Van Gogh ocupa un lugar de honor en la historia de Arles. Enamorado del cielo azul de estas tierras, el maestro holandés llegó a Arles el 20 de febrero de 1888. Le acompañaba su amigo Paul Gauguin y su objetivo era doble. Quería crear, por un lado, una escuela de artistas y, por otro, deseaba recuperarse de sus problemas de salud. No alcanzó ninguna de sus metas. Su amigo Gauguin regresó al norte del país, él se cortó su famosa oreja y acabó recluido en el viejo Hôtel-dieu-Saint Esprit, una antigua casa de salud del siglo XVI, hoy un espacio cultural dedicado a él.
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De su etapa arlesiana, que abarcó 15 meses, quedaron para la historia 300 lienzos. Muchos de ellos se pueden disfrutar gracias a las reproducciones colocadas en los lugares donde se supone que el pintor instaló su caballete. El jardín público, el hospital, el café Van Gogh, los muelles del río Ródano o la necrópolis romana, conocida como Los Alyscamps y que sigue atrayendo a decenas de pintores como le ocurría al propio Van Gogh, forman parte de ese circuito peatonal que se puede realizar en esta ciudad de poco más de 50.000 habitantes, curiosamente una población similar a la de su época romana.
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Conectada con tren en una hora desde Marsella, la Arles moderna está unida también a otra figura del siglo XIX: el poeta de lengua occitana Frederic Mistral. Se le recuerda en una estatua erigida justo en frente del Café Van Gogh y también en el Museo Arlaten, consagrado al estilo de vida en la antigua Provenza. Lo fundó el propio Mistral en un antiguo colegio jesuita después de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1945. El museo incluye los restos del foro romano, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el antiguo Hotel Laval-Castellane, una de las grandes residencias aristocráticas provenzales.
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La terraza del Café Van Gogh, situada en la plaza du Forum, que el artista inmortalizó en Terrasse du Café le Soir en 1888, era un lugar icónico para tomar un lunch a la sombra de los plátanos, y, aunque actualmente está cerrada y permanece su recuerdo, siempre se podrá comer en alguna otra de las terrazas próximas. Para rematar, en esta animada y popular plaza abre sus puertas la heladería Glacier Arelatis, con una larga propuesta de sorbetes y helados, algunos tan originales como de miel de lavanda o de castaña.
LA FUNDACIÓN VINCENT VAN GOGH
Para profundizar más en la obra del artista holandés, en la rue du Dr Fanton se encuentra la fundación Vincent Van Gogh (fondation-vincentvangogh-arles.org), que explora su figura en el arte actual. Con ese objetivo organiza exposiciones temporales en la que se comparten lienzos e ilustraciones del maestro con otras creaciones de arte contemporáneo. No hay que perderse la terraza de la azotea y el techo de cristal de colores de su tienda.
LUMA, EL EDIFICIO-ESCULTURA
Más arte se ve dentro y fuera de la sede de la Fundación Luma, un atrevido diseño del arquitecto estadounidense Frank Ghery, creador del Museo Guggenheim de Bilbao, que está inspirado en los acantilados de los Alpilles y en el genio artístico de Van Gogh. El edificio-escultura ultramoderno se ubica en los antiguos talleres de la SNCF y acoge exposiciones de algunos de los mayores nombres del mundo del arte (luma.org/fr/arles.html).
GREENSTRONOMY, GASTRONOMÍA VERDE
Para acabar el primer día, a elegir entre las dos cocinas del prestigioso chef Jean-Luc Rabanel (rabanel.com) bajo la filosofía de la cocina verde, sana, orgánica e imaginativa: Greenstronome –con sus menús Inspiraciones, Emociones y De Firmas, desde 95 €–, o el bistró Le Greeniotage, donde comer a la carta o probar sus menús Vuelta del Mercado (65 €) o el menú de tapas (85 €).
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EL DESCANSO
El hotel Jules César (all.accor.com), reformado y decorado por el diseñador Christian Lacroix, ocupa un antiguo convento carmelita ubicado en el centro de Arles, con piscina climatizada y un spa. El hotel Le Calendal (lecalendal.com) estratégicamente situado entre Las Arenas y el Teatro Antiguo, dispone de habitaciones con vistas al jardín y a algunos monumentos del Arles antiguo y su spa está orientado al anfiteatro romano. Y boutique es el hotel du Cloître (lecloitre.com), un lugar de reposo donde las piedras antiguas se mezclan con el diseño contemporáneo.
EL DÍA EMPIEZA EN EL MERCADO
Si coincide que es sábado, convendrá madrugar para empezar el día en el mercado. A las 8 de la mañana abren los 450 puestos de este mercado rural, considerado uno de los más grandes y bonitos de la Provenza y que se extiende por los bulevares des Lices y Georges-Clemenceau a lo largo de más de 2 kilómetros. Sorprenden, sobre todo, los productos locales: frutas, verduras, hierbas provenzales, pescados y carnes, arroz de Camarga, coquinas de Beauduc, quesos de cabra, aceitunas… Y también, ropa, calzados, tejidos, artesanía... El mercado también tiene lugar el miércoles por la mañana en el bulevar Emile Combes.
LA HUELLA ROMANA
El Advantage pass (arlestourisme.com/es) permite visitar los 5 monumentos principales de Arles. Con él se accede, a Las Arenas, el anfiteatro levantado en el año 90 d.C. a semejanza del Coliseo de Roma, e inspiración de numerosos pintores, por supuesto, a Van Gogh. Conviene saber que esta ciudad posee el mayor número de vestigios romanos después de la capital italiana, incluidos, junto a los monumentos románicos en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
Aquí luchaban los gladiadores y cada clase social tenía su zona acotada dentro de un conjunto que podía recibir a más de 20.000 espectadores a través de sus 180 entradas (se conservan en pie casi intactos los dos primeros niveles ). En el siglo IX, sus habitantes se encerraron dentro del anfiteatro para protegerse de los bárbaros y con el paso de los siglos se creó una ciudad interior con más de 200 casas, habitadas por lo que hoy se considerarían homeless, que fue demolida. Las Arenas pasó a ser un coso taurino, su principal uso hoy en día, y cuyo aforo es de 14.000 espectadores.
A unos minutos a pie del anfiteatro se halla lo que queda del Teatro Antiguo, del que se conservan dos columnas conocidas como 'las dos viudas'. Muy cerca queda el Hôtel de Ville, la sede consistorial, en cuyo subsuelo se ven los criptopórticos, un vasto sistema de galerías abovedadas construidas para poder edificar el foro de la ciudad sobre una superficie plana y que hoy se pueden visitar. A solo 350 metros quedan las termas de Constantino, del siglo IV, donde son visibles algunos hipocaustos del sistema de calefacción y algunas piscinas del recinto.
APERITIVO EN LE CLOÎTRE
Frente al hotel boutique Le Cloître, se puede tomar un aperitivo o un lunch ligero en el pequeño restaurante Épicerie a base de productos locales y vinos de la región, un escondito gourmet que despierta el disfrute culinario a cualquier hora del día.
EL CLAUSTRO Y EL PÓRTICO DE SAN TRÓFIMO
A dos minutos a pie se alza la catedral románica de San Trófimo, que recuerda la importancia de Arles en la Edad Media. Al formar parte de una de las cuatro vías que atraviesan Francia en dirección a Santiago de Compostela, la ciudad vio como se levantaban en ella bellos edificios, como este templo, con su solemne claustro interior románico –utilizado frecuentemente para exposiciones– y su bellísimo tímpano de la gran puerta oeste, que da a la plaza de la República y destaca por la expresividad de su obra en piedra. La visita puede acabar con un paseo sobre los tejados.
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EL REGALO DE PICASSO AL MUSEO RÉATTU
El recorrido acerca después al Museo Réattu (Grand Prieuré, 10), situado en el antiguo Gran Priorato de la Orden de Malta, que se constituyó en el siglo XIX gracias a la donación de las obras del pintor local Jacques Réattu. En este bellísimo edificio se ubicó el primer departamento de fotografía en un museo de Bellas Artes francés, con imágenes de Lucien Clergue, amigo personal de Pablo Picasso. Este, seducido por el lugar, decidió donar 57 ilustraciones, las cuales constituyeron una de las primeras colecciones públicas dedicadas al genio nacido en Málaga. También se conserva en él una de las cartas más hermosas que Van Gogh escribió a Gauguin, único objeto original dejado por el artista durante su estancia en Arles.
CENA Y MÚSICA EN DIRECTO JUNTO AL RÓDANO
Para cenar y pasar una velada con música en directo a orillas del Ródano el sitio más recomendable es Patio de Camargue (https://patiodecamargue.com). Lo inauguró Chico, uno de los fundadores de los Gypsy Kings, y su visita resulta muy divertida, pues casi todo asombra en este pueblo gitano con su capilla, su hacienda, sus caravanas y su show musical en el sur de Francia.
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