Solo una semana después del cumpleaños de la diseñadora, que celebró con una fabulosa fiesta en el elitista club Oswald’s londinense, Victoria Beckham hizo las maletas y viajó a España en un jet privado con motivo del lanzamiento de su nueva colección para la firma Mango, una colaboración con la marca de ropa española, cuyas prendas ya están a la venta en las tiendas. Su destino: Begur, el pueblo más bonito de la Costa Brava, donde está la Casa Cruylles, en la que tuvo lugar la presentación, un evento privado lleno de glamur que reunió a la celebrity internacional junto a otros grandes nombres de la moda, como Emily Ratajkowski, Alexa Chung o Blanca Miró, entre muchos otros.
Entre los pinos y el mar, en un entorno privilegiado del Baix Empordà, la Casa Cruylles es un referente como icono de la arquitectura moderna. Construida en los años 60 por Antoni Bonet Castellana –uno de los máximos exponentes de la vanguardia artística, que trabajó en París en Le Corbusier–sorprende por sus formas, su tejado curvo, sus bóvedas trapezoidales e invertidas, sus grandes cristaleras por las que entra la luz a raudales y sus vistas increíbles desde una vaguada los acantilados de Aiguablava. Un lugar para amantes de la arquitectura.
Además de este lugar que atrae a amantes de la arquitectura y de los eventos de lujo, Begur es un pueblo con muchos otros atractivos, pues posee patrimonio histórico, unos preciosos caminos de ronda que bordean su litoral y algunas de las mejores calas de Europa. Sí se puede visitar en un día, lo que duró la breve visita de Victoria Beckham, pero mejor dedicarle unas vacaciones. El casco antiguo es pequeño, relajado y discreto y parece detenido en el Medievo. Apenas unas pocas calles sinuosas y un puñado de casas abigarradas, en las alturas están los restos de su castillo medieval, que regala las mejores vistas de ese paisaje sublime al que el escritor, periodista y viajero Josep Pla dedicó miles de páginas y que combina “tierra y mar, bravura y delicadeza, geología y sensibilidad”.
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De camino a su fortaleza por la empinada calle del Castillo salen al paso los hitos de la localidad: la iglesia de San Pedro y Santa Reparada en la plaza de la Villa, animada siempre con terrazas al sol; el mirador de San Ramón, desde el que contemplar las islas Medas en el horizonte; torres de defensa integradas en las viviendas, que se levantaron en el siglo XVI para protegerse de los ataques de los piratas; y casas de indianos de lugareños que se fueron a hacer las Américas y regresaron con grandes fortunas a su querido pueblo. Todo ello se contempla de un vistazo desde el mirador Carmen Amaya, la popular bailaora de flamenco que se enamoró de Begur y se quedó a vivir aquí. Como se enamoró, antes de ella, Elizabeth Taylor, que rodó aquí, junto a Montgomery Clift y Katherine Hepburn, la película De repente, el último verano.
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Luego están sus calas de postal, que se disfrutan mejor en esta época: Sa Riera, Aiguafreda, Sa Tuna –donde se ven antiguas casas de pescadores–, Fornells y la más famosa de Aiguablava, a la que se asoma el Parador, de arena fina y dorada, aguas tranquilas y poco profundas y todas las tonalidades del azul. Y también está la pequeña calita de Illa Roja, apenas 180 metros de arena de color rojizo con una gran roca en su mitad, accesible únicamente por el camino de ronda.
Es, precisamente, el camino de ronda Sur el más apetecible de los paseos por el entorno de Begur. Une la playa de Aiguablava con playa Fonda, pasando por el pequeño núcleo de Fornells. Son 2,5 horas ida y vuelta bordeando la costa que se disfrutan de principio a fin. Pero otros llevan a la cala de Aigüafreda a practicar snorkel.
A 10 minutos de Begur, hacia el interior, está Mas de Torrent, la masíadel siglo XVIII en la que se quedaron a dormir muchos de los asistentes a la presentación de la colección de Victoria Beckham. Referente del lujo en la Costa Brava y miembro de Relais & Chateaux, sus huéspedes disfrutan en ella de suites con jardín privado, algunas con piscina propia, un magnífico spa, actividades de bienestar y las propuestas gastronómicas frescas y elegantes de su restaurante, que van de la mano del premiado chef Ramón Freixa, marcadas siempre por cada estación y el producto local.
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