Apasionada del arte de la jardinería, la reina Paola de Bélgica ha sido la encargada, durante años, de poner a punto los fabulosos invernaderos situados en el Palacio Real de Laeken, hogar de los reyes belgas, antes de su apertura al público. Por ellos, se la veía dando instrucciones y comprobando que todo estaba en orden antes de que los visitantes entraran para admirar cada primavera los bellísimos ejemplares que se cultivan con tanto cariño y primor desde el siglo XIX en estas elegantes construcciones de cristal ubicadas en los jardines reales.
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A las afueras de Bruselas, los invernaderos de Laeken los mandó construir en 1873 Leopoldo II, apodado el “rey constructor”, encargando la obra al prestigioso arquitecto Alphonse Balat, quien se inspiraría en los del Palacio de Cristal de Londres y causarían gran admiración en la época por la novedosa utilización del metal y el vidrio.
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El complejo, que da la apariencia de una pequeña ciudad de cristal implantada en el ondulado paisaje de Valonia, está considerado como uno de los principales monumentos del siglo XIX en Bélgica. Sus pabellones monumentales, cúpulas de cristal, amplias arcadas y calles cubiertas. inspiraron la nueva arquitectura belga de la época, y su influencia se extendió, con el Art Nouveau, por todo el mundo.
Con una superficie de 14.000 metros cuadrados, los invernaderos son los de mayor extensión del mundo y su actual colección de plantas tiene un triple valor excepcional. En primer lugar, algunas pertenecen a las plantaciones originales de Leopoldo II, que todavía se conservan. Por otra parte, las actuales siguen respondiendo, en su conjunto, al espíritu que presidió el origen del invernadero. Y finalmente, la rareza extraordinaria y el gran valor de muchas de las especies.
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Son miles de personas las que pasan por ellos durante el breve período de tiempo que permanecen abiertos cada primavera, este año del 26 de abril al 20 de mayo, fechas que coinciden con el momento de la floración de la mayor parte de las especies que acoge. Las entradas estarán disponibles a partir del próximo 11 de abril y se pueden adquirir en: monarchie.be/nl/patrimonium/koninklijke-serres-van-laken
Entre los espacios más destacados de los jardines se encuentra el muelle, destinado a recibir invitados cuando el rey estaba en la corte. En él se pueden admirar medinillas, plantas tropicales de Filipinas, dispuestas en jarrones chinos que el propio monarca Leopoldo II trajo de un viaje al Lejano Oriente cuando era duque de Brabante. El otro espacio sobresaliente es el Jardín de Invierno, el primer invernadero de la imponente construcción de cristal que se construiría a lo largo de 30 años y posteriormente se utilizaría para recepciones reales.
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