Adelantándose a cualquier capital europea, el Madrid del siglo XVI presumía de contar con el primer bulevar arbolado para recreo de todos los ciudadanos, y no solo los pudientes. Con esta vocación de salón abierto a cualquiera nacía en tiempos de Felipe II el paseo del Prado, hoy un céntrico eje entre la plaza de Cibeles y Atocha que, entonces, quedaba a las afueras. Tanto que en el ahora vecino parque del Retiro , mucho antes de convertirse en el magnífico jardín que disfrutan por igual madrileños y foráneos, los reyes cazaban por sus dehesas.
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Los aledaños de uno y otro –el paseo del Prado y el Retiro– integran el Paisaje de la Luz, cerca de 200 hectáreas que la Unesco bendijo en 2021 como Patrimonio de la Humanidad gracias a la rara utopía de haber ido reuniendo en cinco siglos naturaleza, cultura y ciencia en un entorno rabiosamente urbano. No es, pues, un monumento lo que se distinguió, sino un ‘Paisaje Cultural’ con centenar y medio de ellos salpicando cada lado de esta arteria de verdor que transitaron los coetáneos de Cervantes, Lope o Quevedo, al igual que siguen haciendo los madrileños en su día a día.
En el Retiro, mucho antes de convertirse en el magnífico jardín que es, los reyes cazaban por sus dehesas
Para Marta Rivera de la Cruz, delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, “se trata de un conjunto urbano completamente en uso y constante evolución donde, si cada museo, palacete o jardín tiene importancia, tal concentración, en poco más de un kilómetro de longitud, lo hace único en el mundo”.
Como apunta Elena Hernando, directora de Patrimonio Cultural de la ciudad, “el concepto ‘Paisaje Cultural’ se entiende mejor con el nombre técnico de lo inscrito por la Unesco: El Paseo del Prado y el Buen Retiro, Paisaje de las Artes y las Ciencias”. El otro, más fácil de comunicar, hace referencia a la luz y los famosos cielos de Madrid, pero, al mismo tiempo, a los avances científicos que propició la Ilustración o Siglo de las Luces, cuando, a partir del xviii, con Carlos III, fueron alzándose por el hoy Paisaje de la Luz instituciones de la talla del Colegio de Médicos o el Observatorio Astronómico, una maravilla de visitar, al igual que el Museo de Antropología, con exposiciones muy interesantes, o, sin ir más lejos, el Gabinete de Historia Natural, convertido luego en el Museo del Prado. “O el Jardín Botánico –añade Rivera de la Cruz–, para mí, el secreto mejor guardado del Paisaje de la Luz”.
Antes de salir a explorarlo, estas dos mujeres responsables de la cultura madrileña recomiendan un alto en su Centro de Interpretación, de acceso gratuito en el Palacio de Cibeles, sede del ayuntamiento. A través de sus paneles informativos y una maqueta en movimiento se entiende el origen y la evolución de este paseo universal que sirvió de modelo no solo a ciudades españolas, sino también de México, Perú o Cuba. Ambas coinciden a su vez en destacar las panorámicas del Paisaje de la Luz desde lo alto del propio ayuntamiento y la azotea del Círculo de Bellas Artes , así como desde el mirador del recién restaurado Monumento a Alfonso XII, ante el estanque principal del Retiro y, en breve, accesible durante el programa de visitas Pasea Madrid.
Este paseo universal sirvió de modelo no solo a ciudades españolas, sino también de México, Perú o Cuba
De quedarse con una estampa, Elena Hernando se decanta por las transparencias del Palacio de Cristal admiradas desde el lado opuesto de su lago, entre el bullicio constante del Retiro y los rojizos de sus árboles en otoño. Por su parte, Marta Rivera de la Cruz no duda en sugerir “avanzar desde Cibeles por el paseo del Prado no por las aceras laterales, sino por el centro del bulevar, con sus fuentes monumentales y esa sensación de bosque que te dan los árboles mientras caminas hacia el Thyssen o el Prado”. Sobre este último confiesa: “Siempre que entro, aunque vaya a ver otra cosa, me detengo ante El jardín de las delicias, de El Bosco. También me gustan muchísimo Los fusilamientos de Goya, con todo lo que significan, y sé que mencionar Las meninas está muy manido, pero cada vez que las veo entiendo por qué a Velázquez le decían “el pintor del aire”.
Entre los 150 monumentos y edificios singulares del Paisaje de la Luz afloran más de medio centenar de bienes de interés cultural y otras tantas instituciones, algunas vinculadas a la economía y la política, como el Banco de España, el Congreso o la Bolsa, visitables en ocasiones. Inevitablemente, pesos pesados como el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen acaparan más protagonismo, aunque cerca aguardan salas de exposiciones tan rompedoras como el CaixaForum o la Serrería Belga, en un edificio industrial de principios del xx consagrado a la creatividad, amén de tesoros más secretos «como el Museo de Artes Decorativas, que también trabaja mucho el tema del diseño», destaca Elena Hernando, o, tomen nota las familias de la recomendación de Marta Rivera de la Cruz: «El Museo Naval, gratuito, aunque se puede colaborar con una donación, y muy divertido para los niños».
El apunte experto
- El Centro de Interpretación del Paisaje de la Luz, de acceso libre en el edificio del ayuntamiento, organiza visitas gratis para familias y talleres infantiles.›
- Los recorridos guiados de Pasea Madrid (paseamadrid.reservaspatrimonio.es), Open House (openhousemadrid.org) o el Colegio de Arquitectos permiten conocer a fondo muchos escenarios del Paisaje de la Luz.›
- En la app Paisaje de la Luz, el escritor Javier Sierra enlaza jugosas historias de sus monumentos.
- La tarjeta Paseo del Arte permite acceder con descuento a los museos del Prado, Reina Sofía y Thyssen.
- Escenario para todo tipo de celebraciones –de las victorias del Real Madrid y el Atlético a la fiesta del Orgullo–, el paseo del Prado se libera de coches cada domingo por la mañana
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