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Ahora que en los últimos años el turismo anda algo desbordado, con miles de personas moviéndose cada verano por España en busca de lugares menos masificados, estos rincones gallegos aún guardan el sabor de lo auténtico, sorpresas inesperadas y mucha tradición. Su aislamiento ha hecho que no sean tan visitados y les ha permitido guardar el encanto de la Galicia más pura y a la vez tranquila.
CASCADA DE SEIMEIRA, A FONSAGRADA (LUGO)
© Cordon PressEs la segunda cascada más grande de Galicia, y una de las más bellas, situada junto al municipio de A Fonsagrada. Se llega a ella atravesando un bosque de abedules y robles y por pasarelas de madera hasta situarnos frente a las aguas del río Porteliña que se desploma en una caída de unos 50 metros de altura. En la parte de arriba hay un mirador para contemplarla desde otra perspectiva. Un lugar único en la naturaleza que merece la pena una visita.
OLEIROS Y EL CASTILLO DE SANTA CRUZ (A CORUÑA)
© Noa Boutique HotelTan cerca de la ciudad de A Coruña como desconocido es este rincón situado al otro lado de la ría. Allí se encuentra la playa de Bastiagueiro, el lugar al que le gusta regresar a Alejandra Gere, donde tiene una finca su familia. No es la única playa del municipio, también están las de Santa Cruz y Santa Cristina, unidas por un largo paseo. Tampoco hay que perderse el castillo de Santa Cruz, situado en un islote al que se accede por una pasarela. Todo se contempla mucho mejor desde el Noa Boutique Hotel (noaboutiquehotel.com), un mirador privilegiado para descansar y contemplar esta bella costa.
CAÑONES DEL SIL
© Cordon PressHay que viajar hasta la frontera de las provincias de Lugo y Ourense para conocer unos cañones de extrema belleza que ha labrado el río Sil. Hablamos de la Ribeira Sacra, un lugar que si aún no has visitado tiene que estar en la lista de imprescindibles de Galicia. Las sinuosas curvas que forman esta garganta, entre paredes que llegan a alcanzar en algunos tramos los 500 metros de altura, se contemplan desde las alturas gracias a varios miradores, como el de Pena do Conde, el de Os Chancís, Chao de Madeiros, el mirador de Castro o el de La Columna, entre los mejores. Para contemplarlos desde abajo hay que navegar por el río, en Castro Caldelas, Monforte de Lemos o Nogueira de Ramuín hay embarcaderos desde donde parten barcos que recorren el río.
PENÍNSULA DE BARBANZA (A CORUÑA)
© Cordon PressUn recorrido por esta península gallega que domina el Atlántico y ofrece las mejores vistas de la frontera con Portugal nos lleva a descubrir rincones poco transitados. Hay que empezar por Noia, conocida como el “pequeño Santiago”; luego al castro de Baroña, desde donde se tienen unas vistas únicas; un poco mas adelante, la playa de las Furnas, una playa virgen no demasiado conocida pese a que ha servido de escenario cinematográfico y de series de televisión; Y luego Corrubedo (en la imagen), un pueblo y un parque natural con una sorprendente duna móvil gigante.
CASCADA DE ÉZARO (A CORUÑA)
© Cordon PressPara conocer a la única cascada de Europa que desemboca en el mar hay que viajar a la Costa da Morte. La fervenza de Ézaro se precipita por una brecha de granito en el monte Pindo, a 40 metros de altura, ofreciendo un espectáculo único. Se llega a su base por una pasarela de madera de unos 300 metros y si queremos contemplarla desde otro punto e vista lo mejor es alquilar un kayak y navegar bajo sus aguas (kayakezaro.com).
RÍA DE ALDÁN (PONTEVEDRA)
© Cordon PressLas Rías Baixas guardan un buen puñado de secretos y entre ellos se encuentra esta ría que esconde un bosque encantado de inmensos robles, abedules, castaños, laureles y eucaliptos y en medio un castillo almenado con un pequeño torreón. Llamado de O Frendoal, fue propiedad de los condes de Canalejas, quienes lo utilizaban como zona de recreo, aunque en realidad no se terminó de construir. Hoy este fantasmagórico edificio está abandonado y posee cierto halo de misterio. Cerca está el acueducto llamado arco da Moura o da Condesa, al que merece la pena acercarse. Y cerca también unas cuentas playas perfectas para el verano: la de dos Picos o San Cibrán, más urbanas, y más al norte, playas más salvajes como la de Areacova, Francón o Menduiña.
PARQUE NATURAL DEL MONTE ALOIA (PONTEVEDRA)
© Cordon PressA las afueras de la localidad de Tui se encuentra el primer parque natural de Galicia. Se llama Monte Aloia y es también el más pequeño, con menos de 800 hectáreas. Para descubrirlo lo mejor es pasar primero por el Centro de Visitantes, situado en la Casa do Enxeñeiro Areses, para luego recorrerlo por alguna de las sendas botánicas y apreciar su gran riqueza forestal. El alto de San Xiao es la zona más elevada del parque natural y donde se encuentra una ermita y varios miradores, desde estos últimos, en días despejados, se pueden apreciar hasta las islas Cíes.
RUTA DEL AGUA EN ARMENTEIRA (PONTEVEDRA)
© Cordon PressConocida como La Ruta de la Piedra y el Agua, en el valle de O Salnés, es una de las más bellas de Galicia. Un sendero perfectamente señalizado que se recorre a pie (por aquí pasa el Camino Portugués) o en bici por un bosque en el que se van descubriendo cascadas, pozas de agua fresca y unos cuantos molinos (muiños) antiguos, muchos de ellos restaurados. También se pasa por la Aldea Labrega, un pueblo de granito, con una iglesia, un hórreo, una familia y hasta animales domésticos, como una cerda con sus cochinillos. La ruta son unos 8 kilómetros (en un solo sentido) y luego habrá que visitar el monasterio cisterciense de Armenteira (monasteriodearmenteira.es) que incluso cuenta con hospedería para alojarse.
PAZOS DE ARENTEIRO Y EL POZO DOS FUMES (OURENSE)
© Cordon PressDurante la edad media esta villa fue un importante cruce de caminos entre la Galicia de interior y la de la costa. Hoy es un pequeño núcleo de poco más de 100 habitantes rodeado de viñedos y uno de los conjuntos etnográficos mejor conservados de Galicia. Su entorno invita al paseo cruzando antiguos puentes de piedra por encantadores parajes naturales. Entre los mejores paseos, el que lleva al pozo dos Fumes siguiendo el curso del río por un frondoso bosque de ribera donde nos iremos topando con cascadas y refrescantes pozas de agua.
PUENTE COLGANTE DE CAL GRANDE, FRAGAS DO EUME (A CORUÑA)
© Cordon PressParada obligada en Galicia la de las Fragas do Eume, el bosque costero atlántico mejor conservado de Europa, una espesura de robles, castaños, abedules o enormes helechos que cuentan en su haber con cientos de años. En el corazón del bosque se esconde un monasterio milenario y solitario, el de Caaveiro, sobre un promontorio rocoso y envuelto de vegetación, la zona más visitada del parque. Para disfrutar aún más de este magnífico espacio hay que atravesar sus dos estructuras colgantes: el puente de Cal Grande y el de Fornelos por los que cruzar de un lado a otro de la orilla del río. Y para conocer todo lo que podemos hacer en este bello espacio natural, el Centro de Interpretación de las Fragas do Eume, en la carretera de Ombre a Caaveiro.
