Itálica es uno de los más bellos episodios de la Historia de España y presume de poseer una fecha de nacimiento: el año 206 a.C.. Primero fue un campamento romano, luego fue creciendo con los años hasta alcanzar rango de municipio. Pero lo más apasionante ocurrió en el siglo I d.C., cuando numerosas familias patricias nacidas aquí alcanzaron gran influencia en Roma.
Ninguna ciudad de Hispania había dado antes al Imperio dos emperadores. Itálica sí. Los dos nacieron a orillas del Guadalquivir, pero se marcharon muy jóvenes a ocupar altos cargos en la capital del imperio hasta ser nombrados reyes de Occidente. En el año 98 Trajano se convirtió en emperador. A su muerte, el año 117, le sucedió Adriano.
LA VISITA A ITÁLICA
El conjunto arqueológico de Itálica se localiza en Santiponce, a 7 kilómetros de Sevilla, a un lado de la carretera que conduce a las localidades vecinas de La Algaba y Alcalá del Río, en la comarca del Aljarafe. La visita por él es gratuita y se puede realizar por libre o guiada en grupo (museosdeandalucia.es), pero conviene comenzar por el pequeño centro de interpretación, donde se ofrece información histórica sobre la ciudad y el proceso arqueológico de los últimos dos siglos.
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Los gobiernos de Trajano y Adriano coinciden con el auge de Itálica. Ambos emperadores promueven grandes obras. Son los años en que Itálica se monumentaliza. Se trazan anchas calles y amplias manzanas que hoy se recorren imaginando suntuosas viviendas patricias. Se construyen importantes obras hidráulicas y de saneamiento, grandiosos edificios públicos, como las termas mayores o el imponente anfiteatro, eje principal de la visita al conjunto arqueológico, cuya capacidad superaba los 25.000 asientos para una ciudad que en sus mejores épocas llegó a alcanzar los 10.000 habitantes.
Hay un sendero entre pinos que conduce a los miradores del anfiteatro. Son el mejor lugar para contemplar la grandiosidad de la ciudad. Más allá de este edificio, hacia el sur, se distinguen los restos de la antigua metrópoli, la disposición urbanística de sus barrios. Allí están la casa de la Exedra, el mosaico de Neptuno, la casa de los Pájaros o el palacio del Planetario, una de las muchas mansiones destinadas en exclusiva a los más notables de la ciudad.
Fuera del conjunto arqueológico, rodeado por las viviendas modernas de Santiponce, se halla el teatro, destinado a acoger representaciones tragicómicas y con una capacidad para más de 3000 espectadores.
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SAN ISIDORO DEL CAMPO
En otro de los extremos de Santiponce, más próximo al Guadalquivivir, se halla el monasterio de San Isidoro del Campo. Lo fundó Alonso Pérez de Guzmán, más conocido como Guzmán el Bueno, como panteón familiar sobre una vieja ermita mozárabe donde la leyenda aseguraba que había sido enterrado San Isidoro de Sevilla.
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Del monasterio se hicieron cargo numerosas órdenes, pero fue conocido, sobre todo en el siglo XVI, porque en sus dependencias destellaron los primeros focos de reforma religiosa. Sus monjes leyeron y tradujeron libros prohibidos por la Inquisición y muchos de ellos murieron en la hoguera. Uno de ellos fue Casiodoro de Reina, que consiguió escapar a Europa después de acabar su trabajo como traductor de la primera Biblia en lengua castellana.
San Isidoro es uno de los templos más bellos de Andalucía, un soberbio complejo monumental articulado en torno a la iglesia principal, presidida por los valiosos retablos y tallas del imaginero barroco Juan Martínez Montañés y por sus cinco claustros, algunos de ellos de exquisita tradición mudéjar. Hay en su visita algo de mágico, porque en sus muchas dependencias –en la armoniosa sacristía, en el refectorio donde destacan los grandes cuadros barrocos, en la sala capitular donde abundan las pinturas murales–. La entrada es gratuita y se realiza por libre.
LA ISLA DE LA CARTUJA
Próxima a Itálica está también esta isla, justo donde el Guadalquivir dibuja un curvo meandro. Aquí se celebró en 1992 la Exposición Universal y de aquel acontecimiento siguen en pie muchos pabellones convertidos hoy en empresas, centros expositivos y hoteles, como el Barceló Sevilla Renacimiento (barcelo.com), un cinco estrellas emblemático en la ciudad, por su arquitectura y su diseño, que recuerdan al museo Guggenheim de Nueva York. En La Cartuja está el monasterio del mismo nombre, que acoge el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Cerca, junto a la Torre Pelli, abre sus puertas Caixa Fórum.
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DÓNDE COMER
En el mismo Santiponce puedes quedarte a comer en El Ventorrillo Canario (ventorrillocanario.com), especializado en carnes a la brasa con papas arrugás y mojo picón. Próximo a las ruinas, pero especializado en arroces y pescados frescos de la costa de Huelva, está La Caseta de Antonio (lacasetadeantonio.com). Y enfrente del conjunto monumental, Gran Venta Itálica Casa Venancia (tel. 955 99 67 06), cuyo comedor se ha preocupado por rescatar platos de la cocina andaluza tradicional, especialmente la hispalense.