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Las marismas del Odiel, un tesoro natural entre Huelva y Punta Umbría

Un flamante paseo urbano y un carril bici invitan a caminar o pedalear admirando la ría y las marismas del Odiel, que son el mayor tesoro acuático andaluz después de Doñana.


22 de marzo de 2024 - 15:34 CET
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Tenemos la gran suerte de no tener que viajar muy lejos para conocer el mayor humedal de toda Europa: Doñana. Sin embargo, no muy lejos y mucho menos conocido que este parque nacional, es el Paraje Natural de las Marismas del Odiel, el segundo humedal en importancia del litoral andaluz, situado entre las localidades de Huelva, Punta Humbría, Aljaraque y Gibraleón.

Nada menos que 7000 hectáreas de islas, canales y aguazales donde pululan más de 300 especies de aves, desde las rarísimas pagarzas hasta las habituales espátulas, las cuales se reúnen aquí en número increíble (la tercera parte de todas las que crían en el continente europeo).

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UN PASEO POR LA RÍA PARA DISFRUTAR DEL ESPECTÁCULO NATURAL

EL paseo se inicia en la ciudad de Huelva, junto al puerto, donde se encuentra el antiguo muelle-embarcadero de mineral acostado sobre el Odiel donde contemplar embobados por la tarde cómo el último sol se enreda en su telaraña metálica, duplicada por las aguas de la ría. Aunque está en el Odiel, le llaman el muelle del Tinto, porque en él descargaban los trenes de la empresa inglesa Rio Tinto Company Limited, procedentes de las famosas minas de cobre del norte de la provincia. Construido en 1876 por George Barcklay Bruce, este espectacular mecano de hierro de 1165 metros y dos plantas de altura estuvo en activo 99 años y ahora, restaurado, sigue prestando un servicio lúdico y siendo un elemento decorativo.

 

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Tras un primer kilómetro de paseo fluvial bien acondicionado con jardines, pérgolas y quioscos, continúa por la orilla de la ría un sencillo y precioso carril-bici que discurre a ratos elevado sobre las aguas y que permite acercarse, pedaleando o paseando otros tres kilómetros, hasta la llamada punta del Sebo, donde el río Odiel confluye con el río Tinto.

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Aquí se alza desde 1929 el monumento a la Fe Descubridora, un gigante encapuchado de 37 metros, obra de la estadounidense Gertrude Vanderbilt, que no representa a Colón, como mucha gente cree, sino a un monje del cercano monasterio de La Rábida. Una vez llegados a este punto toca dar la vuelta.

Si el camino se hace andando, nos lleva más o menos una hora, mientras que si elegimos la bici, poco más de 15 minutos. Pueden alquilarse con tracketea.com.

 

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EL VIAJE DE COLÓN

Más tarde, habrá que visitar, justo enfrente del monumento a la Fe Descubridora y pero en la otra orilla del río Tinto, el muelle de las Carabelas. Un parque temático donde se exhiben tres réplicas de las famosas naos que pueden verse por dentro y por fuera en una dársena de 11.500 metros cuadrados a orillas del río. Además, hay un museo donde se proyecta un audiovisual sobre el descubrimiento y se exhiben piezas de arte precolombino.

 

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EL MONASTERIO DE LA RÁBIDA

En la colina que hay detrás del muelle encontramos el monasterio de La Rábida (monasteriodelarabida.com); alrededor de sus dos pequeños claustros se cocinó la mayor aventura de la humanidad. Lo más bello del conjunto es el claustro mudéjar, con sus arcos de ladrillo macizados de geranios y la sala Vázquez Díaz.

Muy cerca, a 4 kilómetros de La Rábida, queda Palos de la Frontera, puerto de partida del primer viaje a América y «madre» de 60 de los 90 marineros que lo hicieron, incluidos los Pinzones. Allí siguen la Fontanilla, donde las naos se aprovisionaron de agua, y la casa de Martín Alonso Pinzón.

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RECORRIENDO LAS MARISMAS DEL ODIEL

Tras haber hecho el camino andando o en bici desde Huelva, nos queda por explorar la margen contraria del Odiel, donde se encuentra las excepcionales marismas.

Una forma entretenida es recorrerlas partiendo del centro de Huelva, desde el muelle de Levante, es en La Canoa, una barca de pasajeros de toda la vida que además de a las marismas llega hasta las playas de Punta Umbría. El problema es que solo funciona en el verano, hay 5 barcos al día que salen cada 2 horas, el trayecto duran unos 45 minutos y atraviesan las marismas por el canal del Burrillo.

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También se puede explorar la margen derecha del Odiel a pedales, siguiendo el carril bici que sale de la ciudad por el viejo puente Sifón. O hacerlo en coche, claro. Si se opta por la bici o el coche hay que desviarse a la izquierda nada más cruzar la ría para recorrer las marismas del Odiel por una carreterilla que va saltando de isla en isla: Calatilla, Bacuta, Saltés…. Por este camino se bordean montañas blancas de sal, nubes rosas de flamencos, el Centro de Visitantes Anastasio Senra y la playa del Espigón, que es inmensa (7 kilómetros), dentro del Paraje Natural de las Marismas del Odiel. Llega un momento en que la arena de la playa se acaba, engullida por el oleaje, pero aún se puede seguir avanzando 5,5 kilómetros sobre el Dique de Contención Príncipe Juan Carlos I, hasta el faro del Espigón. Allí ya solo quedan pescadores, alcatraces y océano.

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PUNTA UMBRÍA

El pueblo marinero de Punta Umbría cierra las marismas junto al mar situándose entre la ría y el océano Atlántico. Sus playas se encuentran entre las mejores de la provincia. Desde la más urbana y frecuentada de Punta Umbría, llena de chiringuitos; a la enorme playa de Los Enebrales, mucho más tranquila, un arenal virgen escoltado por dunas y un bosque de enebros y sabinas a sus espaldas. Los Enebrales forma parte de un paraje natural que recibe el mismo nombre y se extiende desde Punta Umbría a la playa de La Bota, un lugar de alto valor ecológico por el que dar largos paseos o recorrer en bici por pasarelas de madera.

En Punta Umbría hay que visitar la Casa Museo de los Ingleses, para conocer el legado británico tan presente en la zona; visitar la lonja, una de las más importantes de Andalucía, para descubrir la auténtica esencia marinera de esta localidad; y la torre Umbría, levantada en el siglo XVI para proteger estas costas de los piratas berberiscos.

© Barceló Punta Umbría

PARA COMER Y DORMIR

Un buen lugar para tapear en Huelva es la barra del restaurante Azabache (restauranteazabache.com), también para comer sentado gambas y coquinas, pimentadas y huevas de choco; además, excelente jamón y pescado a la plancha. Y en la Fonda de María Mandao, en la calle Vázquez López, tapas y raciones modernas servidas por un personal amabilísimo. Las estrellas son las hamburguesitas de langostinos o secreto.

Para comer en Punta Umbría con los pies en la playa, el restaurante chiringuito Camarón (chiringuitocamaron.com), con productos frescos, o UnoBeach (@unobeach), para comer mirando al mar.

A la hora de encontrar alojamiento, en la propia ciudad de Huelva el hotel Tartessos (exehotels.com) o el hotel Senator (senatorhuelvahotel.com) algo más alejado del centro. Y en Punta Umbría, el Barceló Punta Umbría (barcelo.com), a pocos metros de la playa de Calé, es un rincón perfecto para disfrutar de la playa y la naturaleza a partes iguales.