Álvaro Morata y Alice Campello hace unos días, Georgina Rodríguez el pasado mes de enero, también hemos podido ver a Isabel Preysler con sus hijas Ana y Tamara o deportistas de todo tipo con sus parejas… ¿pero qué tiene este laberinto de atolones que hace que nadie se resista a viajar hasta él?
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Imagina divisar desde las alturas este increíble escenario casi irreal. Abrir los ojos y dejarse invadir por un horizonte turquesa de 360 grados. Bucear entre arrecifes de coral con centenares de peces. Degustar una langosta a pie de playa. Dar paseos en bici bajo los cocoteros. Asistir a atardeceres increíbles en los que el cielo se enciende en tonos rojizos. Fundirse con el mar desde la piscina infinita de tu propia villa. Ahora, una vez imaginado, es más fácil de comprender porque todos sueñan con viajar a Maldivas.
La verdad Pocos lugares se ajustan con tal precisión a la idea del paraíso como lo hace Maldivas, el archipiélago tropical perdido en el océano Índico, a unos 450 kilómetros al sur de la India y de Sri Lanka. Nada menos que 1190 islas diminutas repartidas en 26 atolones, que son anillos perfectos de coral con una laguna en medio y que apenas afloran dos metros por encima del mar.
Bajo su naturaleza virgen pintada con todos los matices del azul y del verde, hay unas aguas cristalinas a 27 grados que permiten nadar entre más de dos mil especies de fauna, desde peces de arrecife, mantarrayas y morenas hasta 26 tipos de tiburones, entre los que se incluye el tiburón ballena.
Hablar de Maldivas es hacerlo también de sus refugios exquisitos. Porque del millar de islas que conforman este territorio, un centenar son islas-resort, ocupadas por un único hotel. Bungalós que miran al océano, cabañas escondidas entre la vegetación o villas sobre el mar proporcionan la imagen más icónica del archipiélago. Un racimo de casitas sobre pilotes en el inmenso azul, donde el mejor bálsamo consiste en pasar las horas en una hamaca acariciados por la brisa marina.
Pero, aunque estos retiros de lujo son el paradigma de la felicidad y abandonarse al mero disfrute es, para algunos, la actividad estrella, hay mucho más que hacer en Maldivas. Lo clásico es dar de comer a rayas de dos metros de diámetro que se acercan a la orilla. O recibir una clase de yoga mirando al mar. O, para los más románticos, salir a pescar al atardecer a bordo de un tradicional dhoni (las embarcaciones típicas) mientras, copa de champán en mano, la noche acaba envolviendo este prodigio de la naturaleza.
Pero también hay actividades más desconocidas, como disfrutar de un masaje en un spa submarino, asistir a una lección de cocina maldiva, divisar las estrellas o cenar en un restaurante sumergido. Incluso es posible elevar la adrenalina haciendo desde surf hasta esquí acuático o jetlev-flyer, un propulsor que permite volar sobre el agua
Maldivas es el destino soñado para parejas, urbanitas estresados y rastreadores de paraísos perdidos que podrán hacer una excursión de casi un día completo a una isla desierta para disfrutar de absoluta intimidad. Pero también es perfecta para aquellos a quienes seduce más el contacto cultural, puesto que además de Male, la populosa capital, existen unas pocas islas pobladas, como Thulusdhoo, Hulhumale, Maafushi o Rasdhoo, en las que el viajero encontrará aldeas marineras, coloridos mercados y tiendas de artesanía. Es aquí donde podemos descubrir el espectáculo de danza y percusión conocido como bodu beru, en el que los bailarines comienzan con un lento balanceo y, a medida que sube el tempo, acaban en total frenesí.
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A Maldivas se viene a disfrutar de su océano increíble y de esos fondos en los que reside una de las mayores biodiversidades del mundo. Solo con gafas y tubo ya se puede nadar entre peces tropicales de mil colores, rayas, tortugas e incluso inofensivas crías de tiburón. Pero quienes se atrevan con el submarinismo hallarán un auténtico paraíso. En los profundos arrecifes desfilan especies de pelágicos que no pueden verse en otros lugares, así como espectaculares mantarrayas de hasta cinco metros de longitud.
MUY PRÁCTICO
El mejor momento para ir a Maldivas
Este archipiélago goza de un clima tropical, lo que se traduce en un tiempo caluroso, con temperaturas que oscilan entre los 26 y 31 ºC. El monzón, aunque varía, tiene lugar entre mayo y octubre, originando las lluvias intensas, aunque con buen tiempo. Por tanto, los mejores meses para disfrutar del sol del archipiélago son los que se corresponden con la estación seca, es decir, los que van de noviembre a abril.
¿Cómo llegar a Maldivas?
No existen vuelos directos a Maldivas desde España, por lo que la llegada al archipiélago ha de contar con al menos una escala. Qatar Airways vuela a Male, la capital, con parada en Doha, mientras que Emirates lo hace en Dubai.
¿Cómo nos movemos entre sus islas?
La forma de moverse por los cientos de islas desperdigadas que conforman la geografía de Maldivas es por mar. Para llegar a los atolones ocupados por un resort (la mayoría) el transporte ha de ser privado en lancha o hidroavión.
¿Dónde dormir?
En Maldivas , donde el alojamiento es generalmente de lujo, se cumple la máxima de una isla, un resort. Es el caso del Six Senses Kanuhura (sixsenses.com), un auténtico oasis tropical con bungalós a pie de playa y exquisitas villas sobre el mar. Por su decoración sofisticada pero bohemia y su catálogo de actividades, resulta una opción excelente para disfrutar de este destino. Otros hoteles interesantes son Naladhu Private Island (anantara.com/en/naladhu-maldives) o Niyama Private Island (niyama.com/en).
¿Qué comer en Maldivas?
Aunque Maldivas no produce prácticamente nada de lo que consume (casi todo se importa), sus dos principales productos resultan excelentes: los pescados y el coco. Por eso, muchos platos típicos se basan en estos ingredientes, como la garudiya o el kuli boakiba. Más allá de las delicias locales, aderezadas casi siempre con curry, en los resorts se puede degustar exquisita comida internacional.