LOS FIORDOS
Parecen tranquilos lagos azules, pero son brazos alargados de los mares que se adentran tierra adentro protegidos por majestuosos acantilados de los que a veces caen hermosas cascadas, son el símbolo de la belleza de Noruega. Hay más de mil, pero los más emblemáticos están en la costa oeste y son el Nærøyfjord, el Sognefjord, el Lysefjord y el Geirangerfjord. Una de las mejores maneras de explorarlos es a bordo de un crucero, como los que realizan los buques de Hurtigruten, que forman parte integral de la vida costera noruega.
GEIRANGER
Es difícil no quedar impresionado ante este profundo fiordo de aguas azules rodeado de majestuosos picos, cascadas salvajes y una frondosa vegetación. Que la Unesco lo hay incluido en su lista del Patrimonio de la Humanidad ya da pistas, pero es que además este fiordo se presta para las excursiones senderistas, para trepar en bici por las laderas de sus montañas y también para, desde un kayak, tomar nuevas perspectivas. La ciudad más próxima al fiordo es Alesund.
ISLAS LOFOTEN
En invierno las Lofoten, que emergen entre las turbulentas aguas del Mar de Noruega, por encima del Círculo Polar Ártico, viven bajo mínimos, envueltas de nieves y ventiscas, y con la visita en sus noches inspiradas de la aurora boreal. En verano, lo que se puede presenciar es esa extravagancia de la naturaleza conocida como el sol de medianoche y cada día emprender una excursión diferente, desde caminar, cabalgar o montar en bici por sus mil y un senderos entre montañas y valles verdísimos, hasta surcar la recortada costa de sus islas en kayak o hacer snorkel en sus aguas árticas. O salir a pescar a paisajes que cortan la respiración, e incluso participar en safaris acuáticos al encuentro de sus águilas marinas, focas, cachalotes y orcas. Apenas a un trayecto en ferri en el que se permite embarcar el coche, las islas Vesterålen atesoran unas montañas menos afiladas y quizá unos paisajes menos dramáticos, pero en verano menos bulliciosas que las vecinas Lofoten.
EL PÚLPITO
Más allá de la ciudad, que también tiene su encanto, especialmente Gamle Stavanger (el Viejo Stavanger) y de sus museos, es el entorno de Stavanger lo que quita el aliento, y especialmente el fiordo Lysefjord y la ascensión al Púlpito, que es como se conoce a la plataforma rocosa que ofrece una de las imágenes más espectaculares de la naturaleza noruega. Sin barandillas, se contempla a vista de pájaro la ancha vena de agua marina que penetra 42 kilómetros en tierra entre paredes rocosas que alcanzan los mil metros de altura. El famoso escritor francés Victor Hugo quedó tan impresionado cuando lo visitó en 1866, que los describió como los más terribles arrecifes de todos los océanos.
CABO NORTE
El punto más septentrional del continente europeo se encuentra en una isla a la que se puede llegar en uno de los cruceros que recorren la costa del norte de Noruega y recalan en el puerto de la pequeña ciudad de Honningsvag –más bien un conglomerado de casas de madera con fachadas de colores–, en ferri o atravesando el túnel de 7 kilómetros que discurre bajo el mar y la une al continente. En medio de un inhóspito paisaje y sobre un elevado acantilado está el icono de Cabo Norte, la famosa escultura de hierro que representa el globo terráqueo, el mejor lugar para contemplar el espectáculo del sol de medianoche en primavera o verano.
IGLESIAS MEDIEVALES DE MADERA
De la Edad Media, Noruega conserva un conjunto de 28 iglesias construidas en madera que tienen como denominador común postes angulares y un marco de madera con tablones que se aguantan sobre soleras. Sus puertas y remates fueron bellamente talladas y en su interior conviven los motivos cristianos con los temas vikingos, donde no faltan animales y dragones. Construida en 1150, la de Urnes es la iglesia medieval de madera más antigua de Noruega. Se ubica en Luster, junto al fiordo Lustrafjord, y es la única del mundo de este tipo incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
GLACIAR JOSTEDAL
El Jostedal, con sus 487 kilómetros cuadrados de superficie, 60 kilómetros de longitud y una capa de nieve que alcanza los 600 metros de espesor, es el glaciar más extenso de la Europa continental, cuyas lenguas de hielo se ofrecen para admirar desde sus miradores, como la de Briksdalsbreen, pero también para el trekking, como la de Nigardsbreen, la más elevada, un recorrido de unas cinco horas provistos de crampones y piolets que supone toda una experiencia.
AURORAS BOREALES
Quienes han tenido el privilegio de admirarlas coinciden por unanimidad que las auroras boreales son una de las más conmovedoras obras maestras de la Naturaleza. De noche, en la soledad del helador paisaje del Círculo Polar Ártico, se disfruta de esta llamarada verdosa o púrpura, anaranjada, de rojo intenso o de un blanco fantasmal que se pavonea por las alturas. Podrá permanecer casi fija o cambiar de forma a cada instante, podrá durar horas o apenas segundos, jugando al escondite con ese público entregado que, capaz de resistir a la intemperie una respetable cantidad de grados bajo cero, la aguarda. Lo único seguro es que nunca habrá dos auroras iguales y que la incertidumbre de si finalmente hará o no su aparición es parte de su hechizo. Aunque las luces del norte se dan en realidad todo el año, solo son perceptibles para el ojo humano entre el equinoccio de otoño y el de primavera.
LA ESCALERA DE LOS TROLLS
La carretera de montaña Trollstigen (la Escalera de los Trolls) serpentea por la naturaleza más salvaje del oeste de Noruega desde que fuera construida en 1936. Sus vistas sobre las laderas verticales, cascadas, profundos fiordos y valles marean. Tiene una pendiente de un 9% y 11 curvas de horquilla y a su alrededor asoman montañas majestuosas como Kongen (el Rey), Dronningen (la Reina) y Bispen (el obispo).
ISLA DE MOSKENESOYA
Son muchos los que consideran el pueblo de Reine, a los pies de la montaña Reinebringen como el más bonito de Noruega. Encajado en una bahía preciosa rodeada de altas cumbres, fiordos increíbles y pintorescas casas de madera de color rojo que contrastan con el entorno, apenas tiene 400 habitantes, pero es uno de los principales atractivos de las islas Lofoten, donde, además de disfrutar con la vista, se pueden hacer actividades como avistar ballenas y delfines, admirar sus secaderos de bacalao o pasar unos días alojados en sus rorbuer, sus encantadoras cabañas de madera junto al agua.
FIORDO SOGNEFJORD
Es el más largo y profundo de Noruega, uno de cuyos brazos, el fiordo Nærøyfjord, forma parte del Patrimonio de la Humanidad. Se extiende desde la costa, justo al norte de Bergen, hasta las majestuosas montañas del Parque Nacional Jotunheimen y hasta el hielo azulado del Parque Nacional Jostedalsbreen. Hacer un crucero por sus aguas contemplando las cascadas, picos e idílicas granjas en las laderas de las montañas es una experiencia de lo más emocionante para disfrutar de la naturaleza noruega.
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ISLAS SVALBARD
A medio camino entre el cabo Norte y el polo Norte, este archipiélago del fin de Europa es el reino de los hielos, con más de la mitad de su extensión cubierta por glaciares y nieves perpetuas. Tan extrema es su naturaleza que en verano llega a vivir 80 días seguidos de luz, sin que el sol se ponga nunca detrás del horizonte, y en invierno la oscuridad se adueña del mundo. Longyearbyen, la capital de las Svalbard, es el punto de entrada y salida de los viajes por este archipiélago.