El lunes de Carnaval, en Santa Cruz de La Palma, todo aparece inundado de un manto blanco. No es nieve, claro, en esta isla canaria resultaría raro, sino una lluvia de polvos de talco con los que los palmeros celebran una fiesta que gira en torno a aquellos vecinos que un día emigraron a Cuba y regresaron a su tierra natal con nuevas ínfulas y aires de grandeza. La nube de polvo llega hasta el tercer piso de las casas de la calle Real. Abajo, sobre el adoquinado, una marea de 80.000 personas vestidas de época disfruta del ambiente.
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Todo en Santa Cruz recrea estos días los lazos que unen a la Perla del Caribe y La Palma: la música de guarachas y guajiras y otros sones caribeños, la gastronomía –con sus típicas sopas de miel, los buñuelos y, por supuesto, el ron de caña–, el tabaco, la vestimenta… Y hasta la Negra Tomasa, la gran animadora de esta fiesta por la que desfilarán desde el cónsul de Cuba hasta los indianos con el sombrero panamá bajo el brazo.
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La casa de La Negra Tomasa en la calle San José es uno de los puntos de encuentro de los indianos, en cuyo patio se agolpan miles de palmeros para verla salir. En su camino hacia el puerto se abre paso entre las multitudes, al que llega para subirse a un barco y dar un paso por la costa. Luego, por la calle Real, llegará hasta la Plaza de España, donde diferentes agrupaciones amenizan la espera con música cubana.
En el Día de los Indianos de La Palma, la vestimenta es protagonista importante. Los hombres llevan guayaberas, pantalones blancos y trajes blancos de lino, las mujeres, vestidos de época y sombrillas con encajes que son diseños exclusivos y rememoran la opulencia de esa clase social acomodada que regresó del otro lado del mundo cargada de oro y alhajas y disfrutaba luciendo sus riquezas. Gracias a los cursos de costura puestos en marcha por el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, la vestimenta es fiel a la realidad de aquellos días, para lo que se consulta incluso con historiadores. Según su responsable Raquel de Paz, “aquí no nos disfrazamos, realmente nos vestimos para los Indianos”.
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El reto cada año es sorprender con los diseños, los zapatos se forran a juego con la ropa, se confeccionan pamelas, tocados o sombreros originales y, por supuesto, se llevan las joyas, leontinas y todo el lujo que se pueda mostrar, “como los puros habanos, muy típicos”, añade. Reflejo de esta riqueza son también los billetes con los que se completa el atuendo, que sobresalen de la maleta, de los bolsillos y hasta de los sombreros.
CALENDARIO DE LA FIESTA
El Carnaval de Santa Cruz de La Palma, que el periódico británico The Guardian ha llegado a situar entre los 10 primeros de Europa y consigue triplicar la población de la isla, arranca la tarde del domingo de Carnaval con Los Indianitos, el encuentro pensado para los más pequeños. El lunes, las familias se reúnen en sus casas para vestirse a primerísima hora, ya que los grupos musicales se dan cita desde las 9 de la mañana en torno a La Alameda, la plaza de Santo Domingo y la plaza de España. A las 12 de la mañana tendrá lugar la escenificación de La Espera, parodia del recibimiento al indiano que se realiza a continuación en el atrio del ayuntamiento. La marea de indianos vestidos de colores claros se extenderá después por las principales calles de la ciudad bailando al son de ritmos como guajiras, guarachas o guaguancós.
El punto culminante de la fiesta tiene lugar en torno al mediodía, con la llegada de la Negra Tomasa y su baile desenfadado a la plaza de España, quien será recibida por miles de indianos exultantes. Entonces, las autoridades proceden al descubrimiento de la placa que rebautiza por un día este espacio como plaza de La Habana.
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A primera hora de la tarde, en la avenida de los Indianos, será el momento del reparto de 5000 polvos de talco, que los participantes se tirarán entre sí, empolvándose de arriba abajo en recuerdo de una secreta secta cubana del siglo XIX, el Ñañiguismo. Durante unas horas, la isla Bonita pasará a ser la isla blanca.
Hasta la madrugada del martes, Santa Cruz es una continua fiesta animada con las actuaciones de diferentes grupos en la plaza de La Alameda y en el Recinto Central del Carnaval. La Palma por unos días es Cuba y así permanecerá en su recuerdo hasta el próximo año.
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