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Lugares escondidos de la Italia más inesperada

¿Has oído hablar de Bogliasco? ¿Y de Castelmezzano? Regresa al país de la bota sin pasar por sus ciudades y piérdete por pueblos e islas que no estaban en tu radar.


28 de febrero de 2024 - 15:01 CET
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Italia acumula tanta belleza que por muchas veces que uno hay puesto un pie en ella no deja de sorprender. European Best Destinations nos da las pistas de un puñado de lugares menos trillados que son bellísimos y todavía se mantienen como un secreto por explorar.

 

BOGLIASCO

Es fácil llegar en tren (50 minutos) desde Génova a este pueblo de la región de Liguria que es todavía un gran desconocido para muchos. Y eso que es de postal, con sus edificios de colores, sus calles estrechas, un agradable paseo marítimo y el azul del Mediterráneo siempre de fondo. Posee un puñado de templos, algunos vestigios de un antiguo castillo, pequeñas playas y restos romanos, como un puente y un antiguo tramo de aquella primera carretera que conectaba por la costa todos los pueblos de Liguria, la Via Julia Augusta.

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SIRMIONE

Sobre el lago de Garda se extiende una pequeña península de 4 kilómetros en cuyo punto más estrecho se encuentra este pueblo lleno de encanto. A él se accede por un puente levadizo que conduce a la misma puerta del castillo de Sclaigero, una gran fortaleza medieval muy bien conservada. Las bonitas vistas al lago, su animado centro, su centro termal y las cuevas de Catulo, de época romana, son algunos de los imprescindibles de este lugar a una hora en coche del aeropuerto de Milán-Bérgamo (2 horas en tren).

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BURANO

A pocos minutos de la monumental Venecia surgen un puñado de islas más serenas y tranquilas. Burano es, como la más conocida de Murano, bucólica, con sus casitas de colores asomadas a los canales y un encanto casi rural que pone el contrapunto a la opulencia palaciega de la Serenissima. Unos 45 minutos tarda el vaporetto en llegar a ella y luego un par de horas hay que dedicar a recorrerla. En el paseo llama la atención la casa de Bepi Suàe, el campanario inclinado de la iglesia, que asoma por encima de sus tejados, y sus encajes de hilo, que se realizan todavía a mano de modo tradicional. No hay que marcharse de ella sin probar su famoso risotto de gò (su plato de pescado más famoso), la típica bussolà y compra las esse (galletas típicas).

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VERNAZZA

Para muchos, Vernazza es el más bonito de las Cinque Terre, por su paisaje, su ensenada natural y también porque el que fue en otro tiempo el más próspero conserva en las empinadas callejuelas de su casco histórico, loggias y soportales, mansiones y torreones y hasta un castillo, el de los Doria, que defendía a sus gentes del peligro sarraceno. Si visitar la torre medieval de Belforte permite admirar una bonita panorámica, en verano resulta un placer bañarse en alguna de sus dos playas.

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BAGNOREGIO

Cruzar el larguísimo puente suspendido a 70 metros de altura que da a este hermoso pueblo ubicado sobre una colina es como hacer un viaje en el tiempo. Un descubrimiento en la región del Lazio que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad y queda a solo una hora y media desde Roma. Dentro de su ciudadela medieval, previo pago de una entrada, estrechas callejuelas, edificios de piedra con balcones floridos, rincones, capillas, palacios renacentistas, trattorias para dar buena cuenta de su gastronomía y unas vistas sobre el valle con las que recrearse.

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ALBEROBELLO

Cada pueblo tiene su particularidad y Alberobello, en la región sureña de Puglia, el ‘tacón de la bota’, es famoso por sus trullos, unas sencillas construcciones cilíndricas coronadas por techos cónicos completamente de piedra y que son testimonio de la tradición y el ingenio. Su inusual estructura los ha llevado a ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Caminar por sus calles es dejarse cautivar por su encanto, que parece salido de un cuento.

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CASTELMEZZANO

En la lista de los Pueblos más bellos de Italia, es fácil caer rendido a este pueblo medieval con sus casas encajadas en la roca y escaleras empinadas entre sus callejones que tiene como telón de fondo los Dolomitas lucanos. La piazza Caizzo ocupa en el corazón de la localidad, en la región de Basilicata, en la que sobresale la fachada románica de la iglesia de Santa Maria dell’Olmo.

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PORTOVENERE

A solo una hora en coche de Portofino y a media hora más en coche del aeropuerto de Génova, el antiguo Portus Veneris es uno de los destinos secretos mejor guardados de Italia. Otro de los preciosos pueblos medievales de Cinque Terre –Patrimonio de la Humanidad de la Unesco– que tiene como principal lugar de interés su iglesia gótica de San Pedro, construida sobre el  mismo promontorio en el que, en época romana, se levantaba otro templo dedicado a la diosa Venus. De abril a octubre, desde el puerto parte un ferri que une los pueblos de la Riviera de Liguria ofreciendo a lo largo del recorrido unas impresionantes vistas de la escarpada costa.

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POSITANO

“Positano te marca. Es un lugar de ensueño que no parece real mientras se está allí, pero que se hace real en la nostalgia cuando te has ido”. Así describía el novelista norteamericano John Steinbeck en 1953 este exquisito pueblo de la Costa Amalfitana declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que conserva, décadas después, la esencia del Mediterráneo más glamuroso. Al encanto de su ubicación, encaramado en el acantilado, con calles empinadas con escalinatas empedradas y sombreadas por higueras, suma hoy sus mansiones y hoteles de lujo que ocupan las antiguas casas de pescadores.

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ISOLA BELLA

Italia tiene cientos de lagos, especialmente en las regiones de Lombardía y Piamonte. Si en la primera el lago de Como acapara toda la atención, el Maggiore es el que se lleva la palma en la segunda. Sobre él reposa Isola Bella, una de las islas más bellas y pequeñas del país, propiedad de la familia de Beatrice Borromeo, la esposa de Pierre Casiraghi. Apenas un centenar de vecinos viven en este diminuto territorio adornado por los bellísimos jardines del palacio Borromeo, que se puede visitar. Un ferri acerca a la isla desde la cercana ciudad de Stresa, a una hora en tren desde Milán.