La cita es a las 14 horas y 15 minutos antes de que empiece el espectáculo en el tabanco El Pasaje tomamos posición en una mesa baja junto al pequeño tablao, otros se acodan en la barra, mientras el local empieza a llenarse y son muchos los que tendrán que permanecer en pie para disfrutar del vino, de la gastronomía y del flamenco. Es lo que se viene buscando a estos típicos locales que surgieron a principios del siglo pasado como despachos de vino a granel y son seña de identidad de la ciudad. Hemos llegado pronto y veremos en un buen lugar a los artistas invitados que actúan hoy. Cantan, tocan y bailan fandangos, soleás, tangos, bulerías y otros palos mientras degustamos las tapas de su carta, donde priman los productos gaditanos: chicharrones con manteca colorá, carne mechada, queso Payoyo con membrillo, salazones, chacinas…
Este ambiente es el que se vive todos los días del año a la hora de comer en el tabanco más antiguo de la ciudad, abierto como despacho de vinos desde 1925 en una de las calles principales del centro histórico. Pero, en los momentos en los que la ciudad celebra fiestas amplía horario también por la tarde, como en la Feria del Caballo, que hasta el próximo domingo 12 de mayo ha llenado de visitantes la ciudad para disfrutar del ambiente en las 174 casetas del Real, ubicado en Parque González Hontoria, y de las numerosas actividades programadas: desfiles de carretas y caballistas, espectáculos ecuestres...
Si hay un lugar donde entender una ciudad como Jerez hay que empezar por un tabanco. Y El Pasaje es único. Al entrar en el local, que abre sus puertas a dos calles –Santa María y Mesones, de ahí su nombre–, se ven colgados de sus paredes carteles taurinos, fotografías, farolillos, garrafas y todo tipo de utensilios bodegueros que nos sumergen en la tradición de los vinos y su crianza, que ha marcado durante miles de años los anales de la ciudad.
Detrás de su mostrador de madera desgastada, donde se siguen apuntando las cuentas con tiza, están las botas (barriles en el Marco de Jerez) fundacionales, desde la que se sirven a los clientes fino, manzanilla, palo cortado, oloroso y amontillado, vinos procedentes de las bodegas locales: Tío Pepe-González Byass, Lustau, Urium, El Maestro Sierra…, aparte de otros de la tierra de Cádiz.
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Además del más conocido de los tabancos jerezanos, existen otros también populares donde pasar unas horas entre amigos disfrutando del picoteo y el flamenco, cada uno con una identidad propia. Estas son algunas direcciones:
SAN PABLO
San Pablo, 12
Otro de los más antiguos de Jerez, pues abrió sus puertas en 1934 y desde entonces está en manos de la misma familia. Lo montó el tío-abuelo de Jesús, su actual propietario, con las 6000 pesetas que ganó en la lotería y tiene el encanto de las bodegas a media luz. Su “morenita” marida estupendamente con una tradicional berza jerezana o con su famosa tortilla, que se degusta también en la terraza. Abre de jueves a sábados al mediodía y por la noche y domingos solo al mediodía.
PLATEROS
Algarve, 35
Representa a los nuevos tabancos jerezanos. Detrás de él está la joven pareja formada por Luz Saldaña y Jaime Jiménez, que han recuperado en el siglo XXI el espíritu de estos establecimientos tradicionales. En sus botas, vinos en rama (no tratados) de la cooperativa Virgen de las Angustias, que se acompañan de chacinas, quesos y conservas. Además de ser pioneros en catas de vinos maridadas, han recuperado el vermú de sifón.
LAS BANDERILLAS
Caballeros, 12
El rincón más conocido de este tabanco del barrio de San Miguel es el que está dedicado a Lola Flores. No se llamó siempre así, antes era El Pavo Real, y su propietario fue el padre de Lola Flores, donde al parecer la faraona dio sus primeros pasos subida sobre el mostrador.
LA PANDILLA
Valientes, 4
También solera tiene este tabanco, que comenzó su andadura en 1936 en el barrio de Pedro y parece sacado de una postal antigua, tanto es así que aquí se rodó una película de Lola Flores. Cuadros con reproducciones de corridas de toros en sus paredes, vinos servidos directamente de la bota y su especialidad: las 'pandillitas': montaditos a la plancha.
EL GUITARRÓN DE SAN PEDRO
Bizcocheros, 16
La Ruta de los Tabancos también pasa por este establecimiento situado frente a la iglesia de San Pedro. Mesas bajas para tomar sus vinos de distintas bodegas, entre ellas la acreditada Valdespino de Jerez, y el montadito de San Pedro, entre otras tapas, en recuerdo del barrio, a base de carne mechá, jamón ibérico, tomate natural y mojo.