No es fácil poner orden entre tanto encanto. Málaga ha cambiado en dos décadas mucho más que ninguna otra ciudad española. Se ha convertido, por lo pronto, en una de las grandes mecas del arte moderno internacional, en destino de grandes startups, en taller de actores y cineastas y en escaparate de algunas de las tiendas de diseño más reconocidas del mundo.
Empecemos por el principio, alimentemos el alma y el espíritu en sus museos de pintura. En Málaga nació Pablo Picasso y su casa museo abre las puertas en la soleada plaza de la Merced, corazón de la ciudad histórica. Muy cerca de allí se halla el palacio de Buenavista, donde los herederos de uno de los mayores genios del siglo pasado depositaron parte de su extraordinaria colección, de una modernidad absoluta. El Museo Picasso Málaga, además, está este año de celebración, al cumplirse el 50 aniversario del fallecimiento del artista. No conviene perderse, por tanto, la exposición temporal titulada El eco de Picasso, que se puede ver hasta abril de 2024. Paseando por ella se descubre hasta qué punto el maestro influyó en el arte que llegó después.
Hay una Málaga que no conviene dejar de visitar: la ciudad desde las alturas de la alcazaba y el castillo de Gibralfaro
¿Hay vida en Málaga después de Picasso? Sí, sin duda. La capital de la Costa del Sol está salpicada de museos de visita obligada. En Muelle Uno, frente al puerto, abre el Centre Pompidou, con obras maestras traídas de la institución parisina. En el bullicioso barrio de San Juan, el Museo Carmen Thyssen, con una de las colecciones de pintura española más valiosas del país. Y aún habría que buscar tiempo para conocer el Palacio de la Aduana, sede del Museo de Málaga, o el Centro de Arte Contemporáneo, en el antiguo matadero, a orillas del río Guadalmedina.
No solo de arte vive el hombre. Málaga es, sobre todo, una ancha, encantadora y animada calle conocida como Larios que une la plaza de la Marina con la de la Constitución, es decir, las orillas de su bahía con las venas de sus barrios viejos. Prototipo de la calle burguesa del siglo xix, Larios se extiende a la sombra de “la Manquita”, que es el apodo con el que los malagueños conocen a su catedral, una joya renacentista.
La colección de pintura española del museo Carmen Thyssen es una de las más valiosas del país
Pasear esta madeja interminable de calles es apropiarse del alma de la ciudad y valorar hasta qué punto ha cambiado. En ellas se citan las tiendas de lujo, modernidad y diseño más exclusivas, algunos restaurantes de los que no querrás salir y hoteles llenos de encanto que han convertido sus terrazas, por cierto, en el epicentro de los grandes saraos nocturnos. La ciudad ha peatonalizado su centro comercial e histórico, desde el paseo de la Alameda hasta la serpenteante calle Granada, que termina en la plaza donde nació Picasso. Y esa suerte de ciudad lenta, andariega y chispeante encuentra en las terrazas de las viejas tabernas y las cafeterías de diseño el particular modo que Andalucía tiene de mostrarse en la calle.
Faltan dos Málagas que no conviene dejar de visitar: la ciudad vista desde las alturas –que comienza en la calle Alcazabilla, al lado del teatro romano, y trepa por la alcazaba y el castillo de Gibralfaro– y el paseo por las playas de La Malagueta, Pedregalejo y El Palo, donde, a mediodía o a la caída de la tarde, hay que pedir mesa en sus chiringuitos para degustar los famosos espetos de sardinas. Algo importante: cualquier malagueño le dirá que el espeto es el palo que sostiene la sardina que se brasea en una barcaza marinera. Y algo más: las mejores son aquellas que se degustan en los meses sin erre.
El apunte experto
››El Museo Picasso Málaga está lleno de obras maestras, pero en la primera planta se exhiben sus obras más antiguas, algunas de ellas realizadas en su ciudad natal.
››El pasaje de Chinitas y aledaños son callejones de extraordinario tipismo y eco lorquiano atestados hoy de barecitos donde sirven un delicioso pescaíto frito.
››La capital malagueña es una ciudad fundada por los fenicios, una de las más antiguas del Occidente mediterráneo, y las salas de arqueología del Palacio de la Aduana, sede del Museo de Málaga, dan prueba de ello.
››Entre los encantadores negocios de proximidad del Museo Carmen Thyssen está la librería Mapas & Compañía, especializada en viajes.
››Bajo la arquitectura industrial del XIX del Mercado de Atarazanas, el espectáculo de sus puestos de pescado y los bares que abren sus cocinas hasta la tarde.
Otro paseo imprescindible por Málaga debe llevar a las playas de la malagueta, pedralejo y el palo
Guía de viaje
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