godollo royal palace© Cordon Press

El palacio favorito de Sissi y otros castillos de Hungría para viajar en el tiempo

Cerca de Budapest esperan el Versalles húngaro y muchos más escenarios que, testigos de episodios históricos, viven hoy una nueva vida


25 de abril de 2024 - 16:55 CEST
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La historia de Hungría se cuenta en sus castillos ¡más de 2000!, en sus palacios, iglesias y ciudadelas. Un extenso catálogo imposible de abarcar, en el que se incluyen un buen número de edificios que, en los últimos años, están siendo renovados gracias a un proyecto nacional que mantiene su auténticidad y estilo original, pero añade experiencias inmersivas, exposiciones, actividades, cafés… Visitamos el palacio favorito de Sissí y otros espectaculares.

 

PALACIO REAL DE GRASSALKOVICH

Como regalo de coronación, Francisco José I e Isabel de Baviera recibieron del estado húngaro este suntuoso palacio en Gödöllő, a 30 kilómetros de Budapest, que se convertiría en el lugar de descanso favorito de la legendaria emperatriz. Es fácil de entender, pues Grassalkovich es uno de los castillos barrocos más bellos de Hungría, el Versalles húngaro, le dicen. Un fabuloso edificio diseñado en 1741 por Antal Grassalkovich y rodeado de un romántico e interminable parque en el que la popular Sissi residió durante más de 5 años de su agitada vida. Los historiadores aseguran que aquí residía en primavera y otoño, pues la prefería al frío palacio de Hofburg de Viena, y también pasaba las vacaciones navideñas con su familia. Carlos IV, el último rey austrohúngaro, utilizó el palacio hasta el desmoronamiento de la monarquía en 1918. Saqueado tras la Seguna Guerra Mundial, quedó durante años en el olvido, hasta que, en 1996, convertido ya en museo, acogería su primera exposición permanente.

 

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Es imposible no quedarse asombrado al ver el palacio de lejos. Ya a sus puertas, los fans de Sisi disfrutan recorriendo sus habitaciones y salas originales repletas de recuerdos, fotografías, cartas y objetos personales, tanto de ella como de sus hijos Sofía, Gisela, Rodolfo y María Valeria. Especial atención merecen el salón con escritorio de la emperatriz, con fotografías de su estancia en Gödöllö; la suite con su vestuario, decorada en violeta, su color preferido, con imágenes de sus hijos y de su madre, la princesa Ludovica de Baviera, y algunos cuadros en los que se la ve montando a caballo y jugando con sus perros preferidos.

 

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Finalmente se visita la habitación del rincón, última sala que evoca su muerte en 1898 y el culto posterior a esta mujer, incrementado tras las películas sobre su vida que se rodaron en los años 50 y 60 del pasado siglo, con Romy Schneider de protagonista. El elemento central de esta sala es un bello busto de mármol blanco, obra de Gyorgy Zala, que reluce en este palacio con una oferta cultural muy variada, pues en él se organizan habitualmente conciertos de música clásica y espectáculos teatrales, y algunas de sus salas también se alquilan para celebrar bodas.

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CASTILLO ESTERHÁZY

A menos de una hora en coche de Budapest, y después de descubrir todas los imprescindibles qué ver en ella, este castillo a orillas del lago Öreg, en Tata, revive los días en que los miembros de la familia Esterházy recorrían los pasillos de este edificio barroco que, tras una profunda renovación, ha recuperado su antigua belleza. La visita a su interior revela la arquitectura de la época y el recuerdo de aquellos momentos importantes de los que fue testigo, como el tratado de Paz de Schönbrunn, firmado por Napoleón Bonaparte.

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Su espíritu sigue vivo hoy en día gracias a la exposición La Isla de la Paz, donde, los visitantes, a través de elementos interactivos, se adentran en la vida cotidiana y la importancia internacional de este lugar como un fabuloso viaje en el tiempo (tataikastely.hu).

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LA MANSIÓN DÉG FESTETICS

Otra famosa familia noble húngara, los Festetics, de los mayores terratenientes durante el siglo XVIII, mandó construir entre 1810 y 1815 esta mansión a una hora en coche la capital húngara, que es uno de los primeros castillos neoclásicos del país y ha servido de modelo para el futuro Museo Nacional y muchos otros edificios. Su parque es el mayor jardín inglés de Hungría, del tamaño de Central Park en Nueva York, con árboles centenarios, rarezas vegetales y un lago de 2 kilómetros de largo alrededor.

 

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Pero Dég Festetics también es conocido como el centro secreto de la masonería en Hungría, ya que durante más de un siglo albergó los archivos secretos de esta institución y el propio constructor, Antal Festetics, era masón. En la exposición que se puede ver en la planta baja se presenta los polifacéticos intereses de la familia propietaria, su estilo de vida, sus vacaciones, su vida cotidiana y su papel histórico. Las salas de la planta superior exploran los inicios del movimiento masónico húngaro y sus vínculos con la familia.

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PALACIO KÁROLYI

A primera vista, lo que tiene de especial este castillo en la frontera nororiental de Hungría, no lejos de la famosa región vinícola de Tokaj, es su torre octogonal, tan diferente a los del resto del país. Rodeado por los bosques de Füzérradvány, conserva el ambiente de su época y sus salas evocan el esplendor del pasado, donde los visitantes son recibidos con detalles del Renacimiento italiano.

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El parque que lo rodea y su renovado jardín histórico asombra por sus paseos, arroyos y puentes, sus estanques, tilos de gran porte, tuliperos de varios troncos y robles ingleses piramidales. Tan extenso es que es posible caminar durante varias horas por él sin pisar dos veces el mismo camino.

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CIUDADELA DE VISEGRÁD

La gran seña de identidad de la localidad de Visegrád, estratégicamente situada a orillas del Danubio, es su ciudadela medieval, levantada en el siglo XIII en lo alto de una colina y que se convertiría en uno de los palacios favoritos del rey Mathias Corvino. Hoy es el lugar perfecto para contemplar el impresionante recodo que hace el gran río europeo, aunque ninguna como sortear esta curva haciendo el paseo en barco que, desde Budapest, une Visegrád, Esztergom y Szentendre.

 

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PALACIO DE PIPO EN OZORA

Patio interior cubierto de uvas silvestres, estatuas de soldados de caballería a tamaño natural, una sala del trono ornamentada, una cocina renacentista y una colección de armas: todo esto es lo que se puede encontrar en el palacio de Filippo de Ozora. Las habilidades de su propietario, empleado mercantil de una familia de clase media florentina, cautivaron a Segismundo, rey de Hungría, cuando demostró ser un líder militar de talento, por lo que se le confió la defensa de la amenazada frontera meridional contra los otomanos, que la invadían con frecuencia. Como premio, en 1416, se le permitió erigir en la escarpada cima de una colina un espléndido palacio de varios pisos rodeado por una fortaleza de planta cuadrada y con torres circulares en las esquinas que, pese a su aspecto austero, se diferenciaba de otros castillos húngaros por su disposición, majestuosidad y calidez.

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El palacio renacentista, recientemente renovado, ofrece visitas y experiencias que varían en cada estación. El recorrido por su interior pasa por el patio interior y por las estancias históricas del piso superior, donde está la alcoba de la esposa de Pipo, el ornamentado salón del trono, el comedor renacentista y la capilla del castillo. Un lugar que transporta a la época de los caballeros y señores. Además de las exposiciones, cinco habitaciones esperan a los visitantes que deseen pasar unos días entre los muros centenarios de Ozora.