Algo se está cociendo en Mérida y nada tiene que ver con el intenso calor húmedo que se siente en sus calles en época estival. El centro histórico de la ciudad, olvidado durante años, estrena su flamante Gran Corredor Turístico Gastronómico, un ambicioso proyecto de regeneración urbana que ha transformado las calles 60 y 47 en un espacio semipeatonal, flanqueado por espectaculares casas coloniales restauradas y una amplia oferta de nuevos restaurantes, espacios culturales y tiendas.
Mérida, la vibrante capital de Yucatán, atesoraun rico patrimonio colonial y maya
“Hay un antes y un después del Corredor”, nos cuenta Mario, concierge de Casa Lecanda, una preciosa casona familiar del siglo XIX transformada en hotel boutique y un oasis en la frenética actividad que se vive puertas afuera. Aparte de este proyecto, la transformación de Mérida se ha fraguado en los últimos años con el goteo continuo de artistas, arquitectos y galeristas de Estados Unidos, Ciudad de México y Europa que han encontrado en la región más segura del país un diamante por pulir, adquiriendo y restaurando las dilapidadas casas coloniales del centro para darles una segunda vida como residencias privadas o locales de moda.
“Mérida es un caramelo para los arquitectos”, nos dice el arquitecto local Nacho Braga. Y es que cuando de salida se cuenta con un patrimonio de casas neoclásicas, barrocas, art déco y de estilo colonial sobre las que trabajar, el resultado final solo puede ser espectacular. Casa T’Ho, en pleno Paseo Montejo, es, en sí misma, un monumento arquitectónico, pero su encanto actualizado va más allá de sus columnas del siglo xix, pues se disfruta degustando un brunch en el coqueto restaurante o perdiéndose por las tiendas de diseño que ocupan las estancias de la mansión alrededor del patio central.
Lagalá 56:426 es otro edificio art déco transformado en un espacio donde conviven una galería de arte, un concept store con propuestas de diseñadores locales y un restaurante de cocina mexicana contemporánea.
El arte con mayúsculas tiene su lugar reservado en locales como el centro cultural La Cúpula, abierto por la coleccionista de arte Leila Voight, y la bellísima Casa Escuela, punto de encuentro de la cultura gracias a sus talleres, cursos y residencias de artistas. Si hay un lugar que ha cambiado la percepción que Mérida tiene de sí misma es, sin duda, Salón Gallos. Esta antigua fábrica de harina, que conserva en su nave central la estructura de madera, es el centro indiscutible de la modernidad, donde convergen artistas plásticos en su sala de exposiciones, cinéfilos en la de proyecciones, y hedonistas en general en sus bares y zona disco escuchando música en vivo y bailando al ritmo de DJ nacionales e internacionales en un espacio que no estaría fuera de lugar en Nueva York o Londres.
La Mérida tradicional se disfruta a bocados en el Mercado de Santiago
“Salón Gallos es la respuesta al apetito por la cultura que había en Mérida”, asegura su promotor, el capitalino José García, quien forma parte de un éxodo de mentes creativas llegadas desde Ciudad de México, reflejado en muchos de los nuevos proyectos surgidos en Mérida. Casa Puuc, una residencia modernista transformada por la artista Claudia Fernández en el bed and breaksfast más chic de la ciudad, es otro ejemplo de ello. O la diseñadora estadounidense Angela Damman, que ha revolucionado el trabajo con henequén (fibra que se obtiene del agave mexicano) elevándolo a lo más alto del diseño. En el otro motor del resurgimiento de Mérida, la gastronomía, es el talento local el que lleva las riendas de la mano del chef Roberto Solís con su clásico restaurante Néctar y su propuesta más innovadora: Huniik, referencia de la alta cocina yucateca.
Y de la alta cocina, a la baja, pero igualmente deliciosa, porque la nueva Mérida ha sabido conservar su esencia intacta. Esencia que se disfruta a bocados en el mercado de Santiago, devorando un taco de cochinita pibil en la Taquería La Lupita, en los parques donde los atardeceres suenan a bolero durante las Veladas y en las noches, cuando aflora su parte más tropical y nos invita a bailar en La Negrita Cantina, el local más divertido de la ciudad.
El apunte experto
- Mérida es tan atractiva por lo que tiene como por lo que la rodea. A media hora de la ciudad, los cenotes de agua cristalina de X-Batún y Dzombakal esperan para sumergirse a cielo abierto y dentro de una cueva.
- Las haciendas henequeneras son esas evocativas y antiguas fincas convertidas en lujosos hoteles boutique donde uno se siente como un hacendado.
- A una hora de Mérida, el conjunto arqueológico de Uxmal propone una cita con la historia en las ruinas mayas más espectaculares de Yucatán.
- El encanto del ocre y el amarillo de las fachadas del pueblo mágico de Izamal, a una hora de Mérida. El convento de San Antonio de Padua tiene el atrio cerrado más grandede América.
- A orillas del golfo de México se ven colonias de flamencos en la Reserva de la Biosfera de Ría Celestún.
Guía de viaje
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