La leyenda del tenis Rafa Nadal jugará estos días en París su último Roland Garros, antes de la despedida definitiva en 2024 de su carrera profesional. El torneo es muy especial para él, pues ha sido campeón 14 veces del Grand Slam francés, aunque es consciente de que sus posibilidades de volver a morder la Copa de los Mosqueteros el 9 de junio es un sueño difícil de realizar. París espera a Nadal y su nombre volverá a sonar unido al de Mallorca, su isla, y a Manacor, su ciudad natal, el lugar que lleva con orgullo por el mundo, y al que siempre regresa. Un municipio en el oriente de la isla balear con atractivos para descubrir, empezando por los lugares vinculados al deportista, pero, además, cuevas espectaculares, patrimonio y 27 kilómetros de litoral para disfrutar del mar.
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RAFA NADAL MUSEUM XPERIENCE
Desde que abrió el museo en su academia, Manacor añadió este a su guía de imprescindibles (rafanadalmuseum.com). La visita por él (18 €) descubre en su sala expositiva los trofeos conquistados por el mejor tenista de todos los tiempos. Un emotivo viaje en el tiempo para recordar los momentos más destacados de su carrera en las pistas de tenis, pero a la vez para conocer la historia del deporte gracias a los recuerdos y objetos que han cedido grandes figuras como Michael Jordan, Roger Federer, Usain Bolt, Serena Williams, Pau Gasol o Cristiano Ronaldo. Junto a la parte expositiva, hay una zona experiencial con juegos interactivos y audiovisuales, como la que permite que los visitantes compitan virtualmente con figuras deportivas mundiales.
ROLAND GARROS, EL RESTAURANTE
El torneo parisino ha inspirado el restaurante del centro deportivo de alto rendimiento de Rafa Nadal. Tanto es así que ha sido diseñado para que quien se sienta a su mesa disfrute como si estuviera en Roland Garros. Junto a imágenes del manacorí, en su decoración brillan otras reconocidas estrellas que han logrado hacerse con el triunfo en París, como Steffi Graff, Chris Evert o Bjön Borg. Para degustar, una oferta de cocina mediterránea, elaborada por el equipo de cocineros y especialistas en nutrición de la academia. Y los domingos, un brunch, con una gran variedad de platos, zumos y batidos saludables.
PORTO CRISTO
Manacor está en el interior, pero la casa de Nadal está junto al mar, en Porto Cristo, sobre un acantilado con vistas extraordinarias. Desde lo alto vigila el puerto, donde está amarrado su yate, una embarcación de 24 metros de eslora llamada Great White, la playa y los llaüts y barcos que hacen excursiones por la costa. Es, precisamente en torno al paseo marítimo que bordea el arenal, donde se concentra su actividad, con una amplia oferta de restaurantes, como el Faro Gastrobar (farogastrobar.com) o Quince Cantina (restaurantequince.com).
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OTRAS PLAYAS
Pero hay otras más en el ancho abanico de calas que embellecen la costa de Manacor. En S’Illot, el punto más septentrional y que nació como lugar de veraneo para los locales en los años 30, está Cala Moreia y la más recóndita de Cala Morlanda, de rocas, pero de aguas muy transparentes, en las que se puede bucear, hacer surf y otras actividades. Rodeada de pinares está Cala Murada y en un precioso entorno, Anguila, Mendia y s’Estany d’en Mas (o cala Romantica), en la imagen, Algunas de ellas son un agradable final después de una ruta a pie o en bicicleta.
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LAS CUEVAS DEL DRACH… Y DEL HAMS
Junto a Porto Cristo están las cuevas más famosas de las Baleares. Y lo son no solo por las formaciones de estalactitas y estalagmitas que esconden en su interior, además, por la experiencia de dar un paseo en barca por sus aguas subterráneas e incluso asistir a un concierto de música clásica en directo en el lago Martel, el mayor de sus seis estanques y uno de los lagos interiores más grandes del mundo. La visita (cuevasdeldrach.com) pasa por formaciones tan espectaculares como los Baños de Diana, Monte Nevado o La Bandera. Muy cerca de estas, comunicadas con ellas y compitiendo en belleza, las Cuevas del Hams (cuevasdelhams.com).
EL CENTRO DE MANACOR
Sa Bassa es el punto de encuentro de los manacorines, con sus comercios y el mercado artesanal que se monta todos los sábados y, a su alrededor, un conjunto de casonas señoriales. También animadas son las plazas de la Constitución, la del Rector –con la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores– y la del Convent, en la que se levanta el conjunto que forman la iglesia y el claustro de Sant Vicenç Ferrer. El paseo por el centro también descubre las torres de ses Puntes y la del Palau, el único elemento que se conserva del antiguo Palacio Real. Y en la carretera de Manacor a Cales de Mallorca está la Torre dels Enagistes, que acoge el Museo de Historia, del que también forma parte el antiguo molino harinero Molí de’n Fraret.
ENSAIMADAS Y SOSPIROS
Casi nadie que viaje a Mallorca regresa a casa sin una ensaimada. En Manacor hay comercios emblemáticos donde hacerse con ellas y con otros dulces, desde los típicos amargos a los llamados sospiros, unas galletas de aspecto tosco, elaboradas con harina de trigo, azúcar, huevos y ralladura de limón, que puedes comprar en Forn Can Munar. Para probar el pastel de pobre hay que pasar por la pastisseria Can’n Roca. Y más cosas para llevar como recuerdo gastronómico de vuelta, vinos de las D.O. Pla i Llevant, vino de la tierra Illes Balears y vino de la tierra Mallorca, que se producen y envasan en este municipio, o los aceites de Aubocassa (aubocassa.com), cuya almazara también se puede visitar.
DESCANSO EN EL CAMPO MALLORQUÍN
Y para alojarse en Manacor hay opciones en la ciudad, en la zona de playa, pero una experiencia más auténtica, pasa por hacerlo en el campo mallorquín, en uno de los agroturismos y hoteles rurales repartidos por el municipio. Entre los más exclusivos, Reserva Rotana (reservarotana.com), una casa señorial del siglo XVII cuidadosamente restaurada rodeada de vegetación, con campo privado de golf y restaurante de cocina mediterránea. Es Rafal Nou (esrafalnou.com) es agroturismo de estilo mallorquín con más de 100 años de antigüedad que ofrece 10 apartamentos equipados con todo el confort en una explotación agrícola y ganadera.
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