Encontrar lo inesperado. Ese es el sueño que alberga, cada vez que llega una nueva campaña de excavaciones, Juan Luis Arsuaga. Y ese es también el espíritu con el que nos aventuramos, de su mano, en un viaje a través del tiempo, desde el modernísimo Museo de la Evolución Humana (MEH) hasta las dolinas y las simas de Atapuerca, donde cada año no dejan de surgir noticias sobre los orígenes del hombre.
Del pasado al futuro o del futuro al pasado, a gusto del consumidor. Aunque quizás, dice Arsuaga, convendría amueblar un poco la cabeza en el museo antes de acercarse a la Trinchera del Ferrocarril, donde se sitúan las excavaciones. Comprender hasta qué punto la ciencia y el misterio se dan la mano en un lugar como este. Así que el Burgos más cosmopolita, el que sirve de pórtico para descubrir los encantos de una ciudad estilosa y patrimonial, nos recibe a las puertas del Museo de la Evolución Humana.
La última de las criaturas en llegar al museo es un joven mamut de Siberia
Con Arsuaga paseamos por el MEH siempre con la boca abierta. El propio espacio de “arquitectura transparente”, tal como lo concibió el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, es uno de los mayores atractivos de este centro, inundado de luz y en diálogo constante con la ciudad. Un universo en el que las estrellas son los fósiles, las más de 200 piezas originales halladas en las excavaciones de la sierra, entre ellas los restos del Homo antecessor, con 850.000 años de antigüedad. Piezas alrededor de las cuales se despliega toda la magia de un museo que explica la evolución humana como nunca antes se había hecho. La pelvis de Elvis, el hacha de mano Excalibur o el cráneo de Miguelón, el “más completo del mundo” en su género, correspondiente a un Homo heidelbergensis que vivió hace 400.000 años, son algunas de las piezas imprescindibles.
En torno a ellas, los visitantes se asombran en la galería de los homínidos, donde un poco más adelante nos encontramos a Miguelón “de carne y hueso”, en una reconstrucción científica impactante. O metiéndose en el interior de un cerebro, con sus infinitas conexiones. O admirando las proporciones de la sección del bergantín HMS Beagle, que fue el que llevó a Charles Darwin a las Galápagos. El último en incorporarse a la galería de criaturas ha sido un mamut, un individuo joven, de seis metros de largo por 3,5 de altura, que fue encontrado en Siberia, y que cuenta sus años entre los 40.000 y los 50.000.
En el museo se exponen recreaciones de cuerpo entero de nuestras especies antepasadas más representativas
Todo lo aprendido en el MEH podemos ahora bajarlo a continuación al terreno. A solo 15 kilómetros está el CAYAC, el centro de acceso a Atapuerca. Desde aquí nos acercamos a esa verdadera trinchera que son los yacimientos. Junto a José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, Juan Luis Arsuaga es codirector de estas excavaciones, en un enclave que la Unesco reconoció como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Cortes de excavación que tienen nombres ya míticos: la Galería, la Sima del Elefante, la Gran Dolina. Son 20 nuevos centímetros hacia abajo cada año, que continúan en busca de “lo inesperado”. En época de excavaciones (entre junio y julio), la visita transcurre por los miradores; fuera de ella, cada espacio se aborda a pie de obra. Eso sí, con casco.
La visita a la trinchera es la que está abierta al público, pero alrededor de ella hay unos cuantos enclaves más que ya forman parte del lenguaje de arqueólogos de todo el mundo. La Cueva del Mirador, la Cueva Mayor, la Galería de las Estatuas, la Sala de los Cíclopes o Fuente Mudarra, un asentamiento a orillas del río Pico. Para bajar a la “oficina” del experto en la Sima de los Huesos, donde seguramente se acumula “el mayor número de fósiles de la historia”, hay que hacerlo a través de una escala de espeleólogo: cada travesaño pueden ser cientos, miles de años.
En la sima de los huesos se acumula el mayor número de fósiles de la historia
El aprendizaje al lado de Juan Luis Arsuaga seguirá después compartiendo mesa con él en lo último de la gastronomía de Burgos: el restaurante Cobo Estratos, donde la nueva cocina y los productos de la tierra se combinan en su menú de la evolución. Por supuesto, acompañado de esos vinos de la Ribera del Duero que tienen por estos pagos algunas de sus más altas líneas de diseño. Más experiencias, si caben, en un impresionante viaje a los orígenes de la humanidad.
El apunte experto
››El circuito de visitas al Museo de la Evolución Humana y a las excavaciones se completa con el Centro de Arqueología Experimental de Atapuerca (CAREX).
››A nueve kilómetros se encuentra la reserva Paleolítico Vivo, que recrea, con caballos, bisontes y otras especies, el espacio natural del Paleolítico, mediante un safari a pie o en todoterreno (paleoliticovivo.org).
La visita al yacimiento y al museo se complementa con el centro de arqueología experimental
››A media hora del yacimiento se localiza la bellísima villa ducal de Lerma.
››En Burgos nadie se puede perder una visita a su maravillosa catedral gótica.
››Ni un recorrido por la ciudad, por los alrededores del paseo del Espolón.
Guía de viaje
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