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© Francisco MartínHay quien dice que el Valle del Silencio se llama así porque es como se quedan los viajeros que llegan a él por la sinuosa carretera que lo comunica con el resto del mundo: mudos. No se sabe si por la impresión de tanta curva o por la enormidad de un paisaje que empequeñece a quien lo contempla.
Otros dicen que el nombre se debe a las estrictas normas impuestas por las pequeñas comunidades de monjes que merodearon por estos lares entre los siglos VIII y X y que encontraron aquí el lugar que buscaban, además de cuevas donde guarecerse.
Viajar por el angosto valle por el que serpentea el río Oza nos conduce hasta estos rincones tan apartados del mundo, que el turismo se ha olvidado de ellos, y se hace entre unas montañas que ya los celtas consideraban sagradas.
© Cordon PressPONFERRADA: EL INICIO DE LA RUTA
Este viaje arranca en Ponferrada y recorre a contracorriente el valle por el que baja el río Oza. Antes de comenzarlo no está de más hacer un alto en esta localidad y visitar lugares como el castillo y pasear por la calle del Reloj, con la única puerta que perdura de la muralla y que comunica con la basílica de la Encina. También hay que visitar sus numerosos museos: el del Bierzo, ubicado en la antigua cárcel; el de la Radio «Luis del Olmo»; el del Ferrocarril y el Museo de la Energía.
Por los servicios que ofrece y si se va a pasar un fin de semana, lo mejor será establecer esta localidad como campamento base. En ella hay buenos alojamientos, como el hotel Temple Ponferrada (hoteltempleponferrada.com) o el AC Ponferrada (marriott.com), ambos en el centro y bien comunicados.
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© Francisco MartínPOR EL VALLE DEL SILENCIO
Una vez saboreado Ponferrada comenzamos la ruta por el valle del Silencio. Para ello es necesario tomar la carretera que enfila hacia San Clemente de Valdueza, Montes de Valdueza y Peñalba de Santiago. A medida que se remontan las curvas y el valle se cierra en medio de una densa y fresca masa forestal se entiende mejor por qué este lugar fue el elegido por aquella legión de ermitaños que tenían tantas ganas de dejar atrás los ajetreos del mundo.
Unos kilómetros antes de alcanzar Peñalba, surge el desvío hasta Montes de Valdueza, población de aires rústicos y auténticos. Junto a inmensos bosques de castaños y a los pies del pueblo queda el monasterio de San Pedro, cuyos orígenes se rastrean en la fundación llevada a cabo por san Fructuoso en el siglo VII.
Hay que regresar al último desvío y continuar la ascensión hacia Peñalba de Santiago, que muestra una magnífica estampa de pueblo anclado en el tiempo. Sus callejas laberínticas, formadas por una pequeña legión de casas de techos de pizarra, arropan a la joya del valle, el templo mozárabe de Santiago de Peñalba.
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© Francisco MartínPara volver hacia Ponferrada, lo mejor es tomar la pista asfaltada que, desde la entrada de Peñalba, asciende en zigzag hasta la cresta divisoria de las montañas que cercan la población. Una vez arriba, la carretera de la derecha lleva hasta las laderas sobre las que se extendía la fallida estación de esquí de El Morredero, con unas vistas y atardeceres memorables.
La carretera de la izquierda acerca hasta Ponferrada, con un par de paradas imprescindibles. Una es la que lleva hasta el tejo milenario de San Cristóbal de Valdueza; la otra, a Manzanedo. Desde esta localidad arranca un sencillo paseo que permite sumergirse en uno de los castañares más bellos del Bierzo (se alcanza tomando el sendero de cuatro kilómetros que parte de esta localidad). En su interior perviven los restos de la abandonada iglesia de San Pedro de Villarino y la ermita de Santa María de Escayos.
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© @munarestaurantePARA DISFRUTAR DE LA GASTRONOMÍA BERCIANA
Un viaje por tierras de León nos invita a disfrutar de su excelente gastronomía y en Ponferrada buenas recomendaciones son: Mu.Na (restaurantemuna.com), con una estrella Michelin. Se encuentra frente al castillo de los templarios y su cocina tradicional actualizada, con productos de temporada, le han hecho merecedor de esta distinción. Para probar un buen botillo, producto estrella de la cocina berciana, está La casa del botillo (lacasadelbotillo.com), ubicado en un espacio natural con jardín.
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