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Deauville, la cuna del cine y el glamur que ha seducido a Penélope Cruz y Brad Pitt

Un cortometraje de Chanel ha unido a ambos actores en esta preciosa localidad francesa de la costa de Normandía que inspiró a los grandes pintores impresionistas


27 de mayo de 2024 - 10:37 CEST

Ella (Anouk Aimée), una joven viuda con una hija pequeña. Él (Jean-Louis Trintignant), un hombre triste e introvertido que ha enviudado recientemente y con un hijo de corta edad. Se conocen en el internado en el que estudian los menores y aunque el duelo está presente, no pueden evitar sentirse atraídos. La historia transcurre en Deauville, esa preciosa localidad de la costa de Normandía que la película Un hombre y una mujer, del director Claude Lelouch, popularizó cuando se estrenó en 1966. Que ganara la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el Oscar como Mejor Película de habla no inglesa tuvo mucho que ver.

 

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Seis décadas después son Penélope Cruz y Brad Pitt los que han pasado por la ciudad francesa para ponerse a las órdenes de la directora Inez & Vinoodh y, emulando a sus protagonistas, rendir homenaje a esta cinta en la última campaña de Chanel. Era la primera vez que la actriz española y la estrella hollywoodiense compartían plano y ha sido un anuncio a modo de corto cinematográfico del bolso icónico de la marca francesa, el 11.12, lo que los ha unido en la pantalla. Esas magníficas coincidencias que logran las campañas publicitarias.

 

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Penélope Cruz y Brad Pitt pasaron dos días rodando en Deauville y la magia también surgió entre ellos en las escenas que protagonizaron en la playa o en el restaurante del hotel, sentados uno frente a otro y el bolso de la firma, de la que la actriz madrileña es embajadora, enmarcando la escena.

 

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Mucho antes de todo esto, ya había comenzado el idilio de Chanel por Deauville, pues fue en 1912, cuando Gabrielle Chanel, más conocida como Coco, abrió entre el Casino y el Hotel Normandy una boutique en la que comenzaría a vender una novedosa línea de ropa deportiva de punto que revolucionaría la moda. El éxito sería inmediato. Una inscripción decorada con una ilustración de Karl Lagerfeld lo recuerda.

De ese tramo de la costa Atlántica francesa conocido como la costa Florida, que inspiró a los más ilustres pintores del siglo XIX, entre ellos Monet, y del que también forman parte Honfleur, Cabourg y Trouville, Deauville es uno de los lugares más exquisitos. Siempre marcó tendencia esta villa costera que seduce por su elegancia y buen gusto, gracias al cuidado con que conserva sus mansiones y antiguos hoteles, el casino, las casetas de baño de su playa que trasladan a la belle époque.

 

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Ese aire distinguido de Deauville también se lo otorgan sus carreras de caballos y, en septiembre, el desfile de estrellas del celuloide que pasan por su famoso Festival de Cine Estadounidense, el más importante de Francia tras el de Cannes. Es uno de reclamos de esta villa normanda, pero descubramos otros:

 

LES PLANCHES

Los dos kilómetros de arena, sembrados de icónicas sombrillas multicolor, por los que se pasean en el cortometraje Penélope Cruz y Brad Pitt, están escoltados por el paseo marítimo más cinematográfico y más fotografiado. Bordeando el complejo de los Baños Pompeyanos, 450 cabañas art decó en cuyas vallas que separan unas de otras están marcados los nombres de los directores y actores invitados cada año a esta cita del cine que se celebra desde 1975. Es el photocall de Deauville.

 

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LA VILLA STRASSBURGER

El barón Henri de Rothschild mandó construir en 1907 esta imponente mansión junto al hipódromo para no perderse ni una sola de sus carreras, como gran aficionado que era. Arquetipo de las casas solariegas locales, llama la atención por su planta baja construida en dameros de ladrillos y piedras y su piso de entramados. En este terreno se emplazaba la granja Ferme du Couteau, propiedad de la familia de Gustave Flaubert desde 1837. Alrededor de la casa hay un extenso parque de dos hectáreas plantado de manzanos.

 

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EL HIPÓDROMO

En 2024, el hipódromo de Deauville-La Touques celebra 160 años de historia. Lo mandó edificar el Duque de Morny en 1864 y se organizan en él carreras en verano e invierno y competiciones de polo en las que se enfrentan los mejores equipos del mundo. Si no coincide siempre se puede hacer la visita guiada que descubre sus lugares secretos y, los más aficionados, dando un paseo a caballo a primera hora del día o al atardecer por la playa.

 

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EL CASINO

Cuando se pone el sol, la vida en Deauville continúa en el casino Barriere, un edificio de 1912, que vino a sustituir el más pequeño que se abrió unas décadas antes a cincuenta metros de este y está inspirado en el Gran Trianón del castillo de Versalles. Si no te tienta el juego siempre se puede asistir a un espectáculo en su pequeño teatro de estilo italiano, cenar en uno de sus tres restaurantes, tomar una copa en el O2 o entretenerse en un karaoke.

 

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LA CASA DE EUGÈNE BOUDIN

Precursor del impresionismo, Boudin nació en Honfleur, pero pasó muchos de sus veranos en esta villa costera cuyas escenas de la vida diaria trasladó a sus lienzos. Seducido por la vista de la playa desde el muelle, instalaba en él su caballete para pintar el mismo encuadre con diferentes luces. En 1884 hizo construir la villa Les Ajoncs, hoy rebautizada como La Broloque, en el número 8 de la rue Olliffe, en la que pasó los últimos 14 años de su vida.

LE NORMANDY

La suite más exquisita de este señorial hotel es un homenaje a Un hombre y una mujer. Construido en 1912 y reformado completamente en 2016, está situado frente a las playas, en las proximidades del Casino. Pertenece al grupo Lucien Barrière, que gestiona también el vecino Royal Barrière. Su notable arquitectura anglonormanda, formó parte del paisaje que vieron y disfrutaron los impresionistas en Deauville-Trouville.

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