Valencia ya ha empezado a escribir este 2024 una página en el Green Book de las capitales verdes europeas. La primera del Mediterráneo con esta distinción y la segunda de España, tras Vitoria, lleva años apostando porque sea este el color de la ciudad y eso se ha traducido en más de 200 kilómetros de carriles bici, el parque lineal más largo de Europa (el Jardín del Turia) y esa conexión entre patrimonio monumental con dos parques naturales (la Albufera y el Turia), playas, mar y una fértil huerta que es la despensa del mundo.
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La capital valenciana quiere ser una ciudad para disfrute de los valencianos y de los visitantes, y proyectos como la conversión del río Turia en un eje verde que la recorre de oeste a este le han cambiado la cara. También la recuperación del espacio público para los viandantes –se acaban de peatonalizar cuatro de sus grandes y céntricas plazas–, la creación de nuevas rutas verdes o lo puesta en valor de sus mercados, a los que se van a sumar nuevos proyectos de futuro, como pasar de 7 a 10 metros cuadrados de zonas verdes por habitantes, el nuevo canal de acceso a la ciudad subterráneo que soterrará las vías de tren y las sustituirá por un gran bulevar verde, el futuro Parque de Desembocadura, que prolongará el Jardín del Turia para conectarlo con el Mediterráneo, o el reto de que la Albufera sea declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco.
En Valencia es fácil pasar del asfalto a la naturaleza y las cuatro nuevas rutas verdes (tres más una que resume las otras), diseñadas por la Capitalidad, abarcan toda la ciudad:
RUTA POR EL RÍO VERDE
De oeste a este, el Jardín del Turia es un eje vertebrador saludable de nueve kilómetros salpicado de áreas para practicar deportes, pasear, hacer pícnic y disfrutar de la vegetación, las ardillas o las más de 70 variedades de aves que viven en él. Un oasis urbano y climático que tras la visita al Bioparc arranca en el Parque de Cabecera, con un gran lago central, y acaba en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Durante el paseo se ven esculturas al aire libre a la altura del puente de la Trinidad, la estación de metro diseñada por Santiago Calatrava, el puente de las Flores, el edificio del Palau, enormes escudos florales o el Parque Gulliver, una escultura gigante con grandes toboganes para divertirse.
RUTA POR EL CENTRO HISTÓRICO
Partiendo de la moderna Estación del Norte, esta ruta recorre uno de los centros históricos más grandes de Europa, atravesando edificios rehabilitados y plazas y calles peatonalizadas, empezando por la del Ayuntamiento. El recorrido a pie pasa por el Mercado Central y, enfrente, la Lonja de la Seda, en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Tras la catedral y la torre del Miguelete, abiertas a la plaza de la Reina, la ruta sigue hacia el Centro de Arte Hortensia Herrero –el último de los museos en abrir sus puertas, un palacio del siglo XVII con la colección privada de arte contemporáneo de la mecenas y mujer de Juan Roig–. La plaza de la Virgen acerca al final del paseo en Torres de Serranos, una de las dos puertas que quedan en pie de la antigua muralla que protegía la ciudad.
RUTA POR LA DESPENSA DE LA CIUDAD
En bicicleta o en las líneas 24 y 25 de autobús se llega desde el centro de la ciudad de forma sostenible hasta el Parque Natural de la Albufera, el lugar que vio nacer la paella y punto de partida de esta ruta que arranca con una inmersión en el espacio protegido en el centro de interpretación Racó d l’Olla. Tras la franja boscosa que separa la laguna del mar conocida como Devesa de El Saler, un poco más adelante aguarda el embarcadero de la Gola de Pujol, mirador e inicio de paseos en albuferenc (la barca tradicional de El Palmar) por el lago de agua dulce más grande de España.
El paisaje de arrozales deja paso a otros cultivos autóctonos en dirección a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Un carril bici conecta la obra de Calatrava con la moderna Marina de Valencia y las playas urbanas del Cabanyal y la Malvarrosa, unidas a Joaquín Sorolla y a Blasco Ibáñez. La ruta concluye en la Vía Xurra, una antigua línea férrea recuperada y transformada en un camino entre naranjos y hortalizas que recorre la huerta valenciana. Parar en alguna de las alquerías para disfrutar de la gastronomía local o degustar la horchata, la bebida local elaborada con chufa cultivada aquí, son la mejor despedida al recorrido.
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IMPRESCINDIBLES PARA UN VIAJE SOSTENIBLE A VALENCIA
- Recorrer en bicicleta el Jardín del Turia, uno de los mayores parques urbanos de Europa
- Probar un menú con productos de la huerta valenciana
- Ver el atardecer desde el lago del Parque Natural de la Albufera
- Saciar la sed de las fuentes de agua filtrada repartidas por la ciudad
- Beber horchata, elaborada con chufas cultivadas por agricultores valencianos
- Degustar una auténtica paella valenciana
- Apuntarte a alguna actividad náutica sin motor en las playas o la Marina
- Contemplar los árboles monumentales de la ciudad
- Disfrutar de al menos uno de los patrimonios Unesco de la ciudad, como el Tribunal de las Aguas, las Fallas, la Lonja de la Seda, la dieta mediterránea o el toque manual de las campanas
- Comprar souvenirs hechos por diseñadores valencianos