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El Tiemblo, el pueblo abulense que suma motivos para una escapada

Toros prerromanos, un embalse, un castañar y ahora un monasterio que acaba de ser incluido en la Red de Patrimonio Histórico son algunos de los tesoros escondidos en este pueblo al sur de Ávila


Actualizado 26 de abril de 2024 - 11:48 CEST
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Muy cerca de Madrid, pero dejando atrás esta comunidad para adentrarnos en Ávila por la N-403, nos espera un bonito pueblo enmarcado por un sorprendente espacio natural como es el Valle de Iruelas. Hablamos de El Tiemblo, una pequeña localidad al sureste de la provincia -el primer pueblo de Ávila conduciendo desde Madrid- que posee un rico patrimonio, tanto natural como histórico, y esconde varias sorpresas que hacen que tenga todo lo necesario para una escapada de fin de semana.

 

EL PUEBLO FAMOSO POR LOS TOROS

Todo lo que ofrece El Tiemblo podemos descubrirlo en un paseo: el Ayuntamiento del siglo XVIII (en la imagen) y de estilo neoclásico; una iglesia que aún conserva una torre del siglo XV y una ermita de estilo barroco dedicada a San Antonio.

Pero si hay algo que ha hecho famoso a este tranquilo pueblo y que atrae a un buen puñado de visitantes es el conjunto escultórico vetón del siglo III a. C (aunque no se conoce con exactitud su datación) formado por cuatro toros o verracos en perfecta línea recta, situado a los pies del cerro Guisando que les da nombre.

 

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Fue en este mismo lugar donde hoy se sitúan las figuras realizadas en granito, en el que Isabel de Castilla firmó en septiembre de 1468, junto a su hermano el rey Enrique IV, el llamado "Tratado de los Toros de Guisando" por el que fue proclamada heredera al trono y que luego la convirtió en reina de Castilla. No conocemos bien su función, pero se cree que pudieron servir para favorecer la fertilidad y la protección del ganado. Lo que sí sabemos es que forman parte de los mejores ejemplos de manifestaciones artísticas de la España prerromana.

La visita a los Toros se hace viernes, sábados, domingos y festivos y el precio de la entrada es de 2 € por persona: orosdeguisando.org.

 

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© Monasterio de San Jerónimo

MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO DE GUISANDO

En un lugar aislado, en la falda del cerro de Guisando y frente a los famosos Toros, se alza el monasterio de San Jerónimo de Guisando, en medio de la naturaleza virgen. Un rincón donde predomina la calma, y en el que el edificio se mimetiza sigilosamente con el entorno.

El de San Jerónimo fue uno de los primeros monasterios fundados en la Península Ibérica (en el siglo XIV) y tiene una curiosa historia. Fueron unos ermitaños italianos que se asentaron las covachas cercanas quienes decidieron comenzar su construcción aprovechando la donación de unas casas de labor por parte de Juana Fernández, aya de la infanta Leonor, hija del rey de Castilla.

 

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Desde un primer momento, sus habitantes fueron los frailes Jerónimos, hasta la desamortización del siglo XIX, cuando pasó a manos privadas.El templo tiene forma de cruz latina, con cabecera semioctogonal y cuenta con tres pequeñas naves y un coro. De él destaca el claustro, con dos pisos de arcos rebajados sobre columnas, junto a la capilla gótica.

© Monasterio de San Jerónimo

A finales del siglo XIX se realizó una importante labor de consolidación de sus ruinas y se acondicionó el jardín al estilo propio de la época. Hoy forma parte de la Red de Patrimonio Histórico, Castillos y Palacios de España y podemos conocer su interior y su historia a través de una visita guiada: monasteriodeguisando.es, para la que es necesario concertar cita previa. En las visitas se muestra la iglesia, el claustro, los jardines y con buen tiempo, el eremitorio y la ermita de San Miguel.

© Monasterio de San Jerónimo

Mucho mejor concertar una experiencia de maridaje en la que se realiza una visita guiada a los Toros de Guisando y el Monasterio de San Jerónimo que termina con una degustación de vinos en los románticos jardines del monasterio. Una oportunidad de conocer la historia del lugar y probar productos de la tierra, como los vinos de uvas de la zona como albillo real y la garnacha de Gredos, el pan artesano o quesos y embutidos serranos.

 

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EL VALLE DE IRUELAS, PARA NO PARAR

Viajar a El Tiemblo supone adentrarse en la Reserva Natural del Valle de Iruelas, en el límite oriental de la Sierra de Gredos, un paisaje de montaña salpicado por varios arroyos como el Iruelas, afluente del río Alberche, que vierte sus aguas en el embalse del Burguillo. El Barraco, Navaluenga, San Juan de la Nava y El Tiemblo son los cinco pueblos que definen los límites de este valle cuyas laderas están cubiertas por un valioso bosque con una gran diversidad de especies, además de ser un lugar de declarado zona de especial protección por las aves que lo habitan -como el buitre negro o el águila imperial-.

 

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Los planes en el entorno del valle dan para complementar la escapada a El Tiemblo y casi hasta para repetir, porque opciones hay muchas. Lo mejor será acercarse a la Casa del Parque, junto al antiguo poblado resinero de Las Cruceras, donde nos informarán de las mil y una posibilidades que ofrece el valle. Lo primero rutas senderistas por la naturaleza, que la primavera se presta a largos paseos por el campo, ahora que está tan verde, las temperaturas se suavizan y los días se alargan. También se organizan otras actividades como vuelos en parapente, para los más atrevidos, y otras pegados al suelo como las que ofrecen en Iruelas Activo (iruelasactivo.com): rutas a caballo, tiro con arco, quads…

Entre las actividades estrella de Iruelas están todas las que se realizan en torno al pantano de El Burguillo, especialmente con la llegada del buen tiempo. Desde alquiler de piraguas, hidropedales, veleros, tablas de paddle surf o lanchas a motor (elburguillo.com), todo es posible además de darse un baño en sus encantadoras playas.

En el entorno del pantano hay varios restaurantes y chiringuitos que abren sus terrazas al embalse, donde tomar algo tranquilamente o comer en primera línea de playa.

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EL CASTAÑAR DE EL TIEMBLO

La visita a Iruelas no estará completa sin pasar por este castañar que se recomienda especialmente en otoño, por los magníficos colores de la temporada, pero que es una magnífica opción en cualquier época del año.

Situado en las laderas del valle, su acceso se hace a través de un camino forestal de 8,3 kilómetros que surge nada más atravesar la urbanización de Buenavista, junto al pueblo de El Tiemblo.

En su interior pueden realizarse distintos itinerarios, pero el más conocido es la ruta circular, de dos horas de duración, que pasa por El Abuelo, un enorme castaño centenario, el más veterano de este espacio natural. También puedes hacer una ruta algo mas larga y muy recomendable, que lleva hasta el pozo de la Nieve.