Tamara Falcó en los jardines de Giverny, pertenecientes a la casa de Claude Monet, en la Normandía francesa© @tamara_falco

CERCA DE PARÍS

Los jardines de Giverny, la escapada perfecta de Tamara Falcó e Íñigo Onieva

A poco más de una hora al noroeste de París, en el pueblo de Giverny encontramos los jardines de Monet, una de las grandes joyas de la Normandía francesa que han visitado en su escapada parisina.


17 de julio de 2024 - 18:08 CEST

La pareja está celebrando su primer aniversario de boda, que se cumplió el pasado 8 de julio, con una escapada a la ciudad el amor, la más romántica del mundo según la propia Tamara. Un viaje en  el que la gastronomía ha tenido un especial protagonismo y les hemos podido ver en algunos de los mejores restaurantes de la ciudad: Epicure, con 3 estrellas Michelin; o dos míticos como Le Voltaire -con sus deliciosos profiteroles- y Maxim’s, uno de los míticos a orillas del Sena.

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Íñigo Onieva y Tamara Falcó delante del restaurante Voltaire© @tamara_falco
Íñigo Onieva y Tamara Falcó delante del restaurante Voltaire

Para la ocasión han elegido alojarse en el hotel Le Bristol, uno de los favoritos de las celebrities, donde hemos podido ver a la marquesa de Griñón rodeada de flores y champagne y unas magníficas vistas con la torre Eiffel de fondo. “Gracias @ionieva por el mejor aniversario que pudiese imaginarme” ha dicho la propia Tamara, y es que pocas ciudades como París para celebrar el amor.

© @tamara_falco
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Pero la escapada de la pareja no se ha limitado a París y se han animado con la que es una de las excursiones favoritas de los turistas desde la Ciudad de la Luz: Giverny, para decubrir la casa y los jardines de Monet. “Una de las visitas que más me apetecía era a Giverny, a conocer los jardines de Monet. Es uno de los sitios más inspiradores y bonitos en los que he estado. Poder ver de cerca los jardines y nenúfares que él pintaba es un regalo. Os animo a visitarlo si estáis este verano por Francia” Nos dice Tamara Falcó. 

Para no perderos esta escapada imprescindible en vuestra próxima visita a París os contamos todo lo que hay que saber.

¿Dónde está Giverny?

Giverny es un pueblo encantador, junto al río Sena, situado a unos 80 kilómetros al noroeste de París. Es posible llegar a él en coche en poco más de una hora pero también está perfectamente conectado en tren (desde la estación de estación de París Saint-Lazare hasta Vernon-Giverny) o autobús desde la capital francesa.

Lo que le ha hecho famoso en el mundo entero es su luz, una luz especial que cautivó a uno de los grandes maestros del impresionismo, Claude Monet, quien vivió en él desde 1883 hasta su muerte, en 1926. No fue el único que quedó enamorado de la luz de este rincón de la Normandía francesa, porque los cielos, las flores, la vida cotidiana, la luz cambiante de esta región ha servido de inspiración a otros grandes artistas como Degas, Renoir o Pissarro.

© Cordon Press
Giverny es especialmente conocido por estar dentro de la llamada ruta del impresionismo francés.

Hoy es posible trazar una ruta siguiendo a los maestros del impresionismo que parte de París, donde antes conviene visitar el Museo d’Orsey, con la mayor colección de arte impresionista del mundo, y sigue sus pasos por pueblos encantadores como Rouen, otro de los lugares que obsesionaron a Monet; Auvers-Sur-Oise, el pueblo impresionista por excelencia; Giverny, donde conocer la casa de Monet y sus famosos jardines; Honfleur, una coqueta villa portuaria que Monet solía visitar; o la llamada Costa de Alabastro, donde se encuentra la preciosa villa de Étretat, cuyos acantilados cautivaron a Bodin, Corbet y al propio Monet.

La casa y los jardines de Monet

Ha otras visitas como el Museo de los Impresionistas de Giverny y sus jardines o el Museo de la Mecánica Natural, pero sin duda los turistas que llegan a Giverny lo hacen atraídos por la casa del gran pintor Claude Monet. En ella pasó buena parte de su vida, rodeado de un delicioso jardín que reflejó en algunos de sus mejores cuadros y que Tamara Falcó ha calificado de lugar inspirador y es que lo es.

© Cordon Press
Fachada de la casa del pintor Claude Monet, que además está rodeada de sus famosos jardines.

La casa del pintor de la luz se puede visitar (fondation-monet.com) y no hay mejor lugar para descubrir su universo y cómo fue su vida cotidiana. La visita recorre el pequeño salón azul, la despensa, el salón, el comedor, la cocina… también su estudio, en el que trabajó hasta 1899, donde hoy podemos ver algunas reproducciones de cuadros del pintor como lo estarían a lo largo de su vida.

En la plata alta, los apartamentos privados entre los que se incluye el dormitorio de Monet y su esposa, Alice, recreado como fue el original. También aquí hay reproducciones de pinturas, no solo suyas, también de los que fueran sus amigos, como Cézanne, Renoir o Signac.

© @tamara_falco
Tamara Falcó y su marido Íñigo Onieva en los jardines de Giverny.

Tamara Falcó: “Una de las visitas que más me apetecía era a Giverny, a conocer los jardines de Monet. Es uno de los sitios más inspiradores y bonitos en los que he estado. Poder ver de cerca los jardines y nenúfares que él pintaba es un regalo. Os animo a visitarlo si estáis este verano por Francia”

Uno de los principales atractivos está en sus floridos jardines, que le inspiraron numerosas obras de arte, como el Jardin d’Eau, transformado en el famoso estanque de nenúfares y en su puente japonés que ha sido fotografiado miles y miles de veces. Un lugar exquisito al que la marquesa de Griñón tampoco ha podido resistirse y se ha tomado la tradicional foto para sus redes sociales.

© @tamara_falco
De los jardines ha dicho la marquesa de Grión que es uno de los sitios más bonitos e inspiradores en los que ha estado.

Los jardines están divididos en dos partes, Le Clos Normand, un jardín florido en la parte delantera de la casa, y el Jardin d'Eau. El primero repleto de flores de todos los colores, como si de la paleta de un pintor se tratase, y árboles frutales. 

Fue en 1893 cuando Monet adquirió un terreno en el que desvió las aguas del Ru, un brazo del río Epte. Así creó un jardín acuático en el que mandó construir un puente japonés, pero que pintó de verde, a diferencia de los japoneses que suelen estar pintados de rojo. Plantas como el bambú, el arce, peonías japonesas, lirios o sauces llorones rodean el estanque en cuyo fondo plantó nenúfares. Un espacio de naturaleza que cuidaba como el mejor de los jardineros y en el que pasaba largas horas, recibía a los amigos y trató de capturar su esencia a través de sus pinceles. Los nenúfares son hoy una de sus mayores obras de arte, inmensos paneles que transmiten emoción y belleza y que hoy tenemos el privilegio de contemplar en el Museo de la Orangerie de París o en vivo y en directo en este rincón privilegiado de Normandía. 

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