Empápate de naturaleza en estos saltos de agua de Cataluña

La naturaleza no deja de sorprendernos. No hay rincón en el mundo que no esconda un enclave donde exhiba su enorme poder: cataratas, ríos, selvas, bosques, montañas... Pero no, no pienses en paraísos lejanos, a veces no tienes que alejarte miles de kilómetros para caer rendido a lo que nos tiene reservado, siempre hay rincones repletos de belleza más cerca de lo que pensamos. Estos saltos de agua son un buen ejemplo. Ahora que ya empieza a hacer calor, resultan de lo más fresquitos para tus próximas escapadas.

SALTO DE SÁLLENT, BARCELONA

A una hora en coche de la capital catalana, en la comarca de Osona, Rupit es el pueblo más fotogénico de Barcelona, con calles y casonas de piedra, un puente colgante, restos de un castillo…, parece sacado de una película de la Edad Media. Y tiene un entorno fabuloso para recrearse en la naturaleza, la del macizo del Collsacabra, por el que se desploman las aguas del salto de Sallent, la cascada más alta y espectacular de la región, con 115 metros de caída. Un paseo sencillo de poco más de un kilómetro y medio kilómetro lleva, con vistas al pantano de Sai, hasta su base, donde entre cristalinos riachuelos y bosques, cae en una poza creada por la erosión a lo largo de los siglos.

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SALTO DEL MOLÍ DELS MURRIS, GIRONA

Ideal para un buen chapuzón en la comarca de la Garrotxa, la más conocida de las pozas de Les Planes d’Hostoles es también muy fotogénica por su fondo brillante y sus formaciones rocosas llamadas els travertins, sirviendo de escenario de rodaje de películas y anuncios. En Les Planes arranca la sombreada ruta que lleva hasta este salto en la riera de Cogolls enfilando por la vía verde del Carrilet en dirección a Olot y dejando atrás la poza del Molino de Can Poeti. Después de admirar el salto hay que prestar atención a la casa modernista de Can Garay y la casa solariega Jorquer.

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CASCADA DE SANT ESPERIT, LLEIDA

No hay lista de pozas o de saltos de agua en la que no aparezca esta espectacular cascada del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. La entrada principal del valle de Boí da acceso a la excursión más solicitada del espacio protegido: la senda de la Nutria. Discurre por el fondo del valle acompañando al río Sant Nicolau y descubre el estany Llebreta, la ermita de Sant Nicolau, el Planell de Aigüestortes y la bonita cascada de Sant Esperit, que se admira desde el mirador situado frente a ella.

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SALTO DEL TENES, BARCELONA

A 30 kilómetros de Granollers y a 50 de Barcelona, el valle del Tenes esconde una sorpresa mayúscula: el espacio natural de Sant Miquel del Fai, uno de esos rincones que combinan naturaleza y cultura en un magnífico entorno. El paso de los ríos Rossinyol y Tenes, y la acción de la lluvia y el deshielo, han modelado las formaciones calcáreas creando un paisaje singular con cuevas de estalactitas y estalagmitas, formaciones rocosas, pequeños estanques e impresionantes saltos de agua. Desafiando a la gravedad está el monasterio, del siglo X; oculta bajo la roca, la cueva de Sant Miquel, y, al lado, el salto del río Tenes, de más de 100 metros de altura, con un pasillo interior para pasar justo debajo de él.

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SAUT DETH PISH, LLEIDA

Si en invierno es la estación de esquí de Baqueira Beret la que acapara toda la atención en el valle de Arán, a partir de la primavera es este bonito salto de agua, el más grande y emblemático del valle, al que se llega sin ninguna dificultad caminando por una senda de apenas 1,2 kilómetros que arranca en el Plan des Artiguetes. Las aguas del río Varradòs se despeñan en dos saltos –el superior, con unos 20 metros de altura; el inferior, con 5– en medio de un paisaje pirenaico poblado por abetos, pinos negros y hayas que conforman el profundo bosque de Siesso. Allí mismo está el Aneto, el pico más alto de los Pirineos.

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CASCADA DEL MOLÍ FONDO, GIRONA

La vida del pueblo gerundense de Sant Joan les Fonts ha estado desde siempre unida a la del Molí Fondo, una antigua fábrica de papel cuyo origen se remonta a 1723, ejemplo de patrimonio industrial en la comarca de la Garrotxa. En su interior puede verse una exposición permanente sobre su historia y, en el exterior, la bonita cascada cuyas aguas movían el molino tiempo atrás. No es impresionante, pero sí bucólica y un sencillo acceso acercan a sus pies.