración, en 1914, con la vieja máquina registradora presidiendo el local. Ha sido escenario de películas tan conocidas como la que rodó Woody Allen en la capital del principado, Vicky, Cristina, Barcelona en 2007. Por cierto, no dejes de probar la versión en bombón helado y tarrina del carbayón, es sorprendente, y también preparan carbayones sin gluten.
MOSCOVITAS, TRUFAS Y HELADOS
En la Confitería Rialto (San Francisco, 12), la familia Gayoso lleva cuatro generaciones preparando moscovitas, unas pastas que se han hecho mundialmente famosas con una receta secreta y patentada. Los ingredientes básicos sí se conocen: una almendra Marcona de calidad y el azúcar, además del mejor chocolate para el baño final. El resultado es un delicado bocado, fino y crujiente. Tienes que probarlas en el salón de meriendas que se esconde al fondo de la tienda y llevarte una cajita con las tres variedades: chocolate negro, con leche y blanco.
Y no hay que irse de Oviedo sin probar las nueces glaseadas de la Confitería Asturias, llevarse una caja de bombones y trufas de Peñalba y otra de los clásicos casadielles de La Mallorquina, refrescarse con el helado de turrón de Diego Verdú y completar la ruta "llambiona" (que va a contar con un pasaporte a sellar en cada uno de los 12 locales para entrar en un sorteo de productos) sin ningún remordimiento.
CATEDRAL, MUSEO Y COMPRAS EN EL FONTÁN
Nuestro paseo por el casco histórico de Oviedo puede continuar encaminando nuestros pasos hacia la Catedral de San Salvador, con la majestuosa torre gótica a la que se puede subir para llegar a lo alto (46,5 metros) y tener unas vistas fabulosas de la ciudad. Veremos el paso incesante de peregrinos y es que en Oviedo nació el Camino de Santiago, el Camino Primitivo, de la mano del rey Alfonso II el Casto, quien fue hasta Santiago en el año 834 cuando el obispo Teodomiro le avisó del descubrimiento de la tumba del apóstol y se convirtió así en el primer peregrino de la historia. Una placa en el suelo de la plaza indica este hecho y la dirección que toma el Camino.
Al otro lado de la plaza se encuentra la famosa estatua de la Regenta, el personaje de ficción más conocido de Oviedo y siempre dispuesta a hacerse un selfie con los turistas. Oviedo está plagada de esculturas. Y las hay para todos los gustos. Puedes seguir la ruta que te descubrirá a Woody Allen paseando por la ciudad, a Mafalda sentada en un banco del Parque San Francisco, la Maternidad de Botero, el Culo de Úrculo y así hasta más de cien esculturas urbanas, un museo a pie de calle.
El museo que merece (y mucho) una visita es el de Bellas Artes (la entrada es gratuita), en el Palacio de Velarde y la ampliación que da a la plaza de la Catedral (Pza. de Alfonso II, el Casto, 1). Atesora una magnífica colección de obras de grandes maestros, desde la Edad Media a la actualidad. Destaca la pintura clásica española con El Greco, Zurbarán, Goya, autores del siglo XX como Picasso, Dalí, Miró y Sorolla y pintores asturianos.
Atraviesa la plaza del Ayuntamiento, siempre con ajetreo de gente, para llegar hasta la plaza del Fontán, inconfundible con sus casas de coloridas fachadas, el pavimento empedrado y los soportales. Aquí se celebra mercado jueves y sábados, además del domingo, cuando hay un concurrido rastro junto al Arco de los Zapatos, donde antiguamente se vendían madreñas. Aprovecha para llevarte lo mejor de la despensa asturiana en el mercado de abastos: todos los ingredientes de la fabada, alguna sidra y unos ricos quesos del puesto de Paulino. Porque no solo de dulces viven los llambiones.