Que durante generaciones las grandes dinastías italianas –los Merloni, Pirelli, Agnelli, Barilla o Marzotto–, hayan elegido Cortina d’Ampezo como refugio para sus vacaciones invernales da idea de la exclusividad de esta estación de montaña de la región del Véneto, cerca de la frontera con Austria y conocida como “la reina de los Dolomitas”, la cordillera de los Alpes que forma parte del Patrimonio de la Unesco. Un distinguido enclave en este agreste universo de picos, glaciares, profundos valles y paredes de roca vertical con cimas que llegan a superar los 3000 metros de altura y que el célebre arquitecto Le Corbusier llegó a definir como “la más bella obra arquitectónica del mundo”.
Cortina, a dos horas en coche de los aeropuertos de Canova di Treviso y Venecia Marco Polo, no es solo la glamurosa estación favorita de la jet set italiana, uno de los 12 dominios de los Dolomitas, también tiene su propio estilo de vida, el del Ampezo. En invierno, los aficionados a la nieve practican el esquí alpino, el deporte estrella, en sus cuatro áreas: Tofane, Faloria-Cristallo, Torri-Lagazuoi y San Vito, acuden al Estadio Olímpico de Hielo y se dejan ver por sus tiendas y locales más populares o exquisitos. Desde que en 1956 se celebraron en ella los Juegos Olímpicos de Invierno y adquirió prestigio, se convirtió en un escenario privilegiado para la Dolce Vita, pero, varias décadas más tarde, sigue teniendo ese poso exclusivo. En 2026 volverá a acoger otros juegos olímpicos.
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Celebrities y vips como George Clooney o el tenista Novak Djokovic se dejan ver cada invierno por esta estación del Véneto, como lo hacían años atrás Audrey Hepburn, Sophia Loren, Peter Sellers o Frank Sinatra, atraídos no solo por el esquí, también por la gastronomía exquisita de la región italiana, su ambiente y sus hoteles de lujo. Otros, como la empresaria y exsenadora Maria Paola Merloni, heredera del imperio Merloni, tienen casa propia allí y no puede ser más feliz en estas montañas, como lo ha contado en ¡Hola!: “Siempre he respirado un aire maravilloso aquí, en Cortina. Siempre he estado enamorada de este valle, de estas montañas y de sus colores. Es como si me sintiera protegida. En cuanto paso San Vito y entro en el valle de Cortina, me siento ligera”.
EL ESQUÍ
La temporada de esquí es larga en Cortina. Son 86 pistas, 34 remontes y 120 kilómetros para deslizarse por sus montañas, pero cada zona tiene sus seguidores. En el área de esquí de Tofane se puede imitar a los grandes profesionales esquiando en las mismas pistas que fueron sede de la Copa del Mundo. Aunque solo los más atrevidos se lanzan por las más difíciles de Forcella Rossa y el Schuss de la Tofana.
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Hasta mayo suele extenderse la temporada en la zona de Faloria-Cristallo, famosa por sus impresionantes panorámicas y porque albergó el eslalon gigante de los Juegos Olímpicos. Mientras que la estrella de Torri-Lagazuoi es su pista de la Armentarola, 8,5 kilómetros en el escenario mágico de las montañas de Fanes, además de ser la puerta de entrada a excursiones en los valles vecinos, como el el Super 8 Ski Tour y el Great War Tour. Y si hablamos del área de San Vito, sus pistas descienden desde el monte Antelao, al que llaman "el Rey de los Dolomitas" por ser la montaña más alta de la región después de la Marmolada.
DECORADO DE PELÍCULA
Muchos destinos han quedado inmortalizados gracias al cine y Cortina d’Ampezzo es uno de ellos, donde sus protagonistas han dejado para siempre su huella en la nieve. La Pantera Rosa lo hizo en 1964, desde entonces, esta comedia protagonizada por el elegante David Niven y cuya banda sonora se ha consolidado como el himno de la seducción, se ha convertido en uno de los símbolos de la localidad. Pero Niven no ha sido el único, el omnipresente James Bond no podía ser menos y dejó constancia de sus hazañas en esta estación italiana en Solo para tus ojos, aunque esta vez encarnado por Roger Moore.
Ya en los 90 fue Silvester Stallone quien pasó por Cortina d’Ampezzo para rodar Máximo riesgo, una historia de alpinismo plagada de proezas sobre la roca, avalanchas y persecuciones en la nieve.
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EL AMBIENTE (DIURNO Y NOCTURNO) DE CORTINA
A la extrema belleza de su paisaje, caracterizado por altos macizos con más de 3.000 metros de altura –la Tofana, el Cristallo, la Marmolada…–, y las grandes posibilidades que ofrecen estos picos, Cortina d’Ampezzo suma el ambiente de esta localidad situada a 1.200 metros de altitud, aunque la vida nocturna es más discreta que la de sus vecinos de los Alpes franceses. En ella encontramos desde acogedoras pizzerías familiares a restaurantes de lujo o elegantes bares para tomar un cóctel. Algunos de los más solicitados son la terraza de El Caminetto, el histórico Toulà (toula.it), el bar del hotel de la Poste (delaposte.it), el restaurante de Villa Oretta (villaoretta.com), o el Tivoli (ristorantetivolicortina.it), cada uno con su inconfundible estilo y este último con estrella Michelin.
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¿Y qué pedir en ellos? La cocina de Ampezzo tiene influencias de la tradición tirolesa, por eso muchos platos típicos tienen nombres en alemán. Entre ellos los más famosos son los canederli (variación de los knödel tirolesi), una especie de ñoquis grandes de pan rallado, y los casunziei, raviolis triangulares rellenos de grelos rojos o patatas, aderezados con mantequilla y semillas de amapola, que se degustan en los refugios de madera de la montaña, donde parar entre descenso y descenso. Aunque cualquier comida debe empezar siempre con los típicos aperitivos del Véneto o ciccheti, que se toman acompañados de un Prosecco o de un Spritz.
Si hablamos de compras, en las más de 250 tiendas de Cortina se puede encontrar lo mejor de la alta moda italiana y del Made in Italy. ¿La referencia? Corso Italia, una de las calles más famosas para el shopping de las reconocidas marcas de lujo y atestada de turistas atraídos por sus escaparates, pero también por sus cafés.
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PARA DORMIR
La referencia hotelera desde hace más de un siglo en Cortina ha sido el Cristallo (cristallo.it), el primer 5 estrellas de los Dolomitas, abierto en 1901 y en proceso de renovación, que dará la bienvenida a sus huéspedes próximamente bajo la reconocida marca Mandarin Oriental. Habitaciones y suites de lujo, estancias elegantes, una experiencia gastronómica de excepción y todas las opciones para los huéspedes más exigentes sin perder su gran encanto histórico.
En el mismo centro de Cortina d'Ampezzo se encuentra el hotel De Len (hoteldelen.it), que ocupa el histórico hotel Impero. Un nuevo proyecto basado en los principios de sostenibilidad y bienestar que rinde homenaje al patrimonio de Ampezzo. El propio nombre, De Len (de madera) es una declaración de intenciones. Habitaciones de diseño contemporáneo que recuerdan la tradición alpina, un spa único con vistas a las montañas, un restaurante y un bar que cuenta las raíces del lugar…
Y EN EL ENTORNO DE CORTINA…
Y entre jornada y jornada de esquí, habrá que reservarse tiempo para descubrir otros alicientes de las montañas de los Dolomitas, como los pueblos que salpican los valles de Badia o Val di Fassa, que son primorosos y en los que todavía se habla una antigua lengua ladina, mezcla de italiano y alemán. Ahí está Alleghe, encajonado a los pies del imponente monte Civeta, el coqueto Brunico (en la imagen), y Bolzano, con un precioso casco viejo adornado de caserones góticos. Cerca de este se encuentra el lago di Braies, de aguas color verde esmeralda, y más próximo a Cortina, el lago di Sorapis, que las tiene de un azul turquesa increíble. Y conocido por ser un tramo del Giro de Italia es el paso Giau, un puerto de montaña que es el paraíso para motoristas y ciclistas y conecta la estación con Selva di Cadore y el valle Fiorentina.
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