Cayo Levantado, la isla-paraíso de Amelia Bono en el Caribe

Playas de arena blanca sombreadas por cocoteros mecidos por la suave brisa del mar, aguas cristalinas de increíbles tonos azules... ¿Quién no se imagina así el paraíso? Es lo que le han parecido a Amelia Bono sus primeras 24 horas en la isla caribeña de Cayo Levantado, en la que está pasando sus vacaciones de Semana Santa y a la que se ha escapado con sus hijos para desconectar y disfrutar unos días junto al mar.

Apenas un kilómetro de extensión tiene esta diminuta isla de anuncio frente a la bahía de Samaná a la que todo el mundo conoce como Isla Bacardí, porque fue en ella donde la popular marca de ron rodó un mítico spot con el que hizo soñar a medio mundo. La mayor parte de los que hoy llegan hasta aquí, como la influencer, lo hace para alojarse en Cayo Levantado Resort (el único alojamiento de la isla, propiedad del Grupo Piñero) y disfrutar de la experiencia de bienestar integral que ofrece a sus huéspedes este elegante refugio de serenidad.

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El viaje comienza con una relajante travesía en barco desde el embarcadero de Simi Báez hacia la isla de Cayo Levantado, en la que un ambassador (asistente) personal recibe a los clientes en un hermoso muelle de inspiración victoriana. La atmósfera de exclusividad se respira desde el primer momento en el resort en el que Amelia Bono se relaja.

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Una vez llegados al complejo hotelero, que cuenta con 218 suites y villas decoradas al estilo colonial y con muebles de madera de tonos claros ubicadas en puntos estratégicos de la isla, empieza la experiencia a través de una variada oferta de tratamientos, terapias y actividades personalizadas que ayudarán a reconectar consigo mismo, así como a experimentar “el lujo de regenerarse”, el concepto en el que está basado el complejo turístico.

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Hay programas de nutrición, aeroyoga, relajación con cuencos tibetanos, talleres de mejora personal, terapias y tratamientos innovadores como la respiración consciente, la limpieza de chacras y energética… Todo suma en este viaje espiritual de conexión con la naturaleza y desconexión del cuerpo y la mente.

A la experiencia de bienestar del resort, Cayo Levantado suma la de vivir el ambiente y la cultura local caribeña más auténtica, pues en esta pequeña isla desembarcan cada día los habitantes de Samaná para abrir los restaurantes y chiringuitos que sirven parrilladas de pescado y mariscos frescos directamente sobre la playa y cócteles de coco y piña colada mientras suena la música de bachata. Y es que este paraíso de postal de República Dominicana que es la península de Samaná, a diferencia de otros como Punta Cana, estalla en sabor local. Te descubrimos algunos otros de sus mejores rincones:

EN BARCA POR LOS HAITISES

En lancha desde el muelle de Samaná, o mejor a bordo de un kayak, para disfrutar del silencio, se recorre este universo anfibio que alberga una de las reservas de manglares más relevantes de todo el Caribe, mogotes que emergen de sus aguas turquesas, cuevas decoradas por los indios taínos y un festín de aves. Un escenario virgen donde Steven Spielberg rodó algunas escenas de Parque Jurásico.

RINCÓN, UNA DE LAS PLAYAS MÁS BELLAS DEL MUNDO

En el ranking de las playas más despampanante del mundo está año tras año también Playa Rincón. Son 2 kilómetros de arena blanca, prístina y bordeada de una bahía de aguas color turquesa, salpicada de cocoteros. Un lado de la playa tiene aguas tranquilas para hacer snorkel y tomar el sol, el otro, olas ondulantes para practicar bodysurf. Frente al mar, un par de restaurantes para saborear los pescados más frescos directamente del mar a la mesa.

CRUZAR POR EL PUENTE DE SANTA BÁRBARA A LOS CAYOS

Desde el muelle de la ciudad de Santa Bárbara, la capital de la península de Samaná, parte un puente peatonal que une los cayos de la bahía: Cayo Linares, a 90 metros de la orilla, y Cayo Vigía, a 550. Al cruzar por él se admiran las embarcaciones que atracan en la bahía, los atardeceres espectaculares…

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LOS DELFINES Y CETÁCEOS

Entre mediados de enero y mediados de marzo, son miles de ballenas jorobadas las que llegan a las tranquilas aguas de la bahía de Samaná buscando pareja, para aparearse o dar a luz a sus crías. En cualquier otra época lo que se avistan son delfines de distintas especies y otros tipos de cetáceos.

LA COCINA CRIOLLA

Por esa mezcla de culturas taína, africana e hispana, la cocina criolla de Samaná es una de las más ricas del Caribe. Su básico es lo que llaman la bandera (arroz, habichuelas y carne), aunque hay un ingrediente que no falta en sus platos, el coco, del que se usa el aceite y la leche. Tampoco los pescados y mariscos de la costa. Obligatorio probar los dos platos tradicionales: el sancocho (una especie de cocido) y el mondongo (parecido a los callos madrileños); por supuesto, la bebida local por excelencia, el ron (que aquí todo el mundo llama fría) y acabar con alguna de sus espectaculares frutas tropicales.

LA CASCADA DEL LIMÓN

Para ver cómo las aguas de la cascada del Limón caen en una piscina natural desde más de 50 metros de altura hay que hacer una excursión a pie o a caballo. El sendero tiene su acceso cerca de la localidad de El Limón, en el camino a Las Terrenas, un recorrido a través de un tupido bosque que se espesa poco antes de llegar al lugar. Tras contemplarlo no queda otra que darse un baño. En este entorno también hay recorridos en zipline (tirolina) entre los árboles.

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Las Terrenas es un destino que se presta para el surf y el body boarding. Playa Cosón, un arenal virgen a 10 minutos del pueblito pesquero; El Valle, ubicada entre dos montañas; y playa Bonita son algunas de las zonas perfectas para los que buscan olas.